Un hecho de violencia de género acaecido en Balcarce llegó a instancia de juicio

Un hecho de violencia de género acaecido en Balcarce llegó a instancia de juicio

Según mi psicóloga vivi inmersa en una relación adictiva que no lograba superar, señaló Carolina Brivio

Aunque son innumerables las denuncias por violencia de género que se realizan de manera casi constante en nuestra ciudad, son muy pocos los casos en que se avanza en las mismas. Hubo y hay muchas causas judicializadas por dicho motivo, pero la mayoría no llega a la instancia de juicio propiamente dicho. Es poco habitual que un caso de lesiones por violencia de género llegue a la etapa del art 338 del cpp.

El pasado jueves se dio, por hechos ocurridos en nuestro medio, que se avanzara hasta la audiencia que, en este caso, permitió que se determinara entre las partes la suspensión del juicio a prueba (ver aparte). La defensa del imputado del hecho se opuso a la elevación a juicio y pidió la nulidad. La justicia no hizo lugar a esos planteos y por eso se llegó a la audiencia del art. 338 del cpp. acordándose la suspensión por tres años con condiciones.

Así lo informaron a El Diario la víctima y denunciante de esta situación, Carolina Brivio y su abogada defensora, la doctora Dolores Sánchez Azcárate.

LOS HECHOS

Carolina narró los acontecimientos que transformaron durante largo tiempo su vida en un martirio y que derivaron en el inicio de las acciones legales.

Todo comenzó en 2014 cuando separada del padre de sus hijos inició una relación que pudiese llevarla a rehacer su vida sentimental sin imaginar el calvario al que se encaminaba.

"Fue un vínculo de siete meses y cuando lo dejé empezó lo peor" señaló comentando que en el transcurso en que ella y Mariano (el nombre de su pareja) mantenían su relación comenzó a recibir mensajes y llamados de dos mujeres que le advertían de que habían sido parejas del joven y eran permanentemente acosadas desde el momento en que terminaron sus respectivas relaciones.

"No creí nada de lo que decían, le pedí explicaciones a él y me convenció de la falsedad de esos dichos, después los hechos me demostraron lo equivocada que estaba" dijo añadiendo que la relación comenzó a fines de 2013 y culminó en mayo o junio de 2014, sin que nunca hubiesen convivido juntos.

"Cuando lo dejé comenzó a aparecer en la puerta de mi casa en la madrugada, llorando desconsoladamente pidiendo que lo perdonara, o me hacía llamar por otra gente diciendo que estaba mal. Yo le tenía pena, creía que era una buena persona y le creía, pero al poco tiempo me empezó a vigilar, sabía todos mis movimientos, me seguía cuando salía y me vigilaba cuando estaba dentro de mi casa, cuando iba por la calle me tiraba el auto encima. Me pedía disculpas y al poco tiempo volvía a hacer lo mismo.

Lo perdoné mil veces pero solo duraba un día, era un manipulador", narró Carolina.

Con el correr de los días, lejos de renacer la calma, la situación se fue agravando.

"Perdí mucho peso, estaba según mi psicóloga en una relación adictiva que no lograba superar. Me comencé a desesperar, él se quedaba toda la noche afuera de mi casa yo no le abría pero se quedaba. Estaba incluso con la ropa de trabajo y en la mañana, después de acosarme toda la noche se iba directamente a su trabajo. Solo estaba tranquila de 5,30 a 14, que es su horario de trabajo, después no tenía un minuto de paz. El sabía hasta los movimientos míos dentro de mi casa , me mandaba mensajes hablando de la ropa que horas antes llevaba puesta o lo que hacía sin haber salido de mi casa.

Padecí un acoso sicológico a cualquier hora, me espiaba y en la madrugada me mandaba los mensajes. Perdí hasta el trabajo. No me dejaba dormir, no podía comer, no podía vivir… era a diario, podía desaparecer un día pero al siguiente volvía", fue relatando entre sollozos.

La imposibilidad de continuar tolerando esa tortura la llevó a alquilar su propia casa y mudarse a un departamento, decisión que empeoró todo.

TERRIBLE DESENLACE

"Me mudé en agosto y eso lo volvió loco, me empezó a seguir con más insistencia siempre con persecución y violencia psicológica, sin violencia física pero con amenazas de concretarlas. Se descontroló totalmente. Vivía acosándome por teléfono con mensajes y llamados. Si bloqueaba el celular aparecía en la puerta a tocarme timbre a toda hora. Fueron veinte días terribles con acoso constante, Hasta que todo llegó al extremo. El 28 de agosto fui a Mar del Plata con una amiga y cuando volví, a las 21, dejé a mi amiga y cuando llego a mi casa Mariano venía caminando, me había mandado ese día miles de mensajes, tenía un poder muy fuerte sobre mí. Al llegar a casa me dijo que quería hablar conmigo por última vez y que no me volvería a molestar.

Cuando lo hice pasar me empezó a reconocer todo su pasado. Al querer echarlo, me insultó, me tiró sobre un sillón y me comenzó a apretar el cuello hasta dejarme sin respiración, cuando se me comenzaron a dar vuelta los ojos no sé porqué, me soltó y se puso a llorar. Me preguntó si lo amaba y cuando le dije que ya no, se fue, al rato me mandó varios mensajes y después dejó de molestarme.

"La agresión física fue una sola vez, me golpeó una sola vez pero los anuncios de esa agresión fueron cientos. Yo no los ví, no los pude o no los quise ver por estar enferma a raíz de su violencia psicológica. Me pudo haber matado, todavía no sé porqué no lo hizo, estuve a dos segundo de morir" comentó agregando de inmediato: "Toda violencia psicológica termina en un hecho de violencia física. Algo me salvó….."

"Viví en carne propia lo que las otras dos mujeres me contaron que habían padecido" resumió.

LA DECISIÓN

En medio de todo lo sucedido hubo denuncias que derivaron en restricciones de acercamiento que vencían a los 60 días, las que fueron violadas en reiteradas oportunidades. Al enterarse de que si no intervenía un profesional las denuncias terminaban archivadas decidió avanzar junto a la doctora Sánchez Azcárate.

Así se avanzó hasta llegar a que la causa Nº 2775/14 "por lesiones" llegara a la instancia judicial.

El jueves se concretó la audiencia en Mar del Plata y se acordó la Suspensión de Juicio a Prueba por tres años.

Durante ese tiempo el imputado no podrá acercarse a Carolina ni a sus hijos, así como tampoco podrá tener contacto telefónico o por redes sociales. A la vez deberá someterse a tratamiento psicológico y al Patronato de Liberados.

Hoy, con el dictamen de la Justicia a su favor Carolina tiene la satisfacción de haberse animado a llegar hasta las últimas consecuencias y anima a quienes estén atravesando situaciones como la que ella padeció a que no oculten la realidad, "antes de que sea tarde".