El viaje de una voluntaria de Cáritas marcado por el adiós al Papa Francisco
Mónica Pérez, una voluntaria de Cáritas San José, viajó junto a su esposo y una amiga al Vaticano con motivo del Jubileo 2025 y terminó participando de la despedida al pontífice argentino. En diálogo con El Diario, compartió día por día su experiencia, en una travesía cargada de emoción, fe y gratitud.
UN VIAJE CON EL CORAZÓN PUESTO EN LA COMUNIDAD
Mónica Pérez, voluntaria de Cáritas San José de Balcarce, emprendió este año un viaje hacia Roma junto a su esposo y una amiga. El propósito era espiritual, vivir el Jubileo 2025 atravesando la Puerta Santa, un rito que los católicos celebran cada 25 años como signo de renovación de la fe.
"Este año emprendí un viaje muy especial hacia el Jubileo en Roma, junto a mi esposo y una amiga, con el deseo profundo de atravesar la Puerta Santa y participar de este solemne evento de la iglesia católica que tiene lugar cada 25 años", relató Mónica a El Diario. "Como miembro de Cáritas San José de Balcarce, sentí que llevaba conmigo no solo mis intenciones, sino también las de toda nuestra comunidad".
UNA CRONOLOGÍA MARCADA POR LO ESPIRITUAL Y LO HISTÓRICO
El viaje, sin embargo, tomó un rumbo inesperado: coincidió con la enfermedad y posterior fallecimiento del Papa Francisco. Pero antes de ese desenlace, Mónica vivió una serie de días significativos que marcaron el tono espiritual de su viaje.
El 8 de abril, la comitiva balcarceña integrada por Mónica, su esposo Pablo Dimarco y su amiga Eugenia Ordás, atravesó la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Tenían billetes para la audiencia papal del día siguiente, pero esta fue suspendida porque el pontífice, aunque ya se encontraba en la Casa Santa Marta, no se sentía bien.
Al día siguiente visitaron la Puerta Santa de Santa María la Mayor, una de las basílicas más emblemáticas de Roma. "Yo quería ir desde hace tiempo, ya que es donde siempre rezaba el Papa antes y después de sus viajes".
El 10 de abril, apenas unos días antes de su muerte, Mónica estuvo en uno de los lugares más significativos de la vida espiritual de Francisco. "Ese mismo día visitamos la puerta santa de la Santa María. En la capilla, en la cual siempre rezaba él, que hay una imagen muy conocida de la virgen que se llama Salus Populi Romani".
LA DESPEDIDA AL PAPA FRANCISCO
El 21 de abril se conoció el fallecimiento del Sumo Pontífice. Francisco, de 88 años, murió en la Casa Santa Marta a causa de un derrame cerebral. Mónica no dudó en regresar al Vaticano para despedirlo.
"El 23 de abril fuimos nuevamente a Roma a despedirlo. Al Papa Francisco lo habíamos visto varias veces y en este viaje teníamos reserva para hacerlo nuevamente. Pero lo acompañamos en su despedida".
"Lo que no imaginábamos era que, en medio de este camino de gracia, íbamos a ser testigos de un momento histórico y doloroso, el fallecimiento del Papa Francisco. La posibilidad de participar en su despedida fue un regalo inmenso. Lo viví con el corazón abierto y con una profunda gratitud por su vida y su testimonio de humildad, cercanía y compromiso con los más pobres".
ENTRE MILES, CON BALCARCE EN EL CORAZÓN
Mónica relató que en medio de la multitud sintió la presencia simbólica de toda su comunidad. "Allí, entre miles de fieles, sentí que estaban conmigo las manos, las voces y las oraciones de todos los que desde Balcarce acompañaban a la distancia. Fue un acto de amor y comunión, que me atravesó el alma".
La peregrinación concluyó con un fuerte mensaje de esperanza: "Regresé con el corazón lleno de esperanza, sabiendo que la semilla que el Papa Francisco sembró en el mundo, sigue dando fruto en cada gesto de amor que construimos desde nuestras comunidades".
El testimonio de Mónica se suma al de otros balcarceños que vivieron en primera persona la transición histórica entre Francisco y el nuevo pontífice León XIV. En su relato, se refleja no solo una vivencia personal, sino también el vínculo entre nuestra comunidad y los grandes acontecimientos de la Iglesia universal.