Los enfermeros, cara a cara con el Covid-19
La enfermedad que produce el Coronavirus resulta tan contagiosa que dejamos de saludarnos con un beso y hasta tenemos que permanecer a por lo menos un metro unos de otros. Sin embargo, en este contexto de mantener la distancia más que nunca, a los profesionales de la salud les toca la tarea de estar cerca de los pacientes.
Se sabe muy bien en el mundo de la salud que el médico podrá ser el que prescribe, pero resulta ser el enfermero quien ejecuta esa prescripción y además el que está junto al paciente. Es el que se carga al hombro el cuidado de aquellos y el que durante las veinticuatro horas pone el cuerpo para combatir la pandemia del Coronavirus. Es quien le toma la temperatura, le pasa la medicación, le revisa la presión e incluso lleva adelante las tareas del aseo.
Para entender quiénes son, qué desafíos enfrentan y qué temores atraviesan en estos tiempos extraños que atraviesa la sociedad, El Diario entrevistó a Guillermina De Castro, enfermera que está en la primera línea del combate a la pandemia en el Hospital Municipal Subzonal. Ejerce su profesión aquí desde hace cuatro años. Pasó por distintas áreas (cirugía, quirófano, terapia y clínica médica) aportando su conocimiento, idoneidad y capacidad.
PREPARADOS Y
CAPACITADOS
Guillermina integra el grupo de trabajo afectado a la atención de los casos sospechosos e incluso estuvo involucrada con sus colegas con el primer enfermo del Covid-19, ya recuperado. «Desde el día uno en que se decretó la cuarentena -y ya van más de cien-, nos preparamos para cuidarnos sin contagiar pero además nos capacitamos. Hubo un intenso trabajo en grupo para conocer los alcances del protocolo empleado con la doctora Carolina Spinelli a la cabeza, junto a los médicos Karina Bastone, Fernando A. Thougnon Islas y Sergio Favano. Nos sentimos orgullosos y conformes con la tarea que venimos desplegando», expresó en la entrevista con El Diario.
Trabajar en el ámbito reservado para tratar a pacientes con Covid-19 y al menos sospechados no le genera temor. Está ella, como todo el equipo, segura, convencida y respaldada en la tarea diaria. «Como enfermera, una interactúa con los profesionales médicos. Nos vemos como pares, aceptan y aceptamos sugerencias. Eso me hace y nos hace sentir bien íntimamente. Trabajar con esta problemática no me estresa porque tomo todas las medidas preventivas necesarias y cuento con el equipamiento adecuado. El Hospital nos brinda todo. Por eso, reitero, la profesión la desarrollamos con tranquilidad», afirmó.
Precisamente a Guillermina, el Covid-19, al que se está enfrentando, la tocó de cerca. En Necochea, donde tiene familia, un allegado se enfermó. Lamentó no poder estar en su momento junto a él para cuidarlo.
Volviendo a su obligación profesional, la experimentada enfermera admite que la sociedad está enojada por lo que está sucediendo y que día a día crece el número de contagios. Pero reflexiona y de inmediato agrega: «la gente debe entender que uno no se enferma porque quiere. Y en el trato con el paciente, no hacemos diferencias. Estamos junto a él, lo atendemos con amor, somos uno de los nexos con la familia para contarles cómo está, qué siente, etc.».
- ¿Cómo es estar cara a cara con el Covid-19?
- Estamos pendiente de ello todo el tiempo. Cuando llega un caso sospechoso, se lo trata como si fuera positivo hasta tanto se conozca el resultado del hisopado. Entramos a la habitación para hacer nuestra tarea con todos los recaudos. Hay cosas que debemos hacerlas en forma manual como sacar sangre, acomodar monitores, manejar otros fluidos, colocar una sonda, etc.
- ¿Aparecen temores?
- En algunos compañeros la preocupación estaba dada en que tienen familiares mayores o hijos pequeños. Se generaron impactos ante esta situación. Pero yo siempre digo que tenemos todos los cuidados para trabajar. Si los aprovechamos, no tenemos porqué temer. En el tema del Covid-19, trabajamos de a dos, lo cual nos da mucha seguridad. En cada uno de los pisos del Hospital se toman todas las medidas preventivas. En el primer caso se dio que el paciente fue asintomático, lo que significaba que tenía menos carga viral para contagiar que el que tiene síntomas.
- En el caso de los enfermeros, ¿cómo es el trato con el paciente teniendo en cuenta que está aislado y solo los profesionales de la salud tiene contacto con él?
- En el caso de las personas mayores, hay quienes lloran y se deprimen porque asocian el Coronavirus con la muerte en su cabeza a partir de lo que se informa en los medios. En el caso del primer enfermo del Covid-19, fui una de las que lo recibió en el Hospital. Hablé con él cuando los médicos le dieron el resultado. Era una persona con riesgo pero al tener poca carga viral, se recuperó felizmente.
- ¿Cómo es convivir con este virus desde lo profesional?
- Lo importante es no relajarse porque ahí es donde puede uno contagiarse. Uno va de la casa al trabajo y viceversa, tomando los recaudos necesarios.
- ¿Se ha visto envuelta en alguna situación no deseada precisamente por la profesión que desarrolla a partir de estar en contacto con enfermos?
- En lo personal, no. Si se ha dado con algunos de mis compañeros a quienes les han manifestado que no vaya a tal lugar o no se acerque, lo cual les ha generado malestar.
- Más allá de la importancia que tiene la profesión, ¿se ha visto revalorizado el rol que desempeñan en esta pandemia a causa del Coronavirus?
- No lo veo por ese lado. De esta situación rescato la importancia que adquiere el trabajo en equipo con quienes integramos distintas áreas dentro del centro asistencial. Trabajar así en todos los ámbitos de la vida ayuda al crecimiento personal. Eso es lo que siento. También destaco la importancia que tiene el ser escuchada. Con relación al Covid-19, no nos ha cambiado pero sí respetamos al virus.