Gaspar Capurro y una experiencia inolvidable en Maranello, la ciudad de Ferrari que vive el automovilismo como una pasión
A días de haber vuelto de un viaje de intercambio, El Diario habló con Gaspar Capurro, quien compartió su experiencia en Italia fruto del convenio de hermandad entre la Subsecretaria de Turismo de nuestra ciudad, la Fundación Fangio y la localidad de Maranello. Durante su viaje, Gaspar tuvo la oportunidad de conocer tanto la parte académica como la cultural del país europeo, lo que le permitió no solo aprender sobre la ingeniería y el mundo Ferrari, sino también sumergirse en la vida cotidiana de Italia. «Sebastián Vidal (subsecretario de Turismo) y Augusto Cuestas (embajador de la Fundación Fangio) fueron muy importantes para que pueda concretar el viaje y la de fomentar el intercambio cultural y turístico. Desde la escuela, a través del Centro de Estudiantes, la directora y los alumnos escribimos una carta a las autoridades de Maranello mostrando nuestro interés en reforzar el vínculo», expresó Gaspar.
En abril del año pasado, una delegación de estudiantes visitó las instalaciones de la Escuela Técnica y culmino su recorrido con una conexión vía streaming entre estudiantes del establecimiento educativo de la modalidad Automotores y la Escuela de Ferrari en Italia. Se trató de una iniciativa entre la Fundación Fangio y la Municipalidad de Balcarce, con el objetivo de generar un importante intercambio formativo entre ambas instituciones.
«De ahí surgió la pregunta, ¿se puede hacer un intercambio? me dijeron que sí. Pero necesitaba algunos requisitos, primero saber italiano, tener la mayoría de edad y que gestionara desde acá el tema del pasaje y el alojamiento. Entonces, simultáneamente mientras iba estudiando el italiano, me comunicaba con Sebastián (Vidal) y Augusto (Cuestas) para ver cómo conseguir alojamiento. A fin de cuentas, lograron conseguirme el alojamiento en la casa de una familia de allá, el pasaporte ya lo tenía hacia un tiempo así que estaba todo prácticamente cerrado para viajar.
Gaspar llegó a Italia el 17 de enero, arribó a Roma y se tomó un vuelo hacia Bologna, donde se alojó durante tres días para luego instalarse en la casa de una familia en Maranello, la ciudad donde se encuentra la fábrica Ferrari. «En Bologna recorrí algunos lugares emblemáticos como la Plaza Mayor y la Basílica de San Petronio, al día siguiente Augusto me llevó a Maranello para conocer a la familia que me iba a hospedar, a partir de ahí comencé mi estadía en aquella ciudad, empecé a cursar en su escuela y a visitar tanto la fábrica de Ferrari como el Museo de Maranello».
El joven relató que, además de su formación como estudiante de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 1 «Lucas Kraglievich» de nuestra ciudad, pudo disfrutar de una experiencia única al estar alojado por una familia italiana, lo que le permitió integrarse en su rutina diaria, conocer la comida típica y, lo más importante, vivir la cultura italiana de manera auténtica: «Estar inmerso en el idioma fue fundamental, ya que no es lo mismo estudiar una lengua en la escuela que vivirla a diario», expresó. «A partir de julio del año pasado empecé con los cursos intensivos de italiano, le tuve que meter bastante en poco tiempo, llegué con el italiano medio atado con alambres pero me supieron entender», dijo entre risas Gaspar.
La ciudad de Maranello cuenta con 18.000 habitantes, su economía se centra en la industria metalúrgica y automotor, centrada mayormente en la fabricación de automóviles de la marca Ferrari. La familia que hospedó a Gaspar vive a 5 kilómetros del centro, está conformada por un matrimonio y tres hijos, uno de ellos se encuentra actualmente jugando al fútbol en un equipo de la ciudad de Roma. «Todos viven el automovilismo y la Formula 1 con mucha pasión, haces dos cuadras por Maranello y ves a un local pintado de rojo con el color rojo de Ferrari. Es una ciudad industrial que prácticamente vive de esa fábrica. Previo a la Segunda Guerra Mundial, Enzo Ferrari estaba trabajando para Alfa Romeo, en Milán abrió su pequeño taller y cuando estalló la guerra, para evitar que lo bombardeen, trasladaron la fábrica a Maranello. Gracias al éxito de Ferrari y su fábrica, la ciudad fue creciendo, relató Gaspar. Al ser la única planta de Ferrari en el mundo, todos los departamentos de desarrollo y metalúrgica se encuentran allí. Gaspar comentó que fue gracias a una argentina que vive allí que pudo conocer la fábrica.
