"Los verdaderos protagonistas son nuestros bomberos", afirmó el presidente Héctor Murias
Esta vez no hubo festejo. Si un momento, anoche, después de agotadoras jornadas ofreciéndole batalla al fuego, en que integrantes del cuerpo activo, de reserva, miembros del consejo directivo y colaboradores compartieron una cena para celebrar estos 66 años de existencia de la Asociación de Bomberos Voluntarios en la que no faltó, claro está, el recuerdo a aquellos pioneros como Alfredo Capparelli y los hermanos Cipriano y Raúl Higuera, entre otros, quienes decidieron emprender este "sueño de verano" sustentado en la vocación y el compromiso de donar tiempo y esfuerzo en beneficio del prójimo.
"Es un alto honor para mí estar representando a quienes gestaron esta institución, poniéndola en marcha con un enorme corazón solidario y una visión a futuro. Por eso nuestro compromiso es reconocer y agradecer a aquellos pioneros", asegura Héctor Murias, presidente del consejo directivo.
Conducir los destinos de una de las entidades más queridas de Balcarce no es tarea sencilla. Pero reconoce Murias que cuando hace tres años asumió el cargo, "me dejaron un camión en marcha. Lo único que tenía que hacer era no chocarlo", elogiando así lo que fue la gestión de su antecesor en el cargo, José "Pepe" Canto, y las restantes.
Hizo mención luego al crecimiento que experimenta Balcarce en distintos ámbitos. "Procuramos estar a la altura de las circunstancias. Por eso en esta fecha especial, más que un festejo lo que hay es un recuerdo para quienes impulsaron la creación de la entidad y sus continuadores. Mientras tanto, seguimos trabajando para que la institución siga creciendo y de esa manera estar a la altura de las circunstancias", añadió.
Esta realidad, que convierte al cuartel local en un verdadero orgullo para la comunidad pero también para sus pares de otros cuarteles, es producto de un trabajo continuo y mancomunado por parte de quienes integran la familia bomberil, sostenido por el permanente apoyo de los vecinos.
"Estamos preocupados en forma permanente en cuanto a las necesidades y como poder dar respuesta a ellas", sostuvo el vicepresidente Jorge Cinalli, quien desde hace seis años se desempeña como directivo pero que conoce como muy pocos la historia de la entidad a la que ingresó en 1963 cuando la sede estaba ubicada en calle 12 entre 13 y 15. "Era un tinglado en el cual guardábamos la única unidad por entonces, el emblemático Chevrolet '28, sumándose luego el Chevrolet '46", recuerda con emoción quien se desempeñó como jefe del cuerpo activo, quien no dejó de mencionar a uno de los tantos artífices de esta realidad como lo fue el recordado Juan Pallante.
La entidad "es de la comunidad"
La entidad, entregada a salvar vidas y los bienes de los demás, "pertenece a la comunidad", afirma Murias. "Uno lo único que hace es una tarea administrativa que procura transformar en una realidad las necesidades para actuar en la emergencia. Se corren muchos riesgos y los bomberos deben estar muy bien preparados y equipados. Y dan cuenta de su capacidad y coraje en cada una de sus intervenciones", agregó.
Cuando escuchan la sirena, dejan a sus familias y ocupaciones para correr al cuartel. No cobran por arriesgar el pellejo en los siniestros. Por eso Murias no deja de poner el acento en la obligación que tiene el consejo directivo de ofrecer las mejores condiciones para que los servidores públicos puedan desarrollar su labor. "Nos llena de felicidad los conceptos que vierten quienes visitan la entidad, lo cual demuestra que vamos por el buen camino. Pero los verdaderos protagonistas son nuestros bomberos. Por eso cada vez que suena la sirena, cada uno de nosotros se preocupa porque a ellos no les falte nada y puedan trabajar en las mejores condiciones. Ellos dejan todo y son parte fundamental en estos 66 años de historia. Por eso en este momento lo principal es agradecer, agradecer y agradecer", aseveró.