"Juan de la calle": un ser 'especial' que, junto a sus mascotas, deambula recibiendo y repartiendo afecto
"Juan de la Calle" como él mismo se rebautizó es, desde hace tiempo, uno de los muchos "personajes" del paisaje de la ciudad.
Silencioso, educado, respetuoso, y siempre dispuesto a charlar con quien lo desee, deambula por todos lados acompañado de sus dos fieles amigos y con su mochila "mágica" a cuestas, de la que siempre sale algún hueso para poder obsequiar gentilmente a alguno de los canes que se le acercan para brindarle su afecto.
Quienes lo conocen, grandes y chicos, saben de su permanente disposición a la charla y por sobre todo a abordar temas relacionados con el cuidado de las mascotas, por las que siente una devoción especial.
Juan no carga solo con su mochila llena de alimentos para sus "pichichos", lleva sobre su espalda también una mochila cargada de recuerdos e historias de una vida sorprendente.
En charla con El Diario repasó parte de su rico pasado, el presente, y lo poco que aspira para su futuro inmediato (y el de sus dos amigos inseparables).
DE LA PATAGONIA A LA AVENTURA
No se detiene en detalles sobre su infancia y adolescencia, solo menciona que nació hace 66 años bajo el nombre de Juan Carlos Moreira en "algún lugar" de la Patagonia y que tuvo a su lado a un tutor que lo educó y guió hasta que se despertó en él su alma aventurera y salió a buscar nuevos rumbos.
Atraído por el mundo del espectáculo se sumó a un circo de una empresa estadounidense con el que recorrió el país y pasó a Brasil donde estuvo varios años abrazado a los espectáculos circenses.
En medio de ese transitar tuvo su tiempo para hacer escalas en Buenos Aires y estudiar educación física y arte dramático, aunque sin dejar de lado su pasión por el espectáculo.
"En un momento volví a la Argentina en procura de buscar a mi tutor. Fui pidiendo ayuda hasta contactarlo. Lo ubiqué en la Patagonia así que fui a verlo. Más que nada quería agradecerle todo lo que había hecho por mí. Mi idea era estar unos días y volver a mi trabajo, pero me pidió que me quedara con él y, aunque no estaba en mis planes acepté, renuncié a mi trabajo y me quedé, pero al poco tiempo falleció por lo que después de despedirlo partí", rememora Juan.
SU LLEGADA A BALCARCE
Tras la pérdida de su tutor Juan buscó un nuevo rumbo y así llegó en 2012 a Balcarce para trabajar en el kartódromo.
Fue entonces cuando comenzó a ver a nuestra ciudad como propia y empezó a echar raíces en este, su nuevo lugar en el mundo.
Pasó desde entonces épocas buenas y no tan buenas en lo laboral aunque sin despreciar ningún tipo de trabajo. Vivió en diferentes lugares e incluso llegó a instalarse en alguna obra en construcción en la que trabajaba y hasta en algún momento se cobijó en la sierra o bajo las plantas en el cerro "El Triunfo", pero siempre se las ingenió para salir adelante.
En medio de su constante peregrinar conoció "La Cava" y sus pequeños habitantes y fue allí donde se despertó el afecto entrañable para con los perros.
Tuvo incluso, según sostiene, oportunidad de volver al circo pero la desechó por no abandonar a sus mascotas.
NACE "JUAN DE LA CALLE"
En 2019, sin trabajo y sin dónde vivir recaló con un viejo Jeep a un costado del cementerio. Su presencia no pasó desapercibida y comenzó a ganarse el afecto de quienes lo veían y hablaban con él.
"Un grupo de adolescentes me preguntó si tenía Facebook a lo que les respondí que si bien tenía celular no estaba al tanto de eso y gentilmente se ofrecieron hacerme una página y al estar en la calle me ofrecieron ponerme "Juan de la calle", nombre con el que sigue identificándose en la red social.
"Al poco tiempo tuve un problema de salud por lo que debió ser internado pese a su resistencia de dejar a sus mascotas y sus pocas pertenecias. Después de un tiempo, ya restablecido lo ubicaron en el Geriátrico "Pinto" pero optó por volver a hacer "su" vida, junto a sus mascotas pese a que ellas se convirtieran muchas veces en una complicación a la hora de ubicar un lugar para vivir.
JUAN HOY
"Nunca pedí nada , solo un trabajo y un techo para poder sobrevivir dignamente, nunca pedí otra cosa, alguna vez me dijeron que me instalara frente a la Municipalidad con mis cosas y las mascotas, pero no me pareció ético. No es mi estilo, el problema es mío y voy a tratar de salir como pueda. Simplemente quiero trabajar y vivir dignamente" afirma Juan.
Hoy vive en un pequeño espacio con lo esencial, pero su objetivo está centrado en conseguir en alquiler una casita modesta donde le permitan tener a sus dos mascotas. Tiene un ingreso pero a la vez se ofrece como paseador de perros, sosteniendo que quienes deseen contactarse con él lo pueden hacer vía facebok.
UN ¿MILAGRO? EN LA VIDA DE JUAN
En la vida de Juan hubo un momento "especial", del que pocos saben.
Así lo aseguró al momento de confesarlo en medio de la charla con El Diario.
Según narró, se dio cuando su estado de salud era más que complicado.
"Yo tenía cálculos que de la vesícula habían pasado al hígado según me explicaron los médicos. Tenían que trasladarme a La Plata para operarme. Estando internado en el Hospital me visitó una persona que ya conocía de cuando estaba instalado junto al cementerio y sabiendo que me tenían que llevar a La Plata me pidió permiso y oró por mí. Me puso su mano sobre mi cabeza y empecé a sentir un calor muy intenso. Al terminar me abrazó, me dio un beso y sentí un alivio inmenso. Cuando fuimos a La Plata los médicos no me encontraron nada, las piedras habían desaparecido, me preguntaban si había tomado algún medicamento a lo que respondí que nada. Me hicieron estudios, me durmieron y al despertarme pregunté si ya había terminado la operación a lo que me respondieron que no la habían hecho porque no encontraron las piedras ni en la vesícula ni en el hígado. Jamás volví a sentir ninguna molestia", comentó Juan dejando la interpretación de lo sucedido a criterio de cada uno.
LAS MASCOTAS
Juan comparte su vida con sus dos fieles e inseparables amigos de "cuatro patas" pero siente devoción por todos los 'pichichos' que deambulan por la ciudad. Y ellos le devuelven ese afecto en todo momento.
"Tengo dos mascotas nada más, aunque a todos los perros que andan en la calle siempre les presto atención, ojalá pudiera llevarles una bolsa de alimento. Me duele no poder llevarles nada pero no tengo recursos, el poco ingreso que tengo lo destino al alquiler y a comer ya que lamentablemente tengo la mala costumbre de comer todos los días" dice sonriendo aunque quienes lo conocen saben de sobra que se ocupa de conseguirle, con la ayuda de veterinarios solidarios, medicación cuando sus 'amigos' la requieren y que siempre hay un hueso disponible para ellos.
"Tuve oportunidad de irme y volver al circo pero me quedé por una mascota que no quise abandonar así empezó mi pasión por el cuidado y la atención de los perros".
Juan es simple, transparente… su vida está destinada a sus mascotas y tiene su objetivo centrado en tener no más que un hogar para él y sus pequeños compañeros de vida.
