Un refugio para "perros viejos" que busca crear conciencia sobre la adopción responsable
Con el objetivo de "crear conciencia sobre la adopción responsable" y llevar adelante una "cruzada contra el maltrato animal", la ONG "Ángeles de Cuatro Patas", un refugio construido a base de nylon, pallet y chapas al pie de la cordillera mendocina, ofrece "una segunda oportunidad" a perros de avanzada edad, algunos de ellos enfermos y otros abandonados.
Un lugar donde "el amor por los perros, por más que sean viejos" es un valor destacado y que cuenta, entre su anecdotario, con una visita del hoy presidente Javier Milei en noviembre del año pasado, además de haber soportado varios temporales, que incluyen las ráfagas del viento Zonda.
Beatriz Méndez, de 60 años, es la coordinadora del refugio que antes funcionó en la localidad de Las Heras y ahora alberga a 186 perros.
"Antes lo tenía una mujer, era un lugar muy chiquito, muy precario donde los animales no estaban muy bien, a pesar del esfuerzo personal y decidimos trasladarlo", explicó.
El camino a "Ángeles de Cuatro Patas" en su último tramo es con dirección hacia el piedemonte de Godoy Cruz, se transita una calle de ripio y a los costados acompaña un barrio humilde y del otro un descampado.
"Nosotros trabajamos con el Instituto Veterinario Godoy Cruz. Todos los perros antes de ingresar al refugio, pasan primero por la veterinaria, se les hace un chequeo general", dijo Méndez a la agencia Télam.
Al estar ubicado en un lugar casi inhóspito, pese a su cercanía con la capital de Mendoza, el refugio también se expone a inclemencias climáticas, que en la región suelen ser implacables, por temperaturas extremas y los fuertes vientos.
"Un día nos azotó el viento Zonda. Vi que el portón del fondo que era muy pesado voló al medio del descampado, las chapas salieron despedidas, y se me había caído un canil. En medio del caos, con mi hijo hicimos todo lo posible para que no se nos escapen los perros", rememoró.
El refugio, único en su estilo en Godoy Cruz, está construido a base de maderas, pallet, nylon y chapas. No tienen luz. La mayoría de los caniles albergan a más de 180 perros distribuidos en distintos sectores del predio que forma un laberinto que abarca cerca de una manzana.
El viento Zonda dañó la estructura del refugio, entonces, "se hizo una publicación en redes sociales y empezó a venir gente del barrio. Un domingo a la mañana teníamos un montón de gente ayudando; la verdad es que teníamos mucha alegría", contó.
"Somos más o menos unas 10 personas que nos repartimos la semana, de lunes a lunes, todos los días, porque acá no se puede faltar un solo día. Los perros no solo tienen que comer", señaló.
En la provincia de Mendoza, la mayoría de los refugios dependen de la colaboración de la comunidad, para cubrir los costos de alimentación, los traslados y la veterinaria.
Debido a esta situación, "se suelen acumular muchas deudas", señaló la pianista y presidenta de la Sociedad Mendocina Protectora de Animales, Teresita D´Amico.
Sobre esta realidad, Beatriz apuntó que el refugio al principio compraba la comida con su propio dinero, luego surgió la idea de hacer socios para aportar.
"Nosotros le habíamos puesto una cuota de colaboración de 500 pesos, pero pueden colaborar con lo que pueda, todo suma", aclaró. (Télam)