La Escuela Agraria San José realizó una nueva cosecha solidaria para ayudar a familias
Alumnos de todas las edades participaron activamente en la recolección de zapallos y papas, que serán distribuidos en comedores y hogares de la comunidad. La iniciativa, acompañada por la Asociación de Agricultores Unidos y otras instituciones, combina formación técnica con un fuerte compromiso social.
COSECHA SOLIDARIA: UN TRABAJO DE CORAZÓN Y TIERRA
En una fría mañana de otoño, la Escuela Agraria San José llevó adelante una nueva jornada de cosecha solidaria, una tradición que combina el trabajo de campo con el compromiso social de sus alumnos. Con entusiasmo y sin sentir el frío, cientos de chicos recorrieron el predio destinado para esta tarea, cargando zapallos y papas que luego serán entregados a comedores y familias de bajos recursos de Balcarce.
Este proyecto, que ya se realiza desde hace varios años, no solo brinda un alimento a quienes más lo necesitan, sino que también forma parte fundamental del proceso educativo de la institución.
LA SIEMBRA QUE HOY SE CONVIERTE EN AYUDA
La siembra, realizada meses atrás, incluyó principalmente zapallos de variedades tradicionales, algunas recuperadas gracias a semillas caseras, y papas cultivadas con dedicación. “Tuvimos que hacer una resiembra en el predio que alquilan los agricultores para la EduCoAgro, ya que no había semilla disponible en el mercado”, explicó Andrea Silva, representante legal del colegio.
Este terreno, que no pertenece a la escuela, es cedido para este fin gracias a la colaboración con la Asociación de Agricultores Unidos, entidad que acompaña y apoya todas las etapas del proyecto.
PARTICIPACIÓN DE ALUMNOS: DEL CAMPO A LA CONCIENCIA SOCIAL
“Los chicos llegan con una felicidad enorme. Para muchos es la primera vez que cosechan, y para otros, una tradición que los llena de orgullo”, relató Andrea Silva durante la actividad. En total, alrededor de 240 alumnos de jardín, primaria y primer año de secundaria participan con energía.
Además de aprender sobre los procesos agrícolas —desde la siembra hasta la cosecha—, los estudiantes internalizan el valor de la solidaridad. “Para ellos es un juego, pero también una oportunidad para comprender que sus acciones tienen impacto en la vida de otras personas. Se llevan un zapallo, pero saben que el resto será para quienes más lo necesitan.”
El frío intenso no detiene a los chicos, que entre risas y esfuerzo trabajan sin parar. “El caminar por el campo los calienta, no sienten frío; al contrario, cuando terminan, llegan con ropa sucia y mojada, felices por la tarea cumplida”, agregó Silva.
DESTINO Y DISTRIBUCIÓN: AYUDAR A QUIÉNES MÁS LO NECESITAN
Los productos cosechados serán entregados a comedores comunitarios, el Hogar de Ancianos y el Patronato, entre otros beneficiarios. “El año pasado entregamos a varios comedores y esta vez repetiremos, porque la necesidad sigue vigente y es muy importante no desperdiciar nada,” aseguró Silva.
La entrega se organiza mediante listados y llamadas, asegurando que la distribución llegue a quienes realmente lo requieren. El colegio también utiliza parte de lo producido para la alimentación diaria de sus propios alumnos, integrando la producción con la nutrición escolar.
UN PROYECTO QUE CRECE CON LA COMUNIDAD
Esta cosecha es la cuarta edición de una iniciativa que nació para responder a una necesidad concreta y que se mantiene firme gracias al compromiso colectivo. “Surgió por la necesidad y la convicción de que sembrar y cosechar tiene valor, no solo productivo sino también social y educativo. Es un aprendizaje para todos,” concluyó Andrea Silva.
La jornada, que se extenderá con un repaso final para recoger cualquier fruto que haya quedado, refleja el espíritu de una escuela que apuesta por la formación integral y la responsabilidad social desde temprana edad.