«Yo renaceré»…la historia, con final feliz, del «eterno caminante de la 226»
Verlo caminar descalzo, con la cabeza gacha por un costado de la autovía 226 fue durante mucho tiempo una imagen recurrente. Para los más grandes fue el recordar de los legendarios «linyeras», para los chicos algo totalmente llamativo.
Comenzó a vérselo deambular allá por 2010 y se convirtió, con los años en una figura sobre la que se tejieron cientos de historias, la mayoría de ellas creadas por imaginaciones prodigiosas.
«Pedro», se fue convirtiendo en parte del paisaje, respetuoso y respetado con y por todos, su desandar diario lleno de enigmas se diluyó un día cuando hace cerca de dos años, atropellado por un vehículo cuyo conductor se dio a la fuga terminó, gravemente herido, en el Hospital.
Allí terminó para muchos la historia de ese «misterioso» personaje.
Pero ese presunto final fue para él un renacimiento.
Hoy en pleno proceso de rehacer en todo sentido su vida, Pedro recuperó su sonrisa y, en medio de muchos nubarrones que aún bloquean su memoria procura dejar atrás un pasado que lo llevó a caer en el abismo para disfrutar de su presente.
En una extensa charla con El Diario, Pedro se animó a contar lo que hasta el momento ha podido recordar de su vida.
LA ETAPA MAS OSCURA
Tiene 57 años, cree haber nacido en Tucumán y tras haber sido exceptuado del Servicio Militar optó por ingresar a la Gendarmería Nacional fuerza en la que estuvo por cerca de quince años.
No recuerda ni como ni cuando recaló en Balcarce donde tuvo su vivienda en el barrio Integración cuando el Municipio por un acuerdo con Gendarmería cedía en carácter de préstamo a los efectivos durante su estadía en nuestra ciudad.
Hay quienes aseguran que formó una familia, algo que él no puede o no quiere recordar. Tampoco tiene claro qué fue lo que de pronto, allá por 2010 lo hizo renunciar a su trabajo, abandonar todo y aislarse del mundo.
Así, sin fecha o motivos claros bajó la persiana de su vida para transformarse en un ser vagabundo, encerrado en sí mismo.
«Cosas de la vida», sostiene resumiendo en esas cuatro palabras lo que lo llevó a dar ese drástico cambio de rumbo en su historia personal.
Como en un cuaderno viejo las letras se desdibujan, del mismo modo se fueron desdibujando los recuerdos en la mente de Pedro.
Rescata hechos aislados como el haber caminado por la ruta hasta encontrar un precario cuarto abandonado a la vera de la autovía 226, a pocos kilómetros de «El Cruce», el que convirtió en su refugio.
Asentado en ese lugar, dentro de un campo con cuyos propietarios jamás tuvo contacto, Pedro inició el segundo capítulo de su vida.
Totalmente solo, sin recurso alguno tomó como costumbre caminar casi a diario desde su «hogar» hasta el cruce de las rutas 226 y 55, cruzar algunas palabras con quien se pudiese acercar, recibir algún alimento o ropa de quien estuviese dispuesto a dárselo (pocas veces él lo pedía) y desandar su camino para volver a su refugio.
Con el tiempo Pedro se transformó en un personaje conocido y respetado por todos.
Sus silencios acumulaban secretos que prefería conservar solo para él.
«Tenía algunos colchones que me daba la gente pero dormía sobre unas tablas», señala agregando que juntaba ramas para hacer «un fueguito» para cocinar cuando alguien le daba algo de comida y para amortiguar el frío cuando era necesario.
«No estaba bien pero tenía un techo, había gente que me daba algo de comer, ropa o alguna frazada», desliza asegurando que era totalmente conciente de lo que hacía, aunque por momentos deseaba buscar un trabajo y volver a tener una vida «normal» pero había algo que lo retenía.
«No me daba cuenta que necesitaba ayuda, estaba tranquilo, para mí era algo normal como estaba, siempre solo, sin recuerdos, sin miedos, sin rencores» comenta afirmando que pese a lo que se pude suponer, nunca se dedicó a la bebida como vía de escape a la realidad. .
Amigo de los sacadores de papa que año tras año se acercaban a trabajar en la zona y de los muchos pobladores de la misma, Pedro fue durante más de cinco años convirtiéndose en esa figura infaltable dentro del movimiento habitual de ese tramo de la autovía.
EL ACCIDENTE QUE LO VOLVIO A LA VIDA
Su diario ir y venir se vio interrumpido abruptamente una tarde cuando fue embestido por un vehículo cuyo conductor, lejos de parar huyó dejándolo tirado a un costado de la ruta.
Auxiliado por un camionero fue trasladado al Hospital con graves heridas y una profunda nebulosa en su mente que ocultó gran parte de su pasado.
Se cerraba allí otro capítulo de su historia.
Meses de atención y operaciones en el nosocomio permitieron su restablecimiento que derivó en poder alojarse en el «Hostal de los Abuelos».
Hoy, junto a los allí asilados y el personal que los atiende Pedro volvió a tener una «familia», recuperó la sonrisa y cosecha a diario la amistad de todo su entorno.
Colabora en «todo», ayudando a internos y personal y hasta hace las veces de tesorero del grupo que realiza artesanías.
Lo mismo ocurre en el Taller Protegido, donde también trabaja y llegó a convertirse en una figura emblemática dentro del grupo.
«Estoy bien, me acostumbré, estoy cómodo me tratan bien, hice amigos y tengo trabajo. ¿Qué más puedo pedir? Pregunta y se pregunta Pedro mostrando una imagen que ni siquiera él mismo puede reconocer frente a lo que era según reflejan imágenes de su tiempo de alejamiento de la realidad.
Se siente feliz, no le molesta que mucho de su pasado haya sido arrancado de su mente cuando fue atropellado. Casi insinúa que no le incomoda ese «borrón» de su historia.
Incluso no tiene intenciones de regresar al barrio Integración donde vivió para ver si puede rearmar su memoria.
Siente y quiere vivir el presente, «el resto es algo que quedó en el olvido. Agradezco a Dios todo lo que tengo hoy y a toda la gente que me ayudó, hoy solo quiero reencaminar mi vida», afirma, con la certeza de que aún resta mucho por hacer.
Su presente y la repercusión en Facebook
Pedro, el Pedro actual, prefiere no mirar hacia atrás,
pero son muchos los que lo tienen presente de su etapa como «el extraño personaje de la 226». Hace muy pocos días su presente fue reflejado en una página de Facebook y hubo más de 300 personas que celebraron el conocer
las gratas novedades sobre él.