La travesía del balcarceño que subió al Valle de las Lágrimas
Hace tan solo un mes, el balcarceño Javier Latorre, concretó uno de los sueños de su vida, visitar el Valle de las Lágrimas, lugar donde sucedió la hazaña de supervivencia de los rugbiers uruguayos en la cordillera de Los Andes. En diálogo con El Diario, Javier relató su aventura en el trekking al lugar del accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. El 12 de octubre de 1972, 16 pasajeros sobrevivieron luego de pasar 72 días confinados en la nieve tras su accidente en las montañas.
Latorre describe en su relato todo el viaje hacia el lugar del accidente, incluyendo el terreno desafiante y la importancia histórica y sentimental que tiene el lugar para él. Impulsado por el impacto reciente de la película de Netflix "La Sociedad de la Nieve" y la popularidad que la historia alcanzó a nuevas generaciones, Javier revitalizó la hazaña de los uruguayos y remarcó la importancia de brindar homenaje y respeto a quienes perecieron en el accidente.
CRÓNICA
DE UNA
TRAVESÍA
Hace quince años, Javier visitó uno de los hoteles más remotos y emblemáticos de la provincia de Mendoza, el Hotel Termas El Sosneado. El hotel, del que hoy solo quedan ruinas, se encuentra ubicado en la localidad de El Sosneado, del departamento de San Rafael y aún conserva sus piletas de aguas termales y una postal inigualable, la cordillera de Los Andes.
"Desde aquella época me quedó pendiente otra visita a la cordillera, en especial al Valle de las Lágrimas. La historia de supervivencia de los uruguayos me quedó grabada en la cabeza y eso me despertó el interés de algún día poder visitar ese lugar", mencionó Javier. "La idea concreta de visitar el lugar surgió en 2021 con un grupo de amigos, entre ellos Fernando de la Torre, quien nos inculcó el interés de empezar a realizar la actividad de trekking. A partir de ese año empezamos a preparanos, ya teniamos todo mas o menos planificado pero resulta que el guía contrajo COVID, por lo que el proyectó se suspendió", continuó.
Javier, lejos de claudicar en su sueño de comenzar el camino del trekking, empezó a trazar su propio rumbo junto a dos de sus amigos, Nahuel Reus y Adrian Spadea. "Nos metimos en la cabeza ir hacia la montaña, nos contactamos con un guía y empezamos a aprender la actividad en distintos valles de Catamarca. Con el tiempo nos fuimos motivando hasta el punto de que este año ellos visitaron el Ojo del Salado, también ubicado en Catamarca, y yo inicié mi viaje al Valle de las Lágrimas en Mendoza, mi ilusión de hace tantos años", relató.
Javier arribó a Mendoza el 6 de marzo en un vuelo que salió desde Mar del Plata, época propicia para iniciar cualquier actividad en la cordillera de los Andes por cuestiones climáticas. "Me contacté con los organizadores y me fui a la montaña por tres días, haciendo dos noches en el campamento base", indicó Javier. Fue así como el balcarceño inició su trayecto hacia el memorial "Milagro de los Andes", un santuario ubicado en el Valle de las Lágrimas, en donde descansan los restos de 28 uruguayos. Pese a lo que se cree, el nombre del sitio no es por la hazaña de los uruguayos, sino por las gotas de agua que aparecen en la ladera de las montañas.
EL CAMINO HACIA EL CAMPAMENTO
"EL BARROSO"
Para llegar hacia allí, Javier visitó nuevamente la localidad de El Sosneado, a unos 300 km de la capital mendocina. Desde El Sosneado los aventureros tienen que tomar un camino de ripio a bordo de un vehículo, a baja velocidad y por tramos un tanto peligrosos, que se extiende unos 60 km y recorre el borde del Río Atuel hasta llegar al próximo punto de referencia. Desde allí comienza el trayecto a caballo hasta el otro lado del río, "casualmente ese es el río en donde Sergio Catalán encuentra a Fernando Parrado y Roberto Canessa, los dos primeros uruguayos en ser rescatados luego de la tragedia de los Andes", comentó el balcarceño.
