Vecino reclama medidas de seguridad en la zona de la Escuela N° 16
Alfredo Conforti lleva más de un año impulsando un reclamo que, según él mismo reconoce, surgió cuando “una de mis nietas empezó a ir al Jardín 909, contiguo a la Escuela N° 16”. Desde entonces, la preocupación por la falta de medidas de seguridad en ese sector de la avenida Centenario se convirtió en una causa personal.
“Lo más importante del ser humano —dice— y lo más difícil, es ponerse en el lugar del otro, sentir lo que siente el que está enfrente como si fuera propio. Y a mí este problema se me hizo propio cuando vi día a día el peligro al que se enfrentan los chicos”, relató.
Conforti describe una escena repetida: “Por la ruta 55 pasan gran cantidad de camiones con acoplados a muy alta velocidad, igual que camionetas y autos. Es increíble cómo, viendo que hay una escuela, que hay un jardín, que los chicos entran y salen, que se acumulan autos cuando los van a buscar, gente en bicicleta, gente caminando, no disminuyen la velocidad. Es gravísimo”.
LA DISCUSIÓN, AVENIDA O RUTA
El primer obstáculo con el que se encontró fue burocrático. “Desde el Municipio me dijeron: ‘No se puede hacer nada porque eso es ruta y es injerencia de la Provincia’. Pero yo no me quedé con eso. Llamé a la Provincia, hablé con la gente de Vialidad, delegación Mar del Plata y efectivamente me dijeron lo mismo: que si es ruta no se puede hacer nada.”
Sin embargo, algo no le cerraba. “Cuando uno va desde Balcarce hacia El Cruce, antes de la rotonda colocaron un lomo de burro. Y yo me pregunto: ¿cómo hicieron para ponerlo si también es la ruta 55? Después me entero que se aprobó por vía de excepción. Entonces me pregunto: si se pudo ahí, ¿por qué no pueden poner uno frente a la escuela para preservar vidas?”
Desde entonces, su reclamo se transformó en una cadena de gestiones y conversaciones, tanto con Vialidad como con las autoridades municipales.
UN PEDIDO ANTE LA NUEVA OBRA PROVINCIAL
Recientemente, Conforti conoció que con fondos provinciales se proyecta la ampliación de la avenida Centenario desde la calle 55 hasta la calle 63, que es la entrada principal al autódromo.
“Lo primero que me pregunté fue: quedamos a una cuadra de la escuela. ¿Por qué no planificaron una cuadra más? Así solucionamos este problema tan grave. Con una extensión mínima del ensanchamiento hasta la Escuela 16 tendríamos doble mano y más seguridad, sin necesidad de poner lomos de burro.”
El vecino asegura que el proyecto original contempla, a futuro, continuar la doble mano hasta el predio de la Sociedad Rural. “Eso ya está armado, planificado y se irá haciendo por tramos. Lo que yo pido es que este primer tramo llegue hasta la escuela. Así se soluciona un problema que puede costar vidas.”
CONTROLES INSUFICIENTES
Como medida paliativa, desde la Escuela 16 se logró que inspectores municipales colaboraran en los horarios de entrada y salida. Pero según Conforti, esa medida es intermitente y no cubre todos los turnos.
“Ya he comprobado que no van todos los días ni a todos los horarios. Van al horario de la escuela, pero no al del jardín, que es distinto. Entonces ni siquiera eso se cumple como debería. Es una situación que preocupa mucho a los padres.”
Pese a todo, mantiene la esperanza. “Tuve una conversación con una autoridad municipal importante —prefiero no dar nombres para no generar falsas expectativas— que me dijo: ‘Vamos a hacer todo lo posible, tu reclamo es razonable, queremos que el ensanchamiento llegue hasta la escuela’. Me prometió que cuando empiecen las obras en verano volveremos a hablar. Ojalá se pueda hacer una excepción y concretarlo.”
“NO TENEMOS QUE ESPERAR UNA TRAGEDIA”
Conforti insiste en que el reclamo no se trata de un capricho, sino de una necesidad urgente. “Dios quiera que haya conciencia de que es un problema muy serio y podamos prevenir que no haya ningún accidente importante que afecte a alguno de los chicos. No tenemos que esperar a que pase algo.”
Cuando se le pregunta si hubo intervención del Consejo Escolar o de la Jefatura Distrital, responde: “Creo que todos se han encontrado con el mismo problema, si es ruta o si es avenida. Se tiran la pelota unos a otros. Yo no he podido hablar directamente con el Consejo Escolar, pero sé que desde la dirección de la escuela —tanto las actuales autoridades como las anteriores— se han hecho reclamos formales.”
EL EJEMPLO DE MIRAMAR
Para ilustrar su planteo, recuerda un caso reciente: “En Miramar, en la escuela agrícola Iraizos, un chico salió de la escuela, lo atropelló un auto y murió. Los padres hicieron una pueblada y, por motus propio, construyeron un lomo de burro, en contra de lo que decía Vialidad Provincial. Cuando hablé con ellos me dijeron: ‘Nos encontramos con un acto consumado, no lo vamos a sacar’. ¿Tenemos que llegar a eso? No. Tenemos que hacer prevención.”
“PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO”
Conforti concluye con una reflexión que atraviesa toda su lucha: “Para entender este problema hay que ponerse en el lugar del que lo sufre. Porque como es una zona alejada del centro, parece que afecta solo a un sector y el resto lo mira pasar. Pero cuando tenés un pariente, un hijo o un nieto que va a esa escuela, te das cuenta de que es un problema que hay que resolver.”
