Hermanos en las nubes, la pasión por volar que une a Sergio y Cristian Sosa
Desde las pistas del Aero Club local hasta tripular modernos Boeing en vuelos internacionales, Sergio Sosa construyó una carrera basada en la pasión por volar, el compromiso y el vínculo indeleble con su ciudad natal. En diálogo con El Diario, repasa sus inicios, su trayectoria y la emotiva experiencia de volar junto a su hermano Cristian, también piloto, con quien comparte no solo sangre, sino también el cielo.
EL SUEÑO QUE DESPEGA EN BALCARCE
Sergio Sosa inició su camino como piloto en 1997. Lo hizo en el Aero Club Balcarce, el mismo lugar donde había crecido y donde, según cuenta, se despertó su interés por la aviación.
"Me recibí de piloto en 1997 en el Aero Club Balcarce, la ciudad donde nací. A partir de entonces, comencé a forjar mi carrera en la aviación, acumulando horas de vuelo y experiencia como instructor y aeroaplicador."
Con ese punto de partida, Sosa comenzó a construir una carrera que combinaría distintas etapas: formación técnica, tareas en el campo y el inicio como instructor. El Aero Club fue el escenario donde acumuló sus primeras horas de vuelo y también donde transmitió sus conocimientos a otros.
UNA CARRERA QUE SE CONSOLIDÓ EN LA AVIACIÓN COMERCIAL
Después de años de actividad en la aviación general, Sergio dio un paso importante en 2011. Ingresó a una empresa de transporte aéreo regular, con lo que se integró al sistema de aviación comercial. "En 2011 ingresé a una empresa de transporte aéreo regular, compañía en la que me desempeño actualmente."
Desde entonces, ha volado como parte de tripulaciones que recorren distintas rutas del continente americano. Su rol incluye vuelos nacionales, regionales e internacionales, tanto en operaciones de transporte de pasajeros como de carga.
"Desde hace un tiempo, ambos volamos los mismos modelos de avión: Boeing 737-700, 737-800, 737 MAX y versiones cargueras. Con estas aeronaves operamos vuelos de cabotaje, regionales e internacionales en distintas rutas del continente americano."
El trabajo exige precisión, entrenamiento permanente y responsabilidad, pero también le permite seguir vinculado a su ciudad a través de vuelos ocasionales en su aeronave acrobática, como veremos más adelante.
VOCACIÓN QUE SE LLEVA EN LA SANGRE
La historia familiar en la aviación no se detiene en Sergio. Su hermano menor, Cristian, siguió el mismo camino. Sergio, además de haber sido su referente, fue también su instructor.
"Entre los alumnos a quienes tuve el orgullo de formar como instructor, se encuentra mi hermano Cristian, diez años menor que yo. Obtuvo su licencia de piloto privado en 2010 y, en 2015, la de piloto comercial. Desde 2022, también forma parte de la misma aerolínea, siguiendo el mismo camino que iniciamos en el cielo de nuestra ciudad natal."
Formados ambos en el Aero Club, los hermanos no solo comparten profesión, sino también cabina. La experiencia de volar juntos, en ese sentido, fue un momento destacado en la carrera de ambos.
VOLAR EN FAMILIA
La oportunidad de integrar una misma tripulación se concretó este año, durante un vuelo con destino a la República Dominicana. Fue una operación que demandó una escala en Córdoba y tuvo una duración total de unas nueve horas. Participaron tres pilotos, entre ellos los hermanos Sosa.
"Este año tuvimos una experiencia muy especial: volamos juntos por primera vez en una misma tripulación hacia la República Dominicana, en un vuelo que contó con tres pilotos. La operación, con escala en Córdoba, tuvo una duración aproximada de nueve horas."
El hecho de haber comenzado ambos en la misma institución local, y años después compartir una cabina en un vuelo comercial internacional, fue para Sergio un hito tanto profesional como personal.
"Para los dos fue un momento emocionante y significativo: dos hermanos, formados desde cero en el Aero Club Balcarce, integrando la tripulación de un vuelo comercial. Un orgullo personal y profesional que también refleja el valor de nuestras raíces y del lugar donde comenzó todo."
MÁS ALLÁ DEL TRABAJO, LA PASIÓN POR EL VUELO ACROBÁTICO
Cuando no está al mando de vuelos comerciales, Sergio vuelve a su ciudad para realizar vuelos acrobáticos a bordo de un Rans S-9, una aeronave liviana diseñada para maniobras.
"Cuando no estoy volando profesionalmente, disfruto de realizar vuelos acrobáticos en Balcarce a bordo de un Rans S-9, una actividad que me permite mantener viva la pasión por volar con la misma intensidad del primer día."
El vuelo acrobático exige destreza, preparación y entrenamiento constante. Sergio practica maniobras como el tonel y otras figuras que requieren control total del avión. Pero también ha utilizado el cielo como espacio de expresión simbólica: ha trazado figuras visibles desde tierra, como números o corazones, en ocasiones especiales o como homenaje.
Hoy continúa acumulando horas para obtener la habilitación oficial que le permitirá realizar exhibiciones acrobáticas públicas. Mientras tanto, utiliza cada vuelo para perfeccionar sus movimientos y seguir conectado con la aviación desde una dimensión más libre y artística.
UNA HISTORIA QUE VUELVE AL PUNTO DE PARTIDA
A pesar de recorrer rutas aéreas en distintos países y operar aviones de gran porte, Sergio mantiene intacto el vínculo con su lugar de origen. Para él, volar en Balcarce sigue teniendo un valor especial.
Esa formación inicial, que comenzó en una institución modesta y local como el Aero Club, fue suficiente para construir una carrera sólida, que hoy se extiende a dos generaciones de pilotos en la misma familia. El caso de Sergio y Cristian Sosa muestra que, con vocación, compromiso y buenos formadores, es posible crecer profesionalmente y, al mismo tiempo, seguir conectados con las raíces.