Malvinas; dos islas, una guerra, mil recuerdos

Malvinas; dos islas, una guerra, mil recuerdos

«Los Migueles» fueron los anfitriones de un grato encuentro con veteranos de Malvinas de la VI Brigada de la Fuerza Aérea de Tandil. El Diario participó de dicha reunión.

Con frecuencia oímos relatos de aquellos adolescentes balcareños que de pronto (y sin quererlo ni imaginarlo), en 1982 se transformaron en hombres al verse obligados a participar de la guerra en las Islas Malvinas.

Sus vivencias, sus recuerdos, sus experiencias, son temas que afloran año tras año, especialmente durante los primeros días de cada mes de abril para luego quedar sumidos (en la comunidad, no en ellos) en un letargo del que despiertan al año siguiente.

Ellos narran «su guerra», pero cada uno de los que fue parte de aquella gesta lo vivió de manera diferente.

Hace muy pocos días, El Diario participó de un encuentro de camaradería en el que miembros de la VI Brigada Aérea de Tandil que cumplieron distintas funciones en las islas y en el sur Argentino durante la guerra abrieron las «mochilas» que desde entonces cargan sobre sus espaldas con un peso que solo ellos conocen y narraron sus experiencias personales.

La reunión surgió por iniciativa de «Los Migueles» que tiempo atrás, cuando se inauguró el Museo de Malvinas en Gardey se contactaron con integrantes de la Fuerza Aérea con asiento en Tandil. Posteriormente llevaron, el 2 de abril del año pasado, la bandera gigante de «Abrazo Celeste y Blanco» que se exhibió en los hangares.

Fue así como se comenzó a forjar un lazo de amistad con muchos de los integrantes de la fuerza, en especial con los veteranos de guerra, generando varios encuentros.

El compromiso de una vista a Balcarce se materializó días atrás y fue así como el Comandante César Fernando Román, piloto de MS Dagger que participó en el bautismo de fuego de las FAA el 1 de mayo de 1982 como integrante del escuadrón la Marinete, en San Julián; el Sargento Mayor Diego Gustavo Bartis, artillero en Puerto Argentino, donde derribó un Harrier el 1 de mayo de 1982; los Sargentos Mayores José Francisco Pascual, mecánico de aeronaves MS Dagger; Roberto José Vargas especialista en armamento aéreo de los MS Dagger; Walter Alfredo Duim, mecánico de aeronaves MAS Dagger y el Superior (civil) Carlos Oscar Ferraro especialista en paracaídas personal y de frenado, todos pertenecientes al escuadrón « Avutarda Salvaje», con asiento en Río Grande, hoy ya todos retirados, compartieron con «Los Migueles» e invitados especiales un encuentro distendido en el que se animaron a viajar en el tiempo, retrotrayéndose a 1982 para revivir sus experiencias.

Y fue justamente eso, reflotar lo que con sus entonces jóvenes 20 y 30 años vivieron. Lo mostraban sus rostros, su forma de hablar y la pasión puesta en cada narración. Con solo arrancar, las palabras fluían permitiendo cerrar los ojos y meterse de lleno en lo que fueron aquellos meses que marcaron a fuego sus vidas.

Pese a ser miembros de la Fuerza Aérea, para ellos, dicen, fue también una sorpresa impensada el anuncio de la recuperación de las islas.

Uno de ellos se anotició por la radio cuando viajaba a su trabajo a bordo de un colectivo, otro mientras se afeitaba y escuchó una movilización de gente que agitando banderas argentinas celebraba «algo»; el resto, del mismo modo, asegura no haber ni siquiera sospechado lo que podía suceder.

Lo concreto fue que, uno a uno, fueron convocados para cumplir funciones, uno en Puerto Argentino y el resto en el continente y la isla de Río Grande (Tierra del Fuego).

«En ninguna escuela del país se enseña a matar»

El Sargento Mayor (R) Diego Gustavo Bartis, artillero en Puerto Argentino, fue paradójicamente el encargado de «abrir el fuego» de los relatos comentando que, siendo entonces Cabo Principal de la FFAA, llegó a Malvinas el 3 de abril -por unos días- y estuvo hasta el 12 de junio a cargo de uno de los cañones al borde de la pista de aterrizaje de Puerto Argentino.

