"Eco constructores": aprender a cuidar el ambiente desde los primeros años
El proyecto "Eco constructores" nació en el Jardín de Infantes Nº 902 a partir de una iniciativa conjunta de las docentes Lucía Cortés y Noelia Caso, a cargo de las salas de 2 años y Karen Almaraz, docente de la sala de 3. La propuesta se pensó como un trabajo de articulación entre ambas salas, con un objetivo común: comenzar a formar conciencia ambiental desde edades muy tempranas.
"La idea fue empezar a hablar del cuidado del medio ambiente desde muy chiquitos, con propuestas simples, cotidianas y acordes a su edad, pero que también interpelaran a las familias", explicó Lucía Cortés en diálogo con El Diario.
Desde el inicio, el proyecto apuntó no solo a los niños y niñas, sino también a los adultos responsables, entendiendo que el aprendizaje se potencia cuando se construye en comunidad.
APRENDER
HACIENDO, TAMBIÉN EN FAMILIA
Las actividades dentro de la sala estuvieron especialmente adaptadas a las posibilidades de los más pequeños. A través del juego, la observación y pequeñas acciones concretas, los niños comenzaron a familiarizarse con la reutilización de materiales y el cuidado del entorno.
"En la sala trabajamos con propuestas muy simples, pensadas para ellos, pero siempre con la idea de que después eso continuara en casa, con la participación de las familias", señaló Cortés. En paralelo, se propusieron tareas para los adultos, con el objetivo de llegar a una meta común que diera sentido a todo el proceso: la construcción de una casita ecológica en el patio del jardín.
LA CASITA ECOLÓGICA, UN TRABAJO COLECTIVO
El proyecto tuvo su punto culminante con la construcción de una casita realizada con botellas recicladas, que hoy forma parte del espacio cotidiano del jardín. Para llevarla adelante, fue fundamental el acompañamiento de Gestión Ambiental, que donó las denominadas "botellas de amor" utilizadas para levantar la estructura. Las familias de ambas salas fueron protagonistas del proceso: realizaron el cimiento, levantaron las paredes, confeccionaron las tiras de la cortina con tapitas recicladas y colocaron el techo.
"Las familias se comprometieron muchísimo. Cada uno aportó desde su lugar y eso fue lo más lindo de todo el proyecto", destacó la docente. El techo de la casita se concretó gracias a la donación de chapas transparentes por parte de Hierros Agustín, sumando un nuevo gesto solidario que permitió finalizar la obra.
UN APRENDIZAJE QUE DEJA HUELLA
Más allá de la estructura construida, "Eco constructores" dejó aprendizajes profundos y duraderos. Para los niños y niñas, ver materializado el trabajo en un espacio propio del jardín significó reforzar valores como el cuidado del ambiente, el trabajo en equipo y la responsabilidad compartida.
El proyecto fortaleció el vínculo entre el jardín y las familias, y demostró que la educación ambiental puede comenzar desde los primeros años de vida, con propuestas simples pero cargadas de sentido. Una iniciativa que, desde lo pequeño, invita a pensar en grande y a construir, entre todos, un futuro más consciente y sustentable.
