Un aplauso para el asador!!!
El asado es más que una comida para los argentinos. Constituye un verdadero ritual que va desde prender el fuego hasta sentarnos a la mesa a degustarlo. Es lo que identifica a los argentinos en el mundo gastronómico.
En pocas palabras, la carne lo es todo en la Argentina y la parrilla, un templo sagrado de adoración. Es una costumbre que se transmite de generación en generación que significa, entre muchas otras cosas, amistad, familia y amigos.
Hay quienes son «maestros de las brasas». Uno de ellos era el recordado Alfredo «El Negro» Aguirre, quien tuvo discípulos. Uno de ellos, su hermano del alma, Jorge Riberi, quien hace unos quince años lo conoció apenas desembarcó en nuestra ciudad.
Fue «El Negro», como él bien recuerda y cuenta, haciendo un esfuerzo interior para no emocionarse, el que lo fue metiendo en el oficio de asador. También aprendió y mucho de Antonio Basterrechea.
Los tres compartieron momentos inolvidables en innumerables cantidad de fiestas y reuniones en las que eran convocados para hacer asados, su especialidad.
«’El Negro’ me enseñó todo, hasta cocinar una vaquillona con cuero. El me decía que aprenda porque no era eterno. Tenía mucho trabajo sobre el lomo. Hoy se lo sigue recordando como el «prócer de los asados», subrayó.
Esa habilidad adquirida por Jorge se convirtió en su medio de vida.
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
Recientemente, Jorge vivió una singular experiencia. Esa capacidad incorporada para cocinar asados lo impulsó a participar en la localidad de Macachín, en La Pampa, de un certamen clasificatorio para la Fiesta del Asador Criollo en esa provincia, cuya final se concretará el 16 del mes próximo en la localidad de Miguel Riglos. Pero además esa participación tuvo un hecho relevante para el asador considerado balcarceño, que fue reencontrarse y tomar parte de la competencia con un amigo de la infancia, Dardo Roberto Gutiérrez.
«Fue una experiencia hermosa. Si bien no ganamos, el jurado nos dio otra oportunidad de llegar a la final participando en otra instancia el venidero 1 de septiembre en la localidad de General Campos luego de evaluar cómo habíamos cocinado», le contó a El Diario.
Fueron 16 las parejas que tomaron parte del campeonato, las cuales debieron respetar un reglamento. «En mi caso desempeñé el rol de asador, que consistió en armar un costillar de entre 20 y 23 kilos sobre el asador y cocinarlo, mientras que mi compañero cumplió el rol de fogonero, es decir prendió el fuego e hizo el manejo de las brasas tal cual lo estipuló la organización. En tanto, el jurado siguió atentamente el desempeño de cada pareja durante las tres horas que tuvimos de tiempo para trabajar. Observaba la técnica empleada, la prolijidad con que trabajábamos, la vestimenta utilizada y cuándo lo dábamos vuelta, por ejemplo. También cocinamos chorizos», señaló.
LA ELECCION
Cumplido el plazo estipulado, los críticos gastronómicos tuvieron la nada sencilla tarea de elegir el mejor asado cocinado para lo cual evaluaron la cocción y sabor, además de los pasos previos dados por cada pareja, que fueron desde el encendido del fuego para lo cual solo podían utilizar ramas (estaba prohibido hacerlo con papel y combustible).
«En nuestro caso -indicó Riberi- el asado lo hicimos bien cocido pero el criterio y gusto del jurado fue otro aunque la diferencia en la puntuación fue mínima con los demás equipos. Eso ya lo sabemos por lo que encararemos la próxima instancia de una forma diferente».
Jorge y Dardo disfrutaron y mucho de esta novedosa y atrapante experiencia. Al término de la misma más de 300 personas disfrutaron de un exquisito almuerzo degustando el sabroso asado. Saben que en pocos días más tendrán otra oportunidad y tratarán de no desperdiciarla.
«Seguramente ‘El Negro’, mi maestro, desde el cielo, me estará acompañando una vez más», terminó diciendo Riberi.