"Una vez que llegamos al otro lado del río empieza la travesía del trekking, te colgás la mochila y caminás, mientras los arrieros te llevan el resto del equipaje en sus caballos hasta el campamento base. Son en total unos 15 km hacia dentro de la montaña hasta llegar al Campamento Barroso, el punto más cercano al Valle de las Lágrimas, el destino final", indicó Javier. El aventurero mencionó que hay dos formas de llegar hasta el campamento, donde se hace la primera noche. Una es por el sendero localizado al Sur del Río Lágrimas y la otra es por el Norte. A esta última se la llama "ir por la Yesera", porque a mitad de trayecto se atraviesa una formación de yeso en la montaña. Después de unas 5 horas de caminata, se llega al Campamento Barroso, que está contra la margen del río homónimo y ubicado a 2.800 metros sobre el nivel del mar. "En total, son 50 km de recorrido, 25 para llegar y otros 25 para volver, y lo hicimos en tres días", agregó Javier
El desafío del trekking no es para cualquiera, hay que tener una preparación previa según nos cuenta Latorre. Advirtió que, si bien cualquier persona puede lograrlo, es recomendable tener experiencia previa o entrenamiento para completar una travesía de estas características, además del equipamiento adecuado. Menciona que lo particular y quizá lo más peligroso de esta travesía es el cruce de los ríos. No se trata de un trekking en el que hay que vadear algunos arroyos, sino cuatro cruces de ríos con un poco de trekking. Traen mucho caudal, empujan mucho y pueden ponerse realmente peligrosos.
La principal recomendación para cruzar los ríos es llevar un par de zapatillas extra, aparte del que se use para caminar, para ponerse al cruzar los ríos y después colgarlas de la mochila. No se puede llevar otro calzado y es necesario trasladarse con mudas de ropa, además de la bolsa de dormir, botellas de agua y demás elementos en compartimentos impermeables, como bolsas herméticas.
MEMORIAL
"MILAGROS DE
LOS ANDES"
"Para el trayecto hacia el Valle tenes que tener, además de un permiso específico, un entrenamiento previo porque en el camino hay muchos desniveles, además de que la altura empieza a hacer efecto en tus pulmones. Más allá de los desafíos físicos para mi fue una experiencia maravillosa, allá arriba hay mucha historia. Cuando llegué al santuario y vi esa cruz enterrada sobre los cuerpos empecé a reconstruir en mi cabeza todo lo que habían pasado aquellos chicos", describió.
El Valle de las Lagrimas se encuentra a 3.680 metros sobre el nivel del mar, según describe, se trata de una gran herradura cubierta de montañas, en el centro el memorial y a 500 metros el valle nevado en donde impactó el avión para luego descender como en un tobogán hacia el valle. "Todos los restos están ahí, el tren de aterrizaje, los picos al sur donde pegó el avión y el monte Seler, por el que subieron Parrado, Canessa yVizintin, para iniciar la travesía que conseguiría el rescate de los sobrevivientes"
"Desde ahí hay que bajar una quebradita cubierta de nieve, que se puede cruzar sin problemas y volver a subir al cementerio, el memorial y restos del avión". En el lugar se encuentran un sinfín de muestras de cariño y recordatorios en cientos de plaquetas, rosarios, crucifijos, camisetas, banderas, objetos personales. "Son restos que llevan ahí 53 años, es movilizante reconstruir toda esa historia una vez que estás ahí arriba. Una cosa es ver una película, pero otra muy distinta es estar ahí. Además pensar que estos chicos sobrevivieron sin ningún tipo de equipamiento especial hace que la hazaña sea aún más grande", remarcó Javier.
"Es verdad que ellos tenían una lectura errada del piloto del avión que agonizante le dio una data equivocada. Pensaban que cruzaban la montaña y llegaban a Chile, pero eso fue mucho más difícil y complicado de lo que se imaginaron", contó.
"Cuando los rescatistas chilenos quieren pasar por la montaña para buscar a los sobrevivientes no alcanzan a ver el valle debido a la nieve y los fuertes vientos, por lo que tuvieron que dar la vuelta por el lado argentino de la cordillera. Ahí es cuando los sobrevivientes que quedaron en el valle ven a los helicópteros y se emocionan" contó Javier. "Caminar por esos senderos es como ponerse en la piel de Canessa y Parrado", agregó.
El aventurero confesó que esta travesía resultó ser una experiencia enriquecedora y animó a aquellos que quieran realizar este camino a que lo hagan, "nada es imposible", aseveró. "Es una experiencia dura, sobre todo por el trekking, pero única, aquel que tenga las ganas y esté preparado puede hacerlo, para mi fue un desafío muy lindo", añadió. El camino de Javier no se trató solo de un desafío físico, sino también de un viaje hacia lo profundo del ser humano, un viaje de búsqueda interior, "creo que lo más valioso para transmitir a los demás es que este tipo de actividades pueden lograrse, ojalá esta historia le sirva a alguien para motivarlo", concluyó.