Javier Ruscasso, el médico balcarceño que salva vidas trasplantando órganos
Su vida profesional está ligada íntimamente al Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, al que ingresó en 1987, luego de finalizar la carrera de Medicina, para llevar a cabo la residencia en Pediatría y posteriormente especializarse en Nefrología. Se sumó luego al equipo de especialistas que en el año 2001 se convirtió en pionero al crearse la Unidad de Trasplante renal como parte de la evolución del centro asistencial.
El balcarceño Javier Ruscasso abraza con pasión la profesión desde hace algo más de treinta años. Radicado en la capital provincial, mantiene estrechos lazos familiares y de amistad con la ciudad que lo vio nacer y crecer hasta su adolescencia.
Por su trayectoria, conocimiento y capacidad, el nefrólogo Ruscasso es uno de los referentes en materia de trasplantes pediátricos en el país. La Unidad de la que forma parte ha realizado desde 2002 hasta la fecha 112 trasplantes pediátricos. El último, practicado hace una semana en plena pandemia por el Coronavirus, tuvo la particularidad de ser el tercero en ese tipo de cirugía, poco frecuente en menores de edad. Se trató de dos trasplantes renales de un joven donante cadavérico.
Entre números del Coronavirus que no dejan de sorprender y una situación sanitaria que continúa en alerta, esta noticia resultó una bocanada de aire puro que repercutió a nivel nacional.
Los niños que recibieron los riñones que les salvaron la vida tienen 7 y 10 años, se encuentran en muy buen estado de salud y continúan evolucionando en forma favorable en lo que es el comienzo de una nueva vida.
El doctor Ruscasso jefe de sala del Servicio de Nefrología del Hospital de Niños de La Plata, dialogó con El Diario. Vive, literalmente, de guardia, como el resto de los integrantes de un equipo de profesionales que aman lo que hacen y que tienen muy en claro que sin una sobredosis de compromiso y convicción, su trabajo sería impracticable. Cada uno de ellos forma parte de un engranaje aceitado en el que juegan un rol preponderante.
«Fue desafiante el hacer un doble trasplante en tiempos de pandemia por el Coronavirus. No por lo novedoso de la técnica pero si por los tiempos que corren. Fue exitosa su realización», dice con tono pausado.
El trabajo en
equipo, la clave
Como todo director de orquesta, cuando lo que está en juego es la vida es fundamental actuar en forma coordinada porque hay muchos factores interviniendo. En el trabajo en equipo está la clave.
La adrenalina empieza a correr cuando se escucha la frase: «surgió un operativo» ante la existencia de un potencial donante que puede estar en cualquier punto del país para un potencial receptor, en este caso internado en el Hospital de Niños platense.
«Desde hacía mucho tiempo -explicó Ruscasso-, veníamos asistiendo a dos niños del interior de la provincia de Buenos Aires con problemas renales. Se tomó conocimiento de un donante cadavérico, también menor de edad, de Mendoza por lo que de inmediato se puso en marcha el operativo de traslado de los órganos que permitió en menos de 24 horas hacer el doble trasplante de pacientes que se encontraban en lista de espera y eran del nosocomio».
- ¿Es menos frecuente el trasplante de órganos en niños?
- Así es. Los niños, que son los menos en las listas de espera de un órgano para trasplante, tienen un puntaje extra en la lista de receptores por lo que siempre se ven privilegiados. En general no están mucho tiempo aguardando el trasplante. Es más fácil conseguir un donante para un niño que para un adulto. En este caso fue un menor de edad el donante pediátrico, que no son muchos.
- La particularidad de este caso es que se hicieron dos trasplantes renales de un solo donante. ¿Cómo se trabajó?
- El equipo que trabajó en quirófano fue el mismo que preparó al paciente para el trasplante y lo contuvo posteriormente. El proceso para llegar a un trasplante suele ser muy largo. Muchas veces, en general, se lo acompaña desde su nacimiento porque padece una insuficiencia renal. Una de las nenas trasplantadas nació con una patología congénita por lo que la venimos siguiendo. Hace dos años entró en diálisis pero previamente mucha gente participó en su seguimiento y sostenimiento para que llegue a diálisis en las mejores condiciones. En esa etapa participa un grupo multidisciplinario conformado por enfermeros, nutricionistas, cardiólogicos, endocrinólogos y psicólogos, entre otros profesionales. Generalmente quienes comandan ese manejo multidisciplinario son los nefrólogos. Ya en diálisis se lo va evaluando al paciente para el trasplante si bien hay casos que esto ocurre antes de entrar a esa etapa. Ya ingresado en lista de espera, se aguarda la llegada del órgano que puede ser de un donante vivo o cadavérico. Cuando sucede el evento quirúrgico, hay un equipo de profesionales de mantenimiento que lo evalúan hasta su recuperación. Todo esto es un largo proceso.
- ¿En cuántos trasplantes de órganos has participado?
- Participé activamente en todos los operativos desde la primera etapa de la creación de la Unidad de Trasplante, en 2001, hasta hace unos cinco años. Ahora sigo haciéndolo, también con otros colegas pero desde una función de organización de los equipos de trabajo.
- ¿Se ha generado más conciencia en la importancia que tiene la donación de órganos?
- Si. Afortunadamente con el cambio de ley (en 2018) ahora los jóvenes entran muchos más en los procesos de trasplantes por lo que el tiempo de espera se reduce. Con los adultos no ocurre lo mismo, sigue habiendo un gran déficit de donantes por lo que es importante seguir concientizando sobre la donación de órganos.
- ¿Como vive todo el proceso de un trasplante, antes, durante y después sabiendo que esa cirugía le permite al paciente recuperarse y mejorar su calidad de vida?
- Es una vida nueva la que se inicia con el trasplante. Cada operativo se vive con mucha felicidad e intensidad y es muy emocionante cuando se logra concretarlo. Creemos que el trasplante es la mejor opción de terapia, si bien la terapia de diálisis le permite mantenerse al paciente. El trasplante, en definitiva, mejora la calidad de vida plena del receptor.