"Romper esa falsa barrera entre los héroes y el pueblo tiene que ser una obligación de todos los argentinos"
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El hall del Municipio se vió colmado de público que siguió con inusitada atención la charla de Kasanzew
La conferencia que realizara el pasado lunes el periodista Nicolás Kasanzew en el hall central del Palacio Municipal superó todas las expectativas.
Alumnos de escuelas primarias y secundarias, docentes, periodistas, autoridades, excom batientes, fuerzas vivas, y vecinos de nuestra ciudad colmaron el hall y escucharon atentamente los relatos y compartieron los audiovisuales que el periodista que realizó la cobertura de la Guerra de Malvinas fue presentando al exponer sus vivencias y las de los soldados que entrevistó durante la guerra en las Islas Malvinas.
Minutos antes de dar comienzo a su contacto con el público, Kasanzew dialogó con la prensa abordando diferentes aspectos relacionados con su vivencia en Malvinas y el "después" de haber sido parte de aquella histórica gesta.
"Malvinizar es ni más ni menos que romper la censura. La desmalvinización fue ni más ni menos que una forma de censura, solo se podía hablar de las miserias de la guerra y no de las grandezas, del coraje, de la abnegación, del amor al prójimo de nuestros combatientes. Así que romper esa falsa barrera entre los héroes y el pueblo argentino tiene que ser una obligación de todos los argentinos porque lo merecen los héroes por un lado y lo merece el país", disparó el cronista de guerra en el contacto con los medios locales, para añadir que considera que los políticos "nos han robado mucho dinero pero nos robaron algo mucho peor que es nuestra historia. Han escondido a nuestros héroes que son los que pueden poner la vara alta a la sociedad y elevarla. De esa manera sería mucho más difícil que caiga en manipulaciones y llevarla de las narices".
¿En lo personal que lectura hace hoy de lo que fue su vivencia en Malvinas?
"Para mí fue un gran evento, obviamente desde el punto de vista profesional y como argentino yo que tengo conciencia histórica para mí fue una gran felicidad participar de una gesta que con el paso del tiempo se va a parecer a la gesta de Los Andes. Nosotros tenemos a nuestro lado al equivalente al "negro" Falucho, al del Sargento Cabral, al de Belgrano o al de San Martín; solo que no han sido reconocidos hasta el momento. Para mí fue un privilegio el estar codo a codo con nuestros soldados en una guerra noble, limpia y por una causa justa".
¿Volvió a Malvinas?
No; y a menos que tenga una misión que cumplir, no tengo ganas de volver porque vi la bandera azul y blanca flamean do ahí y me quiero morir con esa imagen en la retina. No quiero ver la bandera inglesa ahí, aunque aclaro que respeto profundamente a los que van a las islas.
¿Que siente al recordar haber estado durante muchos días cara a cara con la muerte?
Cuando uno está en un lugar así y no se paraliza, sino que tiene nada más que un poquito de miedo y lo controla, es muy excitante. Es hasta agradable. La adrenalina bombea a mil. Uno se siente hasta intensamente vivo y hasta puede convertirse en una adicción. Es más, he conocido periodistas que 'coleccionaban' guerras. Salían de una guerra y necesitaban otra, y otra, y otra.
¿A usted le pasó algo así?
No sé si tanto, pero además de Malvinas he tenido oportunidad de cubrir otros conflictos y siempre sentí esa adrenalina.
¿Como se le explica a los jóvenes de hoy como era cubrir la guerra sin contar con los medios de comunicación que hay actualmente?
Teníamos teléfonos pero no celulares, no era la época de los satélites. Nosotros no sabíamos qué se emitía en el continente. Una vez calculamos que para transmitir en directo de Malvinas había que poner en fila siete barcos hasta Buenos Aires, cosa imposible. Esto claro, hoy en día es muy difícil de comprender.
Yo transmitía lo que tenía escrito para la revista Siete Días vía télex y los conservo hoy en día, lo que me permite probar cuales eran mis textos y no lo que después me adosaron por arte y parte de la censura. Y los otros materiales, los videos los mandaba por los aviones que burlaban el bloqueo. No había otra manera de enviarlos que en manos de un piloto.
¿Que sintió a su regreso al descubrir todos los filtros y recortes que habían tenido sus notas?
Un gran desmayo, con mi camarógrafo sufrimos mucho porque habíamos expuesto la vida, creíamos estar cumpliendo la misión de informar y al volver nos enteramos que el 95 % del material no solo no fue mostrado sino que fue destruido; prueba de que no era funcional a la propaganda del momento. Por eso, además escribí mis dos libros sobre Malvinas para de esa manera compensar lo que no había podido mostrar en imágenes.
¿Ese no ser funcional le trajo perjuicios?
Sí, en primer lugar coartaron mis movimientos durante la guerra, me censuraron mucho. Y luego, desde la posguerra me dejaron sin trabajo los propios militares. Me hicieron una operación política de difamación y después siguió este fenómeno de desmalvinización que con un coletazo me tocó a mí también y aguanté hasta 1990 porque no me quería ir del país y recién a la tercer oferta de trabajo en el exterior como necesitaba mantener a mis hijos me tuve que ir.
¿Cómo recibió todo el trabajo que se realizó en torno a la identificación de los cuerpos de los caídos en Malvinas?
Eso fue muy importante para los familiares pero lamentablemente siempre se infiltra la política. Los han calificado de NN se ha utilizado el término identificación, lo cual es falso. NN significa No Nombre y todos los nombres de los caídos eran conocidos, lo que no se conocía era la localización. En qué tumba estaba cada cual y esa localización, que es la palabra correcta significó muchísimo para los familiares desde el punto de vista humanitario.
¿Sueña con volver a ver la bandera argentina fla meando en las islas alguna vez?
Por supuesto, pero primero tenemos que recuperar la Argentina y después de eso podemos pensar en recuperar Malvinas.