«Quizás a los hombres les tocó adaptarse a un espacio que fue históricamente conformado por ellos»
Otra de las fuerzas de seguridad que se encuentran en nuestra ciudad es el Escuadrón Vial de Gendarmería Nacional, allí se desempeñan la Sargento Primero, Laura Leites y la Cabo Primero Natalia Romero. En torno al mes de la mujer, hablaron con El Diario acerca de sus historias, del origen de la unión a la fuerza y el rol que componen en otra de las instituciones que también fue empezando a forjarse tanto de hombres como de mujeres.
LA DECISIÓN
En primer término y en relación al origen para sumarse a Gendarmería Nacional, Leites explicó: «yo vengo de Misiones y soy enfermera. Esta es la razón por la que decidí ingresar a Gendarmería, fue en el año 2005. Ingresé con el título de enfermera. Después dentro de la fuerza continué mis estudios y realicé la Licenciatura en Enfermería, además de una especialidad en estimulación temprana, algo que dentro de la formación nuestra tenemos la posibilidad de hacerlo en la función de cada uno y su especialidad».
En su origen, Romero contó: «yo ingresé a Gendarmería en 2012, tengo familiares que han pasado por la fuerza y mi rumbo fue para ese lado. Mi padre fue Suboficial Mayor retirado, falleció en el 2020 y mis hermanos también pertenecen a la fuerza. Mi especialidad la concreté en la Escuela de Suboficiales».
MIRADA
Consultadas sobre la mirada de los demás cuando ingresaron a la fuerza, Leites señaló: «Gendarmería es una institución en la que históricamente trabajaban los varones. En mi experiencia yo sentí mucho acompañamiento. Cuando me incorporé trabajaba con siete varones y yo era la única mujer en ese turno. Nos habíamos incorporado 10 profesionales y de esos 10, eran tres médicas y cinco enfermeros. Por ejemplo, en aquel momento no teníamos baños, no estaban habilitados para el personal femenino, pero me sentí cuidada: se quedaba siempre un compañero apostado en la entrada cuidando cuando iba al baño. Siempre hubo respeto y también creo que es una cuestión de lo que cada uno va forjando y preparando en cada lugar».
En ese contexto y resaltando una anécdota particular, Leites relató: «antes de unirme a Gendarmería, trabajaba en una municipalidad, en Oberá, Misiones. Era de planta permanente. Cuando entraba a mi lugar de trabajo, uno sentía que todas las miradas estaban puestas en la nuca. Era un ambiente que no era militar, pero en ese lugar sentí la cosificación. En lo personal, en la fuerza, para ponerlo en términos modernos no sentí algo patriarcal».
Retomando la cuestión sobre la mirada, Romero comentó: «al empezar en el 2012 en la fuerza, ya había bastantes mujeres desde hacía años. Quizás a los hombres les habrá costado el hecho de incorporar mujeres, pero como nosotras ingresamos ya teniendo un recorrido de mujeres, no sentí esa diferencia. El hecho de que haya menos cantidad de mujeres, puede haber una mujer entre más hombres. Depende de cada mujer, de la personalidad de cada una. En mi caso yo nunca tuve malas experiencias. Salíamos a patrullar y quizás había dos varones y una mujer y ellos cuidan a las mujeres. Siempre se siente el acompañamiento del hombre en estas cuestiones».
DERECHOS Y ROLES
Preguntadas en términos de derechos y roles que han ido consiguiendo las mujeres, Leites manifestó: «se ve en la historia y resaltando algo que dijimos antes, quizás a los hombres les tocó acomodarse, porque estaban adaptados a un ambiente diferente. Quizás hablaban de algo y para cuidarse a mí me decían: ‘Niña, haga de cuenta que no está escuchando’ y la verdad con respecto de ir ganando espacio, es que se ve claro en todos los ambientes: mujeres que fueron presidentes, que son diputadas, jefas de área y sí, hay una lucha. En términos económicos, quizás a nosotras no nos pasa porque nuestro sueldo está regido por la jerarquía y funciones que cumplimos. Entonces yo soy tan Sargento Primero como un varón. Pero pasa que en otros ambientes que cuesta llegar por el hecho ser mujer a cargos más importantes o áreas. Se ve mucho por fuera de la fuerza. En la institución tenemos que cumplir ciertas funciones. En los entrenamientos teníamos que hacer lo mismo que los varones. Después cada uno tiene sus pensamientos personales y ahí yo creo que no somos todos iguales. Más allá de la biología y todo, creo que nos podemos complementar, hacer un buen trabajo y hay diferencias: las mujeres somos mucho más detallistas y minuciosas. Los varones son más prácticos. Y todo eso hace a un complemento. La mujer fue ganando terreno y eso se nota mucho».
MENSAJE DE MUJERES
Consultadas sobre el mensaje por este mes de la mujer, en el momento particular que se está viviendo, en primer término, Leites expresó: «creo que el reconocimiento debe ser para aquellas mujeres que están en sus casas, trabajan las 24 horas del día sin remuneración. Muchas de ellas son profesionales que postergan su vida por abocarse al cuidado de sus hijos y la casa y a veces eso no se ve, no se considera como trabajo y después estamos nosotras que ‘hacemos de tripas corazón’ para poder salir adelante, tanto dentro como fuera de la casa, tratando de estar con nuestros hijos con nuestras parejas y de repente es un reconocimiento para aquellas mujeres que trabajan silenciosamente».
En su parecer, Romero resaltó: «mi madre siempre me enseñó a trabajar por uno mismo y yo nunca voy a estar dependiendo de otra persona. Me gusta ser independiente en todo sentido. Si bien tengo a mi pareja que también está en la fuerza, cada uno tiene su propia independencia. Somos compañeros tanto en la casa como en el trabajo y es algo mutuo de la vida cotidiana. Me gusta tener mi trabajo, mi plata, mi independencia, tengo dos hijas y nos acompañamos en todo momento. De esto tienen que ver mucho las generaciones, yo no me imagino quedarme en mi casa a ser ama de casa. Los derechos van atravesando generaciones y pensamientos. No es lo mismo lo que piensa una mujer de 50 años, que yo que tengo 34 y hay diferencia en los pensamientos. Estamos bien en el camino que estamos construyendo. Faltan muchas cosas para mejorar, pero estamos yendo por un buen camino.
Fue cambiando esa cuestión de que la mujer tiene que cambiar más, o cobrar menos por serlo».
EXPERIENCIA EN BALCARCE
El último destino, por ahora, para ambas es Balcarce y en cuanto a su sentir por la ciudad, en primer lugar, Leites resaltó: «con mi familia pedimos el pase para venirnos para acá. Estábamos en un pueblo de 2.000 habitantes en Chubut, por más que uno sea de lugares chicos. Pedimos el pase por temas personales y la distancia era una cuestión que complejizaba nuestra dinámica familiar. Cuando vinimos, miramos muchos carteles de lugares en venta y tomamos la determinación de vivir acá. No teníamos ni el dinero ni el pase y luego se dio. Tenemos nuestro lugar y nos gusta mucho. Es un lindo lugar para vivir, la gente también lo es. El ambiente laboral es distinto, pero estamos muy a gusto».
De su experiencia, que no arrancó de la mejor manera, Romero relató: «cuando vine a buscar alquiler a Balcarce no me gustaba para nada. Vivía en Monte Grande cerca de Ezeiza que es más grande que aquí y venir acá a Balcarce era chico y estaba lejos de todo. Entonces primero no me gustó, hasta que hace un año que estoy acá, mi pensamiento fue cambiando. Es mucho más lindo que los otros lugares en los que estuve, la gente es distinta», finalizó.