Raúl Garrido, el responsable de «lastimar» el cuerpo del Jesús de la «Pasión Viviente»
Raúl Garrido exuda arte. Sus trabajos, especialmente en lo que concierne al maquillaje artístico despiertan sorpresa y admiración. Rostros que de pronto se transforman en monstruos, personajes imaginarios, míticos, sorprendentes heridas o deformaciones… todo es posible cuando él interviene volcando su talento sobre un rostro o un cuerpo humano.
Y ese arte tuvo días atrás su máximo exponente en el trabajo que realizó sobre Sebastián Scarpato, quien, personificando a Jesús en la «Pasión Viviente» fue sometido a azotes, golpes y laceraciones que como por arte de magia, sin dolor alguno pero con sorprendente realismo cobraron forma sobre su cuerpo.
La conjunción de la impecable representación de Scarpato y las heridas que sobre su cuerpo plasmó Garrido resultaron tan impactantes como estremecedoras.
El objetivo fue cumplido y con creces. Quienes fueron a ver la «Pasión», la vivieron y sufrieron mucho más allá de lo que podían imaginar.
Distendido, Raúl habla con la satisfacción del «deber cumplido» de su trabajo, resaltando su pasión por lo que hace.
«Cuando cursé Maquillaje (se recibió en 2016) ya en la carrera me despertó trabajar el cuerpo humano como lienzo, pintar sobre el cuerpo humano y así fue como arranqué maquillando en una murga y de manera autodidacta me fui perfeccionado», resume sosteniendo que encontró allí su lugar en el mundo del maquillaje.
LA PASION
Pocos días antes de la representación de la «Pasión Viviente», Juliana Chioccarello y Sandra Giordano le propusieron plasmar su arte en el Jesús representado por Sebastián Scarpato, desafío que no dudó en aceptar.
Aún conociendo todo lo relacionado con los últimos días de Cristo, se abocó a buscar hasta los más mínimos detalles de las flagelaciones a las que fue sometido.
«Tuve que ver la película la Pasión de Cristo varias veces, especialmente la parte de los azotes y el momento de la crucifixión, para buscar la manera mas realista de hacer el trabajo. Nada fue hecho al azar», revela confesando que «cuando trabajaba sobre «Seba» me ponía en la piel de Cristo imaginando como sería un latigazo o la rodilla lastimada por el peso de la cruz . Cuando lo estaba terminando me daba cierta impresión, aparte verlo caracterizado como Jesús, con el pelo largo, la barba impactaba».
«Trabajé unas dos horas, primero dibujando las heridas y luego dándole volumen con el latex , uno de los materiales fundamentales a la hora de efectos especiales», apuntó resaltando que «fue muy emocionante el antes, el durante y el final. Al momento de lucirse en escena fue shockeante, muy especial…Fue súper gratificante el haber hecho este trabajo».
TRABAJO MANCOMUNADO
Garrido destaca que para alcanzar el objetivo final es esencial el trabajo en comunión de actor y maquillador, «algo que se alcanza cuando hay confianza y respeto mutuo».
«Y en ese sentido fue fundamental la entrega de «Seba». Trabajamos de manera muy cómoda ambos.
ARTE EFIMERO
Raúl Garrido sostiene que cada uno de sus trabajos es único e irrepetible y que eso es lo que hace a su tarea apasionante, aún sabiendo que su arte es efímero.
«Es, efectivamente un arte efímero, pero que demanda mucho tiempo de realizar.
Hay todo un trabajo previo. El interiorizarse hasta de los más mínimos detalles sobre lo que se pretende reflejar, la creación de prótesis, apliques en el pelo, dientes, todo lleva tiempo», afirma.
FELICIDAD
Hoy Raúl toma clases de maquillaje social, peinado y peluquería con el objetivo de ir a estudiar en el teatro Colón de Buenos Aires la carrera de Caracterización, mientras da clases de maquillaje artístico y efectos especiales en Mar del Plata.
«Soy feliz con lo que estoy haciendo. Jamás pensé que iba a poder vivir de esto y hacer lo que me gusta y hoy lo estoy logrando», afirmó.