Una mujer con espíritu empresarial
Al momento de enfrentar los desafíos laborales son las ideas originales, la manera de implementarlas y las personas que las desarrollan lo que diferencia el negocio o el fracaso de un emprendimiento. Cada una de ellas tiene sus herramientas para hacerlo. Hay fortalezas y debilidades también.
Santa Elisa Di Lella de Buccella le puso mucha pasión y capacidad a un emprendimiento comercial durante casi 58 años en nuestra ciudad. ¿Quién no efectuó una compra en «La casa de los hilos. Todo para la costura».
El tradicional local, que arrancó funcionando en la esquina de calles 19 y 20 donde hoy se encuentra la sede de la Cámara de Comercio e Industria de Balcarce y luego lo hizo en otras sedes céntricas para finalmente instalarse en 18 entre 17 y 19, donde continuó por otros 32 años hasta que a mediados de este 2017 bajó la persiana, nació a partir de una idea que Santa Elisa compartió con su esposo Santiago, quien se había desempeñado en recordadas y reconocidas tiendas como Casa Boo y Casa Arregui.
Desde entonces, «La casa de los hilos» fue uno de los comercios emblemáticos de la ciudad. Con el correr del tiempo se fue diversificando y ampliando su oferta de artículos. «Vendíamos artículos de mercería y también lencería, medias, corsetería y ropa interior, entre otros, principalmente destinados a la mujer», le contó a El Diario en la tranquilidad de su hogar.
Reconoce que aún se está adaptando a su nueva vida después de dejar de estar detrás del mostrador donde, además de ejercer su trabajo, disfrutaba intensamente del contacto diario con la clientela. «Cuando nos iniciamos con mi esposo -recordó- no había mucha competencia. Recuerdo que estaba el negocio de Pagget también en el centro. Pero con el transcurrir de los años hubo quienes nos fueron copiando un poco», dice con una sonrisa.
Los vaivenes de la economía no fueron ajenos a la actividad comercial. «Por suerte siempre anduvimos bien si bien hubo años difíciles. Pero la premisa siempre fue no desatender el negocio por lo que hicimos un gran esfuerzo», afirma orgullosa quien al iniciar este camino dentro de la actividad comercial apostó y fuerte, junto a su esposo: vendieron su vivienda para la inversión inicial.
Tanto la apasionaba el trabajo que, con una pizca de ironía, dijo que «mis hijas me venían a visitar al negocio, que era como mi casa». Patricia, la mayor, la acompañó algún tiempo pero su vocación pasaba por otro lado al igual que la de Nora y Marcela
Hubo épocas, subrayó Santa Elisa, en que el esfuerzo se duplicó porque la creciente demanda la animó a abrir una sucursal. Una de ellas funcionó en las avenidas Favaloro y Suipacha y la otra, bajo el nombre de «Corsetería Santa Elisa», en la zona céntrica.
MIMOS AL ALMA
Dos hechos relevantes, significativos y cargados de emoción tuvieron a esta mujer emprendedora como verdadera protagonista. El primero de ellos fue impulsado por la Cámara de Comercio e Industria local que le otorgó un reconocimiento a la trayectoria durante el reciente desarrollo de la Expo Balcarce, en el cual deliberaron directivos de la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA) de la región. «Fue un hecho por demás importante en lo personal, viniendo de la Cámara de Comercio local, a la cual le agradezco mucho», admitió.
Pero luego, como corolario de lo que fue una extensa y fructífera labor, la FEBA la seleccionó y la distinguió por su trayectoria comercial junto a otras 20 finalistas.
Junto a sus hijas y algunos de sus nietos, además de la empresaria local Andrea Bertolot que la acompañó, disfrutó del reconocimiento.
Dijo finalmente a El Diario que por el trabajo dejó muchas cosas en el camino. Pero no se arrepiente. Todo lo contrario. Hoy, a los 83 años, Santa Elisa se siente orgullosa y feliz de haber concretado sus sueños. Y también, porqué no, inmensamente contenta de que el camino recorrido dentro de la actividad empresaria no fue en vano.