Ana María Patérnico cumple ¡100 años! y recordó anécdotas junto a sus seres queridos
El próximo domingo, Ana Maria Patérnico cumplirá 100 años de vida y lo celebrará con un gran festejo rodeada de sus seres queridos que viajarán de diferentes localidades para agasajarla. El Diario visitó la casa de Ana para conocer su historia. Nació en Balcarce el 18 de agosto de 1924, de padres italianos y de familia numerosa, Ana tenía.. ¡11 hermanos!. Su padre fue un inmigrante italiano, Salvador Patérnico, nacido en Piazza Armerina, provincia de Etnna, Sicilia.
BUSCANDO NUEVOS HORIZONTES
A los 20 años Salvador decidió partir junto a sus hermanos, Blas y Carmelo hacia Argentina, en busca de nuevas oportunidades. Se radicó en Mar del Plata unos meses, la búsqueda por encontrar un trabajo lo llevó hasta Balcarce, donde se inició en una casa de venta de molinos para agua y anexos.
Allí aprendió el oficio y comenzó a colocar bombas y molinos. Con sus ahorros se compró un lote de terreno en calle 22 N° 765 y construyó una habitación donde vivió un largo período de tiempo. A los 26 años pensó en formar una familia, por lo que continuó la construcción de su casa, agregando una habitación y una cocina. Se casó con Carmen María Rossodivito, italiana como él, oriunda de Sant´Elia a Pianisi, provincia de Campobasso, ella tenía 18 años.
El padre de Carmen, Pedro Rossodivito, vino primero con su hijo Elías a Argentina, su esposa Arcángela y sus cuatro hijos se quedaron en Italia hasta que su esposo la llamara. Luego de trabajar y armar su bienestar en nuestro país, Arcángela vendió su casa y vino para Argentina.
SU INFANCIA EN UNA FAMILIA NUMEROSA
Del matrimonio de Salvador y Carmen nacieron doce hijos, Ana María era una de las menores. Carmen se dedicaba a las tareas del hogar y la crianza de sus hijos. Los hijos mayores ayudaban a su madre en la cocina elaborando pan, pizzas italianas y pan dulce que las cocinaban en su horno a leña.
«A los 9 años ya trabajaba de niñera de dos chicos, uno era todavía un bebé. La madre me hacía llevar a los chicos a la casa de su abuela y ahí los cuidaba. Cuando los chicos crecieron me tomó su mamá como compañía, ella era viuda. Yo hablaba mucho, me gustaba, para mi no era un trabajo yo disfrutaba acompañándola. Tanto hablaba que un día ella me dijo: ‘Anita, si te callas una hora te regalo 50 centavos’, en esa época era mucha plata!. Así que le hice caso, me aguanté por una hora y me gané los 50 centavos», dijo Ana entre risas. «Me los gasté en el Cine Moderno, en aquella época la entrada valía 40 centavos así que me vino bárbaro», agregó.
Ana vivía en la calle 22 entre 21 y 23, una de las cosas que más recuerda de su infancia fue la construcción de la Plaza Libertad, que se encontraba solo a unas cuadras de su hogar. Porque más allá del paso del tiempo, Ana tiene una memoria sorprendente, cada vez que recuerda su infancia le brillan los ojos y se le dibuja una sonrisa. «Continué trabajando como acompañante de esa señora durante diez años hasta que comencé a trabajar en una zapatería. Al poco tiempo entré en «Tienda Mar del Plata», en frente al bazar ubicada en calle 18 y 19, donde trabajé durante 10 años como modista. Durante prácticamente toda su vida Ana se dedicó a confeccionar vestidos de alta costura. «Desde muy chica aprendí el oficio en una academia de costura que había en Balcarce, al tiempo en Mar del Plata me perfeccioné en corte y confección».
«Siempre trabajé en alta costura, las modistas me enseñaron muy bien a coser, y todo a mano, no era como ahora. Uno de los vestidos que más recuerdo era un guipiur blanco, hecho a mano, que lo usó una sobrina mía en su casamiento, según ella todos le halagaron el vestido».
