Se cumplió ayer con el ritual en homenaje a la Pachamama
Organizado por la Agencia de Extensión Rural del INTA Balcarce, se realizó ayer en el Cerro "El Triunfo" la celebración del Día de la Pachamama.
Tal como ocurriera el año pasado, la ceremonia estuvo encabezada por la descendiente del pueblo "Qom" Lidia González y Emeterio Toconas, descendiente del pueblo calchaquí.
En una tarde cálida que adhirió a la concreción de este tributo a la Tierra Madre, un nutrido grupo de gente (adultos, jóvenes y niños) participó de cada uno de los pasos del ritual, dejando de ser meros espectadores para convertirse en protagonistas de esta acción tan arraigada a los pueblos originarios de América Latina.
La "huaca" (boca) abierta de la tierra fue alimentada con semillas, vino, frutas, flores, verduras, golosinas que el público fue depositando en su interior, devolviendo parte de lo que la Madre Tierra nos da.
Cumplido dicho paso, se procedió a cerrar esa boca, tapándola con tierra y construir sobre ella una apacheta (montículo de piedra de forma cónica) designándose a dos jóvenes que durante el año serán los custodios del lugar que , según explicaron los celebrantes, al recibir esas ofrendas quedó cargado de una energía especial.
Al igual que lo ocurrido el año pasado, llamó la atención ver la gran cantidad de niños y adolescentes que participaron de este evento y el interés mostrado por ellos, siguiendo y participando de cada uno de los pasos del ritual.
Los celebrantes destacaron su satisfacción por el acompañamiento y el respeto de grandes y chicos, y de modo especial el de estos últimos que, dijeron, serán los encargados de mantener vivo "este respeto a nuestra madre tierra" y darle continuidad también a estas ceremonias.
El cierre estuvo a cargo de un grupo folclórico que deleitó a los presentes con una serie de danzas tradicionales de nuestro país.
LA PACHAMAMA
La Pachamama es la más popular de las creencias expresadas con fuerza por los pueblos originarios en América Latina.
La leyenda menciona que agosto es el tiempo de adoración a la Madre Tierra, época de agradecimiento por las cosechas y el buen tiempo, por los animales y la abundancia del suelo. Por eso, tradicionalmente, se revive el ritual de gratitud a la tierra, un rito que sobrevivió a la colonización española y traspasó fronteras.
Los rituales de esta tradición fueron variando con el tiempo, tomando distintas formas y enriqueciéndose con los legados culturales, históricos y sociales de diferentes comunidades. Es así que de acuerdo a las costumbres ancestrales de cada pueblo, cambia el modo de celebración, incluso actualmente se practica en forma paralela al cristianismo.
Más allá de las diferentes formas en la que cada comunidad lleva adelante sus rituales, la ceremonia aparece como un acto de defensa de las creencias y cosmovisiones de los pueblos originarios, siendo sinónimo de la supervivencia de historias ancestrales y de una visión compleja que une al hombre con su verdadera cuna: la Tierra.
