Nutrición de los suelos, una decisión sustentable
La caída de los niveles de nutrientes en los suelos argentinos plantea una gran limitante para el desarrollo de los cultivos. Ante esta situación, especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) proponen la rotación de cultivos y fertilización como estrategias para reducir brechas rendimientos por lo que se pronuncian por la nutrición de los suelos como una decisión sustentable.
Ocurre que una mayor producción de granos traccionada por la demanda mundial de alimentos está ligada al incremento en el consumo de nutrientes.
En la Región Pampeana, la caída de los niveles de materia orgánica y el balance negativo de nutrientes, como fósforo, nitrógeno y potasio, constituyen dos de los problemas de suelos más relevantes.
Mientras que en este sentido, la intensificación, la rotación de cultivos y la fertilización aparecen como prácticas de manejo estratégicas para reducir la brechas rendimientos.
De acuerdo con Rodolfo Gil, especialista en conservación y manejo de suelos del INTA, "el suelo para los cultivos es" comparable a "un almacén que provee dos elementos esenciales: agua y nutrientes".
Además señaló que "es un regulador de los procesos que definen su disponibilidad según las condiciones ambientales y el manejo que hacemos. Muchas veces olvidamos que es un recurso frágil que requiere protección y uso responsable", advirtió.
Según Gustavo Ferraris, técnico en nutrición de cultivos del INTA, "en los últimos años, los suelos de la región pampeana sufrieron un proceso de degradación debido a la subfertilización y a la realización de un único cultivo (la soja)".
"De todos modos, prácticas como la siembra directa y la rotación permitieron mejorar y amortiguar estos efectos", indicó Ferraris.
Por esto, "es fundamental revertir la disminución de los contenidos de materia orgánica y de nutrientes de los suelos de la región para recuperar su capacidad productiva y reducir las brechas de rendimientos", aseguró Gil.
ESTRATEGIAS
Así, las estrategias deberán estar enfocadas en la intensificación (más cultivo por unidad de superficie y tiempo), la rotación de cultivos y la fertilización.
"La materia orgánica no se puede comprar, hay que fabricarla", analizó Gil y aseguró que "para incorporarla al suelo, la única manera de hacerlo es secuestrando más carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis de las plantas".
Esto "quiere decir que es necesario mantener el suelo ocupado durante la mayor parte del año en la medida que la oferta de agua de la región lo permita, evitando los monocultivos", estimó.
Por otro lado, la reapertura de los mercados de maíz y de trigo impulsó la vuelta de las gramíneas: "La superficie de trigo y maíz aumentaron considerablemente, sumado a la mejora en la relación de los precios entre los fertilizantes y los granos, alienta a una mayor incorporación de fertilizantes", expresó Ferraris.