"Tito" Pandolfi: estampillas y llaveros, dos colecciones con la misma pasión
La filatelia es la afición a compilar y clasificar sellos, sobres y otros documentos postales, así como estudiar la historia postal. En los sellos queda representada parte de la historia nacional o regional de los países mediante figuras de personajes ilustres, monumentos, pinturas, flora, fauna, historia postal y demás aspectos, asuntos de interés para los coleccionistas (filatelistas) y las personas involucradas en esta materia.
En el caso de "Tito" Pandolfi, reúne más de 5.000 estampillas. Esa cifra fue posible por un minucioso trabajo realizado, que comenzó a los 13 años cuando tuvo su primer álbum, el cual data de 1959. Sus inicios fueron en épocas escolares: "en el colegio algunos coleccionaban chapitas, otros etiquetas de cigarrillos y a mí no sé por qué se me dio por las estampillas. De a poco me fui armando, primero como todos coleccionaba de todo el mundo, pero fue pasando el tiempo y me di cuenta que era muy difícil coleccionar de todo el mundo. Entonces me especialicé en una, eso es lo que tengo entendido se hace en la filatelia, entonces yo me quedé con las argentinas".
COMPRA, CANJES, CORREO CENTRAL
Cuando cumplió 18 años heredó el álbum de su tío Antonio y ya dedicó su tiempo a las estampillas argentinas. La más antigua que tiene es de 1867, también cuenta con una de 1882, después posee otras que son las primeras que salieron, en Corrientes, que en una ocasión las vio en Buenos Aires y en Mar del Plata a un precio muy económico, pero al comprobar que eran réplicas, optó por no adquirirlas.
"Mi tío tenía varias estampillas y después yo empecé a coleccionar las de 1899 en adelante, todo a través de canjes con colegas de afuera, inclusive con algunos de Sudamérica", añadió al respecto.
En aquellos tiempos las estampillas se compraban. En Balcarce las vendían Rodríguez e Iturrospe, Drago, había también una librería y se podía ir a Mar del Plata y cambiarlas allá, frente a una galería. Y no se pegaban con goma, sino con una bisagrita especial, que se compraba aparte.
"Y del Correo Central, un mes antes que saliera una emisión me mandaban que iba a salir determinada estampilla. Y en filatelia siempre está la discusión de cuánto vale la estampilla con el sello del día de la emisión y cuánto sin el sello. Y hay estampillas selladas que son usadas y tienen otro precio. Había que ir a Mar del Plata para que te las vendieran con el sello del día de la emisión, yo fui algunas veces y después dejé de ir. Si no podías viajar mandabas un giro a través del Correo acá y te enviaban las estampillas con el día de la emisión. Hasta que pasaron los años y después en el Correo de Balcarce podías hacer el trámite con el sello de la emisión. Horacio Sansosti (fue uno de los importantes filátélicos locales), con quien me unía una amistad, se encargaba de hacer el trámite para él y para mí".
VARIOS CAMBIOS
Juan Carlos Pandolfi forma parte de la Asociación Filatélica Argentina, que reúne a nivel país a quienes practican este hobby. Con tantos años de trayectoria en el rubro, mostró su visión sobre los cambios que fueron experimentando los álbumes y otros elementos, aunque en realidad se fue modificando la actividad filatélica en general. Además, citó que con el paso del tiempo mejoró la calidad de impresión: "entre 1916 y 1939 se empezaron a hacer buenas cosas".
Acerca de la diversidad de temas coleccionables, hizo saber que es muy amplia la variedad y también se refirió a la actualidad. "Hay gente que se dedica a las estampillas de la parte espacial, otras a la aeronáutica, a la fauna. Recuerdo que la colección de Sansosti era todo sobre las Islas Malvinas. Y lo mío variado, hacía algunos intercambios con él y después cambié con chicos que recién empezaban y he ayudado a gente. Hoy es difícil que alguien se inicie en esto, la gente está para otra cosa", admitió.
VARIADA GAMA DE LLAVEROS
Otra de sus aficiones en motivo de colección son los llaveros. Posee de distintos motivos y de diversas procedencias, tanto nacionales como de varias ciudades y países del mundo. Los tiene en una habitación, sobre una madera horizontal con tres niveles.
"Empecé con uno que es una pata de rana. Mi mujer fue a una boutique que inauguraba, le reglaron ese llavero con una pata de rana y yo en esos tiempos nadaba, habrá sido a mediados de los '80. Así empecé, me fueron regalando y debo tener más de 400, la mayoría están colgados y otros no. Los voy cambiando, a medida que me van trayendo nuevos, bajo algunos otros y pongo esos. Hay muchos de Balcarce, entre ellos uno increíble de la gomería de Aurelio Lafrata. Hay otro que es una reliquia: Industrias Kaiser Argentina (IKA). También uno de la inauguración del autódromo y otros de varias partes del mundo", comentó.
Con relación a los lugares de donde son originarios los llaveros, figuran de países tales como Uruguay, Brasil, Guatemala, República Dominicana, Francia, Rusia, Turquía, Alemania y Japón, o de ciudades como Las Vegas, Boston, Londres, Atenas, Paris, Amsterdam, Cancún, Malargüe (Mendoza), Federal (Entre Ríos), Villa Carlos Paz (Córdoba). Otros de las Islas Galápagos, de la Isla de Pascua, uno de la Nasa, otro de la firma Isaura y de los clubes de fútbol Flamengo de Brasil y River Plate, del cual es simpatizante.
Y con la particularidad que la gran mayoría se los han obsequiado: "no compré prácticamente, todos los que tengo son de gente que ha viajado y me ha traído. Y mis hijos me trajeron muchos, sobre todo del País Vasco, tengo botas, también de los Alpes. Este año y medio de pandemia ninguna de mis amistades viajó y entonces no pude conseguir mucho. Si no todos los años entre diez y doce llaveros nuevos tengo".
Y claro que dentro del bagaje coleccionista también afloran la parte nostálgica, por distintas circunstancias que los propios protagonistas saben. Para Pandolfi, en ese listado aparecen algunos y todos tienen relación mayormente con personas o hechos determinados.
"Al que más cariño le tengo es al primero que tuve, muchas cosas sentimentales, por parte de mi mujer. Y después me encanta el de Industrias Kaiser Argentina. También tengo uno que me regaló Fangio, de Mercedes Benz. Y el último que me trajeron y es uno de los que le tengo mucho aprecio es el de las Islas Malvinas. Los muchachos de acá, los veteranos, estaban por salir para allá y les llevé un rosario para que pusieran en una tumba. Estaban en un café Asin, Nifuri y Cucci, les dije si me podían traer un llaverito porque yo coleccionaba y no tenía de Malvinas. Y me lo trajeron. Lástima que dice Falklands", señaló.
También posee un llavero de cuero que le confeccionara don Antonio Pradas, que era de uso muy común en otros años. A ese como a todos no los usa, solamente tiene para dicho fin uno con el escudo de River, que paradójicamente fue de los pocos que ha comprado.
Y sigue abierto a seguir material para ampliar su colección, la cual somete a los cuidados que a su entender merecen sus llaveros. "Es lindo todo esto pero me lleva mucho tiempo limpiarlos. Voy uno por uno, con un cepillito, limpiándolos".