«’Como te vas a ir de Maranello sin visitar la fábrica’ me dijo, y me pagó el tour. La Comuna de la ciudad cubrió todos los gastos en mi visita al museo, pero me faltaba conocer la fábrica. El tour consistía en un colectivo que se trasladaba por el circuito de Fiorano, que es el circuito de pruebas de Ferrari y la fábrica. Son un total de 47 edificios todos dedicados a Ferrari. Pude ver el edificio original donde trabajó Enzo, en donde ahora se dedican a hacer restauraciones completas a pedido de los clientes. Te mostraban la parte de customización de la Ferrari, en donde los clientes eligen como quieren que se vea su vehículo para después comprarlo. Después veías el área de ensamble, de motores eléctricos, prueba de autos, etc».
El museo de Maranello, relata Gaspar, es un recorrido por toda la evolución de los autos de calle y competición de Ferrari. «Los aficionados italianos viven mucho el automovilismo, ellos conocen en detalle a cada corredor que ganó una carrera o un campeonato del mundo con su escudería. Obviamente sienten una idolatría por Juan Manuel Fangio por ser uno de los grandes campeones de la historia, pero también reconocen a todos los campeones que defendieron su escudería y la historia que hay detrás. Fangio es un ídolo en Maranello, pero no solo de esa ciudad, sino de toda la zona, porque también fue campeón con Maserati, y su fábrica está en Módena a solo unos kilometros de diferencia. Obviamente cuando a los italianos les decía que venía de Balcarce automáticamente lo asociaban con Fangio y de entrada se entablaba un vínculo especial».
Durante su estadía, Gaspar tuvo la oportunidad de visitar importantes lugares históricos como Roma, Bologna y Maranello, y conocer a fondo la historia y la técnica detrás de la famosa marca Ferrari. También remarcó el valor del intercambio cultural, mencionando que pudo conocer a miembros de la comunidad argentina en Italia, y cómo este tipo de vínculos favorece tanto a los estudiantes como a la comunidad en general.
«Italia es un país con mucha historia y de donde surge nuestra cultura moderna, todo nació ahí, nuestro calendario, las formaciones de las primeras ciudades, los grandes centros. Bologna tiene la particularidad de que fue la primera ciudad en tener una universidad. Su basílica cuenta con algo peculiar también, fue construida en dos tramos, cuando empezaron a edificarla tenían la intención de hacerla similar al Vaticano en cuanto a tamaño, pero llegando a la mitad de la construcción se dieron cuenta que no iban a llegar con los fondos, por lo que tuvieron que terminarla con pocos recursos y en un tiempo más corto».
«Los italianos conservan todas las estructuras, para ellos es importante mantener la historia viva. Roma es el centro de todos los lugares emblemáticos de Italia, toda su historia se centra ahí. Caminás dos metros y te encontrabas una iglesia, caminabas otros dos kilómetros y veías el Panteón, la Plaza San Juan de Letrán, el Coliseo o el castillo San Ángel. Cada monumento fue remodelado con el tiempo, y se pueden ver las diferentes etapas por las que fueron pasando hasta verse como se ven hoy».
«No solo la cultura es hermosa, sino también que el trato de los italianos, y más sabiendo que venís de argentina, es muy cálido, como pasa acá también. Además cada uno de ellos tiene una historia que contarte sobre algún lugar histórico, cosas que no se leen en los libros, sino que se transmiten del boca a boca, eso está buenísimo, son cosas que no tienen precio.»
«Además de la experiencia turística me quedo con lo humano, el trato que recibí desde que llegué, por parte de todos. Me queda el contacto con todos ellos y ojala pueda volver algún día. Sería lindo vincular mi carrera de ingeniería mecánica en Mar del Plata con una maestría en mecánica en la Universidad de Módena. Además creo que esta puerta abierta por el convenio entre Balcarce y Maranello debe ser aprovechada por otros estudiantes», afirmó Gaspar, resaltando la importancia de seguir fomentando este tipo de intercambios que enriquecen a la comunidad en su conjunto. El joven balcarceño además destacó la importancia de seguir fortaleciendo los lazos con las ciudades hermanadas, que puede permitir a otros jóvenes vivir momentos de gran valor educativo y cultural.