Julio Fernández: "fue un honor jurar en Palermo"
BUENOS AIRES (Eduardo "Felipe" Pinilla, enviado especial).- Misión cumplida. Lo que tanto soñó, lo consiguió. Y con un componente extra que le generó aún una emoción mayor como fue estar trabajando junto a su hijo. Fueron tres jornadas cargadas de intensidad y responsabilidad.
Era necesario tener el ojo muy afilado para, según su criterio de selección, elegir a las y los mejores exponentes de la raza Angus en Palermo, la muestra ganadera más convocante de Latinoamérica.
El asesor y cabañero Julio Fernández no se apartó en su búsqueda de los criterios elegidos para la ocasión, sustentados en la conformación estructural, volumen, prolijidad y genética, entre otras cuestiones.
La tremenda calidad y paridad, lo que habla del trabajo, la selección e inversión de los cabañeros, obligó a Fernández a desplazarse de un lado a otro de la pista, mirar mucho y consultar referencias del animal a sus colaboradores cuando la situación lo requería.
TIEMPO DE BALANCE
La euforia y los aplausos en la pista central tras el momento de la consagración del Gran Campeón Macho de la raza Angus quedaron atrás. Si bien nunca mostró un rostro adusto y serio durante la jura, el saber íntimamente que cumplió con su deber lo dejó por demás tranquilo.
"Estoy verdaderamente muy feliz por el trabajo de los secretarios en pista, entre ellos mi hijo Cristian, los colaboradores y el mío. Fueron tres excelentes jornadas. Cuando uno jura lo que busca es equilibrio en las líneas y un buen balance en todo el producto. Y eso se consiguió. La calidad de los Angus fue extraordinaria en Palermo", expresó más distendido.
Felicitó a los criadores porque, sostuvo, "hay mucho presente y futuro en la raza".
DEFINICIONES AJUSTADAS
La cantidad y calidad hizo que la elección fuera ajustada en cada fila. A manera de ejemplo mencionó que entre las hembras, consagrada la Gran Campeona, el animal que ingresó a pista en su lugar obtuvo la segunda máxima distinción.
Los aplausos desde la tribuna constituyeron un premio para Julio en los momentos culminantes de la jura. "Estamos para cumplir un deber. Para eso nos eligieron los criadores. Uno respondió con trabajo y seriedad. Lo hice a conciencia, manteniendo una línea y conducta de jura, que es lo más importante", admitió.
Sabe que sus veredictos conformaron a unos y a otros no. Pero la mayor satisfacción para Julio es que no se desvió del criterio elegido, que se vio reflejado en pista con las decisiones tomadas y que se reflejará a futuro en los rodeos.
"Fue un honor estar acá", manifestó para "agradecer a la Asociación Argentina de Angus y a los criadores que lo eligieron, a sus colaboradores, a cada uno que me respaldó en mi actividad a lo largo de más de 35 años y a la familia, en especial a su esposa por la educación que le brindó a sus hijos y a la cabaña Don Avelino".