Bancos de germoplasma: con la misión de conservar variedades de cultivo para la posteridad
Desde hace más de cincuenta años, en la sede del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Balcarce, existe como sustento al programa de mejoramiento de papa, el Banco Activo de Germoplasma, en donde tiene registros de especies silvestres y cultivadas de papa. «El banco se dedica a la investigación, conservación y distribución del material biológico. El objetivo principal es de disponer de variabilidad genética en cantidad y calidad suficiente para enfrentar las necesidades de germoplasma, tanto actuales y futuras», explicó a El Diario la curadora del Banco Activo de Germoplasma de la EEA Balcarce, Ariana Digilio.
INICIOS DEL BANCO ACTIVO
«En 1970 Argentina firma un convenio con el gobierno alemán para el intercambio científico técnico. Muchos investigadores alemanes vinieron a la Estación Experimental Agropecuaria de Balcarce para favorecer el desarrollo del cultivo de la papa, pionero en la región. No solo al cultivo de la papa, sino también a las variedades de productos que se podían cultivar en la región. El proceso fue generando cierto virtuosismo hasta que se generara, con el apoyo de estos científicos, el Banco de germoplasma», sostuvo Digilio.
El primer curador del banco de germoplasma fue armando Armando Katsuo Okada, quien llevó adelante muchos viajes de colecta y protección, principalmente en las regiones del norte y noreste de nuestro país. Años más tarde Andrea Clausen continuaría con su trabajo hasta 2012, año en que Ariana Digilio asumió como curadora del banco acompañada por su equipo de investigadores: Marcelo Atencio, Abel Stábile, y Estefanía Forte.
RED DE RECURSOS GENÉTICOS
El Banco Activo de la Experimental de Balcarce forma parte de la Red de Recursos Genéticos del INTA. La misma nuclea a cuatro sub redes, una es la sub red de Recursos Microbianos, otra es la sub red de Recursos Genéticos, la sub red de Recursos Forestales y por último la red de Recursos Filogenéticos. De esta última forma parte el Banco Activo de Balcarce. «En Balcarce se conservan papas silvestres, que crecen en nuestro territorio, y de variedades locales, que son las variedades de papa de color morado. Este tipo de papa no ha sido desarrollada por un programa científico de mejoramiento genético, sino por agricultores a lo largo del tiempo», explicó la investigadora.
En la Experimental de Balcarce no solo se trabaja en la conservación, sino también en la selección, la restitución y la distribución de variedades de papa. En total en el país, la sub red de Recursos Filogenéticos de INTA tiene 20 bancos activos, un banco base y un jardín botánico. «La diferencia entre los bancos activos y el banco base es que los primeros conservan germoplasma a corto y mediano plazo, en cambio el banco base lo hace a largo plazo. Estos últimos conservan las colecciones de semillas de los bancos activos. Nosotros enviamos un duplicado de nuestras colecciones como resguardo al banco base, para que las conserven por mayor tiempo».
PROTECCIÓN Y COLECTA
Digilio explicó que las actividades fundamentales del banco son la protección y la colecta. «La protección consiste en ir a determinada área y empezar a buscar los sitios en donde haya presencia de especies silvestres de papas, una vez allí empezamos por la colecta. La colecta no se trata de ir a cualquier área y recoger lo que a mí me parezca, hoy se necesitan permisos de las provincias para poder acceder al material. Las provincias están protegidas por la ley de presupuesto mínimo, que establece que cada una de ellas es dueña de sus recursos naturales».
«Por otra parte, si estamos hablando de variedades de papas tradicionales que han sido mantenidas por los agricultores entran en juego los tratados internacionales, como el tratado de Recursos Filogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que establece que para la distribución del beneficio derivado de estos recursos deben solicitarse permisos a los agricultores», señaló la curadora.
MEJORAMIENTO GENÉTICO
El avance tecnológico cumple un rol esencial para la provisión de alimentos, permite que las especies evolucionen y se adapten al ambiente cambiante y aportan variabilidad para incorporar en los programas de mejoramiento genético de los cultivos. «El Banco activo, además de distribuir hace investigación, a veces lo hacemos con nuestro equipo de trabajo y otras veces lo hacemos en sociedades con otros grupos de investigación. Se hace para aportar parte del conocimiento de la mejora genética a la hora de iniciar el proceso de mejoramiento».
«A partir de los genes que se incorporan a las papas cultivadas se logran los objetivos que tenemos como consumidores o productores, estos se obtienen a través de las papas silvestres o cultivos tradicionales. Sirven para aportar al mejoramiento de la papa moderna, por eso es importante que hagamos la conservación, no solo de lo cultivado o mejorado, sino también de lo silvestre», manifestó Digilio.