La Plaza Colón se llenó de abrigo y esperanza
Este sábado se realizó una nueva edición del "Día de Bendición", una propuesta impulsada por la comunidad cristiana Dios es Amor guiada por la pastora Cristina Leiva. Hubo chocolate caliente, tortas fritas, budines, roperito solidario y un mensaje esperanzador que convocó a vecinos de todas las edades.
UNA TARDE DE FE, COMUNIDAD Y CALOR HUMANO
La Plaza Colón fue este sábado mucho más que un espacio verde. Se convirtió en un punto de encuentro espiritual, de solidaridad concreta y de calor humano en pleno invierno. En el marco de una nueva edición del "Día de Bendición", la comunidad cristiana Dios es Amor liderada por la pastora Cristina Leiva llevó adelante una jornada abierta que combinó la palabra de Dios con gestos concretos de ayuda y contención.
Desde las primeras horas de la tarde, la plaza -ubicada entre calles 6, 25 y 27- se fue poblando de vecinos, familias y chicos que se acercaron a compartir, escuchar y disfrutar. A lo largo de la jornada, se sirvieron numerosos platos de comida dulce para la merienda, acompañados por chocolate caliente, y se dejó a disposición un ropero solidario para que quienes lo necesitaran pudieran abrigarse en estos días fríos.
LA PALABRA QUE UNE
Además de la ayuda material, la actividad ofreció un espacio de expresión espiritual muy sentido. Hubo una prédica central que invitó a la reflexión, música en vivo que acompañó todo el encuentro y un momento de oración compartida en una de las carpas montadas especialmente para la jornada. Bajo un ambiente de respeto, alegría y recogimiento, cada persona pudo acercarse y encontrar un espacio de contención, escucha y fe.
La iniciativa, que ya se realizó en otras plazas de Balcarce, busca acercar la palabra de Dios a todos los barrios y brindar también una mano solidaria a quienes más lo necesitan. "Día de Bendición" no es sólo un lema: es una forma de estar presente, de salir al encuentro del otro con un mensaje esperanzador y con acciones concretas.
La concurrencia fue notable pese al clima adverso, con una plaza con gran participación de personas que se sumaron a la propuesta. Los más chicos, además, aprovecharon para jugar y disfrutar del espacio mientras los mayores compartían la merienda o recorrían el ropero solidario. Fue una tarde en la que lo espiritual y lo comunitario caminaron juntos, dejando una huella de fe y de amor al prójimo en el corazón del barrio.