El Padre D’Orfeo en medio del estallido de Covid-19 en Loncopué
La pequeña localidad neuquina de Loncopué que atraviesa una situación crítica ante la proliferación de casos de Coronavirus está estrechamente ligada a Balcarce.
El Párroco del pequeño poblado que alberga a unas 6.000 almas es, desde hace más de tres décadas, el balcarceño José María D’Orfeo.
Por otra parte, se ha generado un lazo afectivo entre los habitantes de dicho lugar y la comunidad de nuestro medio que posibilitó que desde hace tiempo, todos los años un grupo de gente reúne comestibles y ropa con lo que completan un camión que colmado de dichos productos los traslada para acercar a los sectores más carenciados del poblado del norte neuquino.
Por dichos motivos la noticia que desde hace un par de días acaparó la atención del país sobre la sorpresiva explosión de casos en ese remoto lugar con más de 60 vecinos aislados, 20 afectados y dos muertos, tocó muy de cerca a muchos balcarceños.
El Diario se comunicó con el Padre José María D’Orfeo quien brindó un panorama de la situación que alteró la tranquilidad que reina en esa zona.
Según narró el sacerdote, el origen de la expansión del virus en la zona se habría dado en la vecina localidad de Las Leñas donde un vendedor callejero de tortas fritas se estima habría sido contagiado por un camionero chileno a quien le vendió sus productos.
Un loncopuense que eludió la cuarentena y viajó a dicho poblado habría sido el encargado de transportar el virus a Loncopué y luego, al participar de un asado comenzó a multiplicarse el contagio.
El primer fallecido fue el padre del organizador de la fiesta mientras el segundo fue un hombre de edad avanzada, inválido que jamás salió de su casa pero fue contagiado por un hermano de quien llevó el virus a Loncopué, que fue a su domicilio a reparar un calefactor.
IRRESPONSABILIDAD
«Veníamos haciendo bien todos los deberes, pero la irresponsabilidad de algunos hizo que se desatara todo esto», resumió el Párroco remarcando que ahora, «es de esperar que este mal ejemplo nuestro sirva para que la gente tome conciencia».
Al consultarle sobre cómo está ahora la situación y el ánimo dentro de la comunidad, dijo que si bien hay preocupación, también reina la calma, explicando que a partir del mediodía de ayer se dispuso el cierre total de comercios hasta el martes y la prohibición de salir a la calle, a la vez que se cerraron todos los accesos.
«Se han tenido que tomar medidas extremas para ver si ésto se puede parar», resaltó. .
Hay 60 personas aisladas porque tuvieron contacto con esta gente.
En cuanto al sistema de salud D’Orfeo señaló que los casos más serios son trasladados a la ciudad de Zapala, a 130 kilómetros de distancia (lugar donde se hallaban las dos personas fallecidas), mientras el resto de los aislados y afectados están en sus hogares.
A la vez, dijo que por lo pronto «la salud pública no está desbordada» y que se está preparando un Jardín de Infantes y un gimnasio como lugares de alojamiento en caso de ser necesarios.
En el aspecto netamente religioso, el presbítero comentó que al igual que en el resto del país, las redes sociales son la herramienta por las que se canalizan las celebraciones, en tanto en lo personal asegura estar «cumpliendo a rajatabla con todas las medidas de seguridad»
Una situación especial se da en el sector rural dado que la zona es destinada a la «veraneada» (traslado de familias y ganado a campos beneficiosos permitiendo a la vez descansar las tierras que se destinan a la «invernada»)
«Mucha gente ya ha bajado para la zona de invernada, pero los que no lo hicieron van a tener que esperar para volver, ya que ese traslado se cerró para tratar de no expandir más el virus.
Finalmente, el Padre D´Orfeo resaltó que pese a la gravedad de la situación «hay tranquilidad. Debemos ser responsables y cumplir con lo que se nos pide» para concluir destacando: «Nosotros como personas de fe nos hemos puesto desde un principio en las manos de Dios y le pedimos que cuanto antes se aleje esta peste y rezamos por los afectados».