Desarrollan una silla de ruedas eléctrica accesible gracias a un aporte provincial
Un grupo de estudiantes convirtió una idea surgida en la Feria de Ciencias en un proyecto tangible que beneficia a la comunidad: sillas de ruedas eléctricas a una fracción del costo de mercado. La provincia de Buenos Aires otorgó un financiamiento de 1.200.000 pesos para ampliar la producción y llegar a instituciones de bien público.
La Escuela de Educación Secundaria Técnica N°1 atraviesa un momento de orgullo y satisfacción. Tras meses de trabajo intenso, aprendizaje práctico y creatividad aplicada, un grupo de estudiantes logró concretar un proyecto innovador y solidario: transformar sillas de ruedas convencionales en eléctricas, accesibles y funcionales. Este esfuerzo, iniciado hace un par de años en la Feria de Ciencias de la institución, ahora recibió el reconocimiento de la provincia de Buenos Aires a través del programa Decisión Niñez, con un aporte de 1.200.000 pesos destinado a ampliar la producción y perfeccionar los prototipos.
UN PROYECTO QUE NACIÓ DE LA OBSERVACIÓN Y LA SOLIDARIDAD
Gustavo Gugliota, responsable del área de taller, explicó que la iniciativa comenzó a gestarse a partir de proyectos anteriores de la escuela, como la escritura en Braille. "Hace un par de años empezamos con proyectos de Braille, luego surgió la idea de la silla de ruedas. Se trata de una silla convencional a la que se le anexa un kit importado de China, con baterías locales adaptadas, que permite que funcione eléctricamente mediante un joystick normal", detalló.
La gran ventaja de esta propuesta es su accesibilidad: mientras una silla eléctrica comercial puede costar entre 2,5 y 3 millones de pesos, el modelo desarrollado por los alumnos tiene un costo aproximado de 800 mil pesos. "Lo más importante es que cualquier persona que necesite una silla eléctrica pueda acceder a ella sin la imposibilidad económica que implica comprar una de mercado", agregó Gugliota.
El aporte provincial permitirá financiar los kits, ampliar la producción y entregar las sillas a instituciones de bien público, garantizando que lleguen a quienes realmente las necesiten. "El objetivo es claro: ayudar a la comunidad con lo que sabemos hacer y con los recursos que la provincia nos brinda", afirmó el docente.
LOS PROTAGONISTAS DEL PROYECTO
Los autores del proyecto son Brian, Nicolás, Gonzalo, Felipe y Bautista, alumnos de la división de Electromecánica, quinto año. Cada uno de ellos aportó ideas, tiempo y esfuerzo para que la iniciativa se hiciera realidad.
"La idea surgió de un familiar que necesitaba movilidad asistida. Empezamos con un prototipo que parecía más un triciclo que una silla de ruedas. Lo importante era probar que funcionara y luego mejorar el diseño para que se asemeje a una silla de mercado", contó Gonzalo.
"El armado fue un desafío técnico. Aprendimos a manejar motores, fusibles, baterías en serie, voltajes. Todo con supervisión del "profe" Gugliota, pero con mucha autonomía nuestra. Cada problema que surgía era una oportunidad para aprender y encontrar soluciones".
Gonzalo destacó el valor educativo del proyecto: "Esto nos enseñó a planificar, probar, corregir y mejorar. No solo aprendimos teoría, sino cómo aplicarla en un proyecto real que puede cambiar la vida de alguien".
"Más allá del aprendizaje, lo mejor es ver que nuestro trabajo puede ayudar a personas que no tienen acceso a una silla eléctrica convencional. Esa es la verdadera recompensa", expresaron los alumnos.
MATERIALIZACIÓN DEL PROYECTO Y APRENDIZAJE PRÁCTICO
El armado del prototipo, desde que llegaron los kits importados, llevó aproximadamente tres o cuatro meses. Los alumnos tuvieron que adaptar los motores, conectar el joystick, instalar las baterías y verificar el consumo eléctrico. Cada prueba implicaba ajustes, cálculos y puesta a punto.
"Al principio todo era un aprendizaje constante. Teníamos que consultar al profesor Gugliota sobre cada detalle, desde la instalación de los motores hasta la seguridad eléctrica. Ahora, con la experiencia adquirida, todo será mucho más rápido y eficiente", relataron.
El proyecto no solo permitió que los estudiantes desarrollaran habilidades técnicas avanzadas, sino que también fortaleció valores de trabajo en equipo, paciencia y creatividad. "Aprendimos a solucionar problemas juntos, a escuchar ideas de los demás y a tomar decisiones para mejorar el prototipo", señalaron los jóvenes.
PERSPECTIVAS DE FUTURO
El proyecto no se detiene en la silla de ruedas eléctrica. Los alumnos ya piensan en cargadores de baterías eólicos y en nuevas mejoras para optimizar el rendimiento y la autonomía de las sillas. "Con lo que aprendimos este año, los próximos prototipos serán más rápidos de armar y más eficientes. Queremos seguir ayudando a la comunidad y perfeccionando la tecnología", afirmaron.
IMPACTO SOCIAL Y EDUCATIVO
La Escuela de Educación Secundaria Técnica N°1 demuestra con este proyecto que la educación técnica puede ser un motor de cambio social. La combinación de creatividad, conocimiento técnico y compromiso comunitario permitió transformar un prototipo en una solución concreta, accesible y útil para quienes más lo necesitan.
Con esta experiencia, la escuela no solo fortalece su reputación en innovación educativa, sino que también deja un mensaje claro: con creatividad, esfuerzo y solidaridad, incluso los desafíos más grandes pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje y ayuda concreta para quienes más lo necesitan.