Rememora momentos puntuales como cuando alguien que pasaba caminando le gritó «cuando sientas miedo, rezá» y fueron luego incontables las veces en que se aferró a la fe para superar momentos difíciles. O el compartir una comida de carne enlatada que él mismo cocinó «a la plancha» con tres soldados del ejército y varios años después un Oficial de la Fuerza Aérea le dijo que él era uno de aquellos soldados y que ese compartir de una comida en medio de la guerra lo movilizó para luego alistarse en la fuerza.

En cuanto a su participación en combate, comentó que con 9 cañones protegían la pista del ataque de aviones enemigos, recibiendo el 30 de abril la advertencia de un inminente ataque y la orden de derribar «todo lo que llegara por aire» hasta nueva orden.

A las 5 comenzaron las incursiones de aviones ingleses «cerca de las 8 veo del lado del mar un montón de puntitos, que se perdieron detrás de la montaña para poco después aparecer por otro lado. Tiré ráfagas y se perdieron pero apareció otro que prácticamente tapó la mira, disparé derribándolo».

«A la tarde aparecieron barcos que comenzaron a bombardearnos. Vimos de pronto el final cercano, rezando que llegaran nuestros aviones y de repente aparecieron helicópteros y aviones nuestros, uno de ellos a cargo de quien está acá a mi lado, mi salvador», comentó señalando a quien compartía la mesa, el Comandante César Fernando Román.

Cuando se le preguntó qué sintió al disparar y derribar el avión inglés, respondió:

«Mi misión era que ese avión no volara más. En ninguna escuela del país se enseña a matar. Se enseña a defender a la Patria. Un buen soldado nunca odia a los que tiene enfrente sino que lucha por los que tiene atrás, que son la Patria. Durante toda la guerra se combatió sin odiar al enemigo», palabras que fueron acompañadas por el resto de los integrantes del grupo.

Egranajes ensamblados

Carlos Ferraro es el único civil del grupo, pese a haber estado siempre dentro de la Fuerza Aérea. Su función era controlar el correcto estado del paracaídas del asiento eyectable y el de freno del avión. A esa labor sumaba «todo lo que hiciera falta en la base aero naval Hermes Quijada, en Isla Grande junto a José Francisco Pascual y Walter Alfredo Duim. La tarea era preparar el avión para el ataque, despedirlo al costado de la pista y esperar su regreso, ya que al no haber pista apta para los aviones argentinos en Malvinas, todos los vuelos salían y volvían al continente o a Río Grande.

Los tres narraron detalles del funcionamiento de los aviones, como los tanques extras para combustible, indispensables para poder realizar el recorrido, los que al regreso debían ser desechados, el vuelo al ras del mar para eludir los radares y otros «secretos», remarcando la fundamental importancia del trabajo de cada uno «para que todos los engranajes funcionaran a la perfección, ya que ante la menor falla podía fracasar la misión».

Claro que todos los trabajos debían realizarse frente a un clima hostil y lejos de cualquier comodidad. «Nos alojábamos en el «Chapas Hotel», así lo llamamos. Era un inmenso galpón en el que hacía tanto frío como afuera», apuntan añadiendo uno de ellos que de pronto descubrieron que los baños de damas, no utilizados por razones obvias estaban en un lugar donde había una temperatura más tolerable, instalándose allí, como sitio privilegiado.

«Uno se prepara dentro de la vida militar para combatir»

Es habitual que cuando se habla de la guerra de Malvinas surja la falta de reconocimiento del pueblo argentino para con los ex combatientes, hecho que se dio durante muchos años hasta que comenzó a revertirse.

Cuando se les preguntó si en el caso de ellos, como integrantes de la Fuerza Aérea habían sentido esa indiferencia, respondieron con absoluta firmeza: «Uno se prepara dentro de la vida militar para combatir. No pensamos que el pueblo nos debía rendir honores por lo que hicimos. Nos mandaron a una misión que era defender la Patria y volvimos».

En cuanto a lo que se dio después, con el correr de los años, dijeron que «se cometieron varios errores por culpa del gobierno y por parte del pueblo. Mientras estuvo el gobierno militar se trató de ocultar todo lo que se hizo mal, cuando vino la democracia, trataron de resaltar todo lo malo y no las hazañas que se hicieron. No se condenó a los culpables y no se reconoció a los que realmente hicieron hazaña. El pueblo es ignorante de muchas cosas que pasaron realmente, aún hoy. Incluso se desconoce mucho el backstage de lo que pasaba».

