Armando Poblet (SUTEBA): La enseñanza y el aprendizaje en tiempos de pandemia
La comunidad educativa (profesorxs, familias, estudiantes) está siendo fuertemente afectada. Los métodos de enseñanza y aprendizaje se encuentran pensados desde una situación que hoy no existe. Los trabajadores de la educación pensamos a las escuelas como espacios donde nos encontramos y compartimos un tiempo con diferentes actores sociales. Las prácticas educativas son prácticas sociales y como consecuencia las instituciones educativas son instituciones sociales.
¿Cómo reconfiguramos a las instituciones educativas cuando estamos en situación de aislamiento? La escuela busca ser la ruptura de las desigualdades, las que se generan por una distribución asimétrica de la riqueza. La escuela por sí misma no resuelve la desigualdad, pero sin esta institución es imposible construir una sociedad justa e igualitaria.
Pensar que lo que realizamos en el aula se puede transformar en virtual por el solo hecho de enviarlo por las redes es un error, ya que se planifican y desarrollan de manera diferencial la educación presencial de la virtual. Y la tecnología como herramienta no ha realizado encarnadura en el sistema educativo.
Hace más de una década se inició un camino para que el sistema educativo pudiera construir una mayor inclusión tecnológica. El programa Conectar Igualdad fue un mojón fundacional pero las acciones no fueron suficientes. Tal vez lo más visible fueron los problemas de disponibilidad de redes en las escuelas. Se desarrollaron numerosos cursos de capacitación y muchos profesorxs los realizaron y los ponen en función. Pero se produjo una interrupción de este programa a partir de 2016, en el marco de un proceso de destrucción de todo lo público.
El desafío de enseñar y aprender en tiempos de pandemia, en primer lugar es recuperar la centralidad del Estado en cada uno de sus niveles. En Balcarce significa articular acciones referidas a la salud y la alimentación de todas las familias, donde el Estado municipal debe tener un rol central abandonando el gerenciamiento, la segmentación y la sola administración de la crisis. Esto implica llevar adelante acciones territoriales con las organizaciones sociales, dejando de lado la perspectiva administrativa, la que no puede dar respuesta a esta complejidad, que solo ve estadísticas y no entienden que detrás de cada número hay personas.
El inicio de un camino que supere esta situación nos va permitir pensar en el proceso colectivo de la construcción de saberes. Explorando o creando nuevas herramientas y asumiendo algo que en lo discursivo se plantea pero en la práctica se camina en sentido contrario: que la escuela hoy más que nunca es algo mucho más complejo que edificios, resoluciones y reglamentos. Y los docentes, como trabajadores de la educación y la cultura, debemos interpelar e interpelarnos, reveer las prácticas, abandonando de forma definitiva la mezquina mirada administrativa del funcionario que solo se preocupa por cumplir a rajatablas la norma, sin importarle qué les ocurre a las personas.
Existen responsabilidades diferenciales en este nuevo contexto. Todas de importancia, que solo lograrán su cometido en la medida que articulen objetivos y acciones en territorios concretos y definidos.