“Simón” y “Tana”, los perros rescatistas balcarceños
En el plano de la ciudad, la actividad comenzó hace casi nueve años, cuando Fernando Alessio se desempeñaba como Jefe del Cuerpo Activo.
“Al perro hay que tenerlo en la casa de uno, entonces se debe adecuar. La mayoría son raza Golden, porque son más fáciles de entrenar, pero a mí no me van mucho por otras cuestiones y cuando conseguí en un criadero el que yo quería, que es un Perro del Agua Español, me fui hasta Buenos Aires y compré un cachorro de una perra que ni siquiera estaba servida todavía. La dueña del lugar me mostró el historial de esa perra, me dijo que los abuelos habían sido perros rescatistas, lo que me ilusionó más. Me costó muchísima plata, hoy no la podría comprar. Me la trajo un amigo, era muy flaca, yo no la pude elegir y ese es el primer paso de formar un perro, pero no tuve esa posibilidad”, señaló.
COSTOSOS
INICIOS
Cuando Pintos le comentó a Alessio de sus intenciones, este lo contactó con los referentes de la Brigada K 9, algo totalmente desconocido para la mayoría. Comenzó a viajar junto a “Tana”, así durante dos años, a veces sólo con la perra y en otras ocasiones acompañado por Juan Iannone, colega bomberil.
A su animal le costó un tiempo prolongado aprender, pero a base de persistencia y una serie de errores que de constantes pasaron a darse cada vez más espaciados, lograron el objetivo. Pero entre medio hubo un sinfín de acontecimientos.
“El problema era que cuando yo arranqué no sabía nada, me faltaba experiencia, iba cada quince días a Buenos Aires pero era muy poco tiempo. Mucho sacrificio, muchos kilómetros y al Cuartel le salía muy caro, pero de a poquito fuimos mejorando. Igual mi perra tardó por lo menos dos años en hacer ese ‘click’, de querer saber lo que tenía que hacer. Si hubiese entrenado día por medio con ellos allá, en un mes tenía la perra lista, pero en cada práctica que iba pasaba en dos veces unos quince minutos”.
MEJORAS, PASO A PASO
Los entrenamientos de los canes se hacían en Pilar, Hurlingham, Marcos Paz, Cardales o Cañuelas, lugares a los cuales llegaba el día anterior. Posteriormente, ya en la ciudad, practicaba junto a su mascota como podía, basando todo con un objeto que le debía dar a su perro en el preciso momento en que esta ladraba, como reclamándolo. Le costó en su caso cerca de seis meses, fue cuando las cosas comenzaron a encaminarse.
“Ahí arrancó ella a saber de qué se trataba, era un juego. Así se inicia un perro, lo mínimo es empezar con un ‘reclamo’, así se lo llama. Cuando el perro reclama el juguete, vos se lo das. Después te vas cada vez más lejos, él va corriendo y lo reclama. La persona que lleva el juguete se llama ‘figurante’. Y después de hacerlo 15 ó 20 veces seguidas, al perro se le queda grabado. Hay que tratar de cambiar escenario, de utilizar otro ‘figurante’, para que el animal no asocie siempre que es con la misma persona”.
CON ANTECEDENTES
Juan Iannone es el otro bombero balcarceño que posee un perro rescatista, de nombre “Simón”. Tiene un año y medio de vida, es raza Border Collie.
“Lo acompañaba mucho en los viajes a Alberto y le daba una mano en lo que podía ser el "figurante". Después, en un momento, Daniel López -que trabaja en un campo- nos donó un cachorro, yo estaba un poco complicado con los horarios de trabajo y el espacio, pero lo pensé y me sumé. Hace un año que venimos practicando e intentando que salga adelante y llegue al objetivo”, mencionó.
A ello, Pintos añadió que dicho ejemplar lo eligió él personalmente entre diez cachorros. “Juan ya arrancó con esa ventaja y también porque es un perro acostumbrado al trabajo en la hacienda”.
A su turro, el propietario de “Simón” hizo saber que particularmente tiene la ventaja que Alberto Pintos es hoy un gran conocedor del tema: “los errores los cometimos con ‘Tana’ y ahora tratamos de no repetirlos”.
PRACTICAS LOCALES
Si bien “Tana” tiene incorporados los conocimientos generales para desarrollarse como rescatista y “Simón” está en el camino de ir asimilándolos, las prácticas en el plano local no cesan.
Pintos comentó que “la idea es entrenar todos los viernes, pero igual nosotros no precisamos tanto de afuera. Igual hay un bombero de Pilar que nos viene a corregir, sobre todo al perro de Juan que todavía está en aprendizaje. Pero nosotros nos autoabastecemos, por ahí precisaríamos más chicos de acá que nos ayuden”.
Iannone fue sincero con los resultados: “cuando hacemos una práctica y yo veo que el perro va avanzando, eso te da satisfacción y ganas de seguir para adelante. Porque a veces el perro se echa para atrás o no encuentra lo que busca y eso te tira para atrás a vos también”.
DISTINTOS LUGARES
“Cuando el perro olfatea, percibe en el aire un rastro de una persona viva, va a ir hasta encontrarla. Y en la mayoría de los casos el perro de Juan va a encontrar a la persona tirada en el piso. La perra mía en cambio es para buscar personas que no se vean, ella va a encontrar el olor y va a marcar”, contó Pintos.
“La idea que tenemos es que su perra haga espacios confinados (derrumbes y demás) y el mío grandes áreas (sierras, campos)”, resaltó Iannone.
BOMBEROS Y CANES A DISPOSICIÓN
El Jefe del Cuerpo Activo de los Bomberos Voluntarios se mostró muy conforme con contar con los perros rescatistas, por el aporte que pueden brindar en caso de ser necesarios sus servicios.
Al respecto, manifestó que “la Brigada Canina es una herramienta más que tenemos en la parte operativa para situaciones donde hay víctimas que están desaparecidas, en forma complementaria a lo que puede hacer una persona con parte técnica o equipo de medición. Es una gran ventaja disponer de forma inmediata para determinadas situaciones, donde muchas veces en las grandes áreas, en las complejidades de los lugares y ante las dificultades para una persona, todos sabemos el potencial que tienen los perros en cuanto a su olfato y poder detectar la presencia de una persona perdida o que puede estar atrapada. Nos puede agilizar los tiempos para determinar dónde está ubicada y en forma complementaria con otras brigadas, hacer el trabajo conjunto”.
Por ello, hoy en día considera a los canes como dos miembro más del staff. Además de destacar el trabajo diario, la convivencia de Juan y Alberto con ‘Simón’ y ‘Tana’, para que no pierdan el hábito de la búsqueda, el correcto mantenimiento en cuanto a veterinaria, alimento y cariño.
“Todo es fundamental porque esto es tan repentino que de un momento a otro tenemos que salir a trabajar, sea la hora que sea. Y tanto los bomberos como los canes tienen que estar a disposición”.