Para el final de la charla quedó la pregunta de rigor: ¿Si se diese otra vez un situación similar y el físico se los permitiera, volverían?.La respuesta fue un atronador «Sin ninguna duda» exclamado al unísono.

El Rosario compañero

El hoy Sargento Mayor (R) Roberto José Vargas especialista en armamento aéreo cumplió funciones en Río Grande exhibió en su manos un Rosario. Aferrado a él relató su historia, que comenzó a tejerse en el mismo momento en que le dijeron que era trasladado al sur.

«Cuando debían partir de Tandil, sin saber a dónde, antes de subir al avión, un capellán nos daba la bendición y sacaba de una bolsa rosarios que nos fue entregando a cada uno. Este es mi Rosario. Cuando fuimos a Río Grande en cada avión que alistaba, yo soy mecánico de armamento aéreo y mi función era la de poner las bombas, revisar el circuito eléctrico, asiento eyector, etc., ponía este Rosario en la mira del avión, lo hice en cada avión sobre el que trabajé. Los pilotos se daban cuenta que estaba el Rosario recién al prender la mira. Cuando el piloto volvía me lo devolvía. Este mismo Rosario tiene más de doce misiones , intervino en el hundimiento de una fragata, en la avería de otra. De nuestro escuadrón nos derribaron cinco aviones pero el Rosario siempre fue y vino. Y sigue conmigo», narró añadiendo que el 2 de abril cuando se formó la operación se la llamó operación Rosario. Cuando terminó la guerra nos encontramos que la Fuerza Aérea tuvo 55 muertos… las cuentas del Rosario son 55…».

Precisó además que como mecánicos, él y sus pares eran los últimos en ver partir los aviones y los contaban al regresar, con el doloroso recuerdo de que hubo, de su grupo, cinco aviones que nunca volvieron, aunque uno de los pilotos logró eyectarse y salvó su vida.

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Edición 06 de noviembre de 2025

Nº 7354

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Margarita Garcia vda de Perez ( NEGRA )

(q.e.p.d.). Falleció en Balcarce el 3 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados e inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el martes 4 a las 16.30. Casa de duelo: calle 108 Nº 500. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada.

Dora Felisa Madrid (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 4 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos son velados paraluego ser inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el miércoles 5 a las 11. Casa de duelo: calle 13 Nº 717. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada.

Maxima Rivero (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 4 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados e inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el martes 4 a las 17.30. Casa de duelo: calle 33 Nº 373. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Mirta Elisa Lopez, (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 3 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos serán velados para posteriormente ser trasladados hacia la ciudad de Miramar donde serán cremados en día y horario a confirmar. Casa de duelo: calle 26 Nº 426. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Francisca Juliana Ledesma (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 3 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos son velados para luego ser inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el martes 4 a las 11. Casa de duelo: Barrio Alborada Nº 93. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada.

Herrera Domingo Ignacio (MINGO) (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 3 de noviembre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados e inhumados en el Cementerio Privado Parque de la Sierra, previo oficio religioso en sala velatoria, el lunes a las 15.30. Casa de duelo: Barrio calle 3 Nº 280. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada.

Obdulia Carmen Nocera (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 30 de octubre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos son velados para luego ser inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el viernes 31 a las 11. Casa de duelo: calle 22 Nº 861. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada.

Nieves Iturricastillo (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 30 de octubre de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados e inhumados en el Cementerio Privado Parque de la Sierra, previo oficio religioso en sala velatoria, el jueves 30 a las 15.30. Casa de duelo: calle 25 Nº 225. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Luis Adolfo Ortellado (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 25 de octubre de 2025, c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demas deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados para luego ser trasladados a la ciudad de Miramar donde fueron cremados en el Crematorio Privado ayer domingo a las 11:30. Casa de duelo: calle 19 Nº 142 entre Maipú y Chacabuco. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad "General Balcarce" Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Teresa Lidia Pacheco (q.e.p.d.)

. Falleció en Balcarce el 26 de octubre de 2025, c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos son velados para ser inhumados en el Cementerio Municipal el lunes a las 9, previo oficio religioso en sala velatoria. Casa de duelo: calle avenida Primera Junta (1) Nº 416 entre 10 y 12. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad "General Balcarce" Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.