Ana dice que de joven no tuvo suerte en el amor «siempre me ganaban de mano, así que me mantuve soltera», hasta que, a los 70 años se casó con el amor de su vida, José Fazzone. Ana contó que tuvo oportunidades de visitar Italia pero por diferentes circunstancias no pudo concretar el viaje. «La casa aún la conservan mis parientes de Italia, ellos dicen que nunca la van a vender, la pasarán de generación en generación».
No tuvo hijos biológicos pero si el amor de su hija Irma, «mi mamá había quedado viuda, y para no dejarla sola pensamos con mi hermana en adoptar una nena en Protección a la Infancia. Cuando llegamos al Hogar la vimos a Irma, sentada junto a otra nena, tenía cinco años. Cuando nos vio se vino directo hacia nosotras y me abrazó, le pregunté si quería venir a casa conmigo y ella dijo que sí. Yo le di mi cama, que estaba en la habitación de mi mamá, y desde ese entonces vivió con nosotras. Tiempo después la adopté como mi hija», contó. Además tiene dos sobrinos doctores, Daniel y José Luis Navia, destacados médicos marplatenses de cirugía cardiovascular, Jose Luis de hecho, fue la mano derecha de René Favaloro. Fueron los primeros que en Estados Unidos realizaron el reconocido By Pass.
LA BANDERA MÁS LARGA
En el Bicentenario de la Revolución de Mayo en 2010, se llevó a cabo un proyecto en cada escuela del país. Se donaba un metro de tela de color celeste y blanco para confeccionar la bandera más larga. En Balcarce, Ana María comenzó a coser con dos trozos celeste y blanco y la gente en colaboración, fue acercándole telas hasta su hogar para llegar a los 40 metros. Todo fue cosido en una máquina común, ya que ella era modista. «Me traían los pedazos y yo los tenía que unir, no sabés el trabajo que fue eso», comentó.
Se entregó a la Escuela N° 7 y la unieron con el resto de las telas celestes y blancas de otras escuelas y así formaron la bandera nacional. La desplegaron en el Cerro «El Triunfo» y fue enviada a la ciudad de Rosario para unirse con otras banderas y llegaron a formar una de 1.800 metros de largo. Aquel acontecimiento fue una verdadera fiesta popular, sin distinciones, la emoción invadió los corazones de todos los presentes y el sentimiento patriota dominó lo que fue una jornada inolvidable.
FUTBOLERA Y FANÁTICA DE MESSI
Ana siempre fue muy futbolera, cuando no trabajaba se quedaba en su casa a ver partidos de fútbol, en este último tiempo su admiración por Messi fue consolidando su amor por ese deporte. «Soy hincha de River pero siempre me gustó más ver fútbol internacional. A Messi lo empecé a mirar desde que jugaba en Barcelona cuando era jovencito. El último mundial en Qatar me lo miré todo, me puse muy contenta por él, era el único trofeo que le quedaba por ganar. Irma siempre me dice que Maradona es mejor, pero yo le digo ‘no, es mejor Messi». Ella se enojaba, me decía que hasta que no traiga una copa, no lo iba a aceptar como el mejor, y mirá ahora, trajo tres», expresó con una sonrisa. Ana además se mantiene siempre informada, tanto con noticias locales como internacionales. «Seguí muy de cerca la guerra de Ucrania y Rusia, estoy al tanto de lo que pasa con el caso Loan, ahora con lo de Alberto, me gusta estar informada».
LOS PREPARATIVOS PARA LA GRAN FIESTA
Ana celebrará el domingo sus 100 años de vida rodeada de sus seres queridos, «ya empecé los preparativos, me hice las uñas, el domingo me maquillo y me visto para la ocasión, no sé que me voy a poner, eso corre por cuenta de las chicas», concluyó. A la fiesta se sumarán sus primos, una de sus hermanas de 93 años junto a sus hijos, sobrinos, hija y bisnietos. Todas las generaciones juntas para celebrar este siglo de vida de Ana. Seguro habrán muchas anécdotas más por contar, risas, brindis y fotos que quedarán para el recuerdo.