Papa Francisco: qué pasará con su cuerpo y cómo se elige a su sucesor
La muerte del Papa Francisco conmociona al mundo y, desde que desde el Vaticano se conoció el deceso de Jorge Bergoglio, se espacula con lo que sucederá con los restos del hombre que desde que se convirtió en máximo lider de la Iglesia Católica decidió no retornar a la Argentina.
Lo cierto es que, el año pasado, Francisco firmó el nuevo “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, el documento que regula el rito fúnebre de un Obispo de Roma. El protocolo establece que el cuerpo del Papa sea colocado en un ataúd de madera con interior de zinc, en lugar del antiguo sistema de tres ataúdes (ciprés, plomo y roble) y sea trasladado directamente a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto en un féretro abierto, sin el uso de un catafalco ni la colocación del báculo papal.
La misa exequial se celebrará en la Plaza de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio. En la ceremonia, se evitarán títulos asociados al poder temporal, utilizando expresiones más sencillas como “Obispo de Roma” o “Pastor”. Finalizada la misa, el féretro será trasladado a su lugar de sepultura. Aunque la tradición dicta que los papas sean enterrados en las grutas vaticanas, Francisco dejó expresado su deseo de ser inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
Luego de la inhumación, el Colegio Cardenalicio inicia el proceso para elegir al próximo Papa. Durante el período de Sede Vacante, el camarlengo se encarga de administrar los asuntos temporales de la Iglesia.
El nuevo pontífice será elegido en un cónclave en la Capilla Sixtina, en cuyo transcurso los cardenales votarán en secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. El voto se consigna en pequeñas papeletas blancas que son incineradas una vez hecho el recuento. Si no hubo un resultado positivo, el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina es gris. Una vez elegido un nuevo Papa, junto con las papeletas se quema una sustancia que genera un humo blanco -fumata blanca-, señal que le transmite al mundo que hay un nuevo líder de la Iglesia Católica. Éste, posteriormente, es presentado a los fieles desde el Balcón Central de la Basílica de San Pedro, con el tradicional anuncio: “Habemus Papam”.