Otra jubilada fue golpeada, amenazada y despojada de su jubilación por un ladrón
Los jubilados otra vez en la mira. Tras una sucesión de hechos delictivos en enero, había vuelto la calma. Pero ayer, a la madrugada, otro audaz robo tuvo como damnificada a una jubilada, en este caso de 82 años, que descansaba sola en su casa.
Como en los hechos anteriores, queda al descubierto que hay una planificación previa. Y la "mira" por parte de los delincuentes está puesta en los adultos mayores, los más indefensos.
Dora Aduccio vive en la calle 23, entre 20 y 22. Estaba entregada al descanso ayer cuando a la 1:30, aproximadamente, ocurrió lo impensado. Un sujeto con el rostro semicubierto y utilizando guantes, la despertó violentamente. Lo hizo con golpes en el rostro, cuyas huellas eran visibles, y en la cabeza.
"Me había tomado una pastilla para dormir", contó Dora a
El Diario, aún conmovida por el difícil momento atravesado.
No escuchó ruido extraño alguno. El delincuente entró por una ventana de la cocina luego de desplazarse por los techos, a los cuales habría accedido a través de una propiedad lindera. Se dirigió de inmediato al dormitorio y sorprendió a la jubilada.
"Me decía que me callara, que no grite, que tenía que trabajar", añadió la mujer.
A su lado, su hija Alejandra, conteniéndola, acotó: "El ladrón provocó un enorme desorden en la habitación. Sacó y tiró todo lo que había dentro de los cajones. Solo se llevó el dinero de la jubilación que mi madre había cobrado la semana pasada".
ATO A LA VICTIMA Y ESCAPO
Logrado su objetivo, el malviviente tomó un pañuelo de seda y ató a Dora de pies y manos para luego darse a la fuga.
Minutos más tarde, en medio de la angustia y el dolor, la mujer pudo zafar de las ataduras. Intentó comunicarse con su hija a través de un teléfono fijo pero le fue imposible ya que la línea había sido cortada. Entonces salió a la calle y se dirigió hasta la remisería que funciona en un local junto a la casa, desde donde se le informó a su hija y a la Policía sobre lo que acababa de suceder.
Tuvo el ladrón también la intención, pero no la llevó a cabo, de querer ingresar al almacén que funciona en un local que pertenece a la casa de Aduccio.
"Esto es una desgracia"
Por último, Alejandra reveló que horas antes vio efectivos policiales apostados en calles 20 y 21, y en 22 y 21, como también los había en 22 y 25, debido a que se había dispuesto cubrir esa cuadrícula. "No se para que estarían, mirarían para abajo y no para arriba. Esto es una desgracia, siempre la gente mayor es la que resulta víctima por ser la más indefensa", terminó señalando.