Hogar de Ancianos "La Merced": una obra de profundo sentido humanitario

Hogar de Ancianos "La Merced": una  obra de profundo sentido humanitario

Una función de profundo sentido humanitario cumple el Hogar de Ancianos "La Merced", administrado desde 1936 por la Sociedad Damas de Beneficencia que nació diez años antes, cumpliendo iguales funciones en el Hospital Municipal.

La intensa, eficiente y fructífera labor desarrollada llevó a aquel grupo de mujeres, impulsadas por la presidenta Emilia Verde de Urdampilleta, a construir un edificio para crear el Hogar de Ancianos Fue el vecino Próspero J. Baurín quien donó el terreno de calles 16 y 7, donde funciona desde entonces la institución, una de las más queridas de la comunidad, que hoy está cumpliendo ochenta años de existencia. En tanto, en un terreno lindero donado por la familia Barceló se levantó la capilla.

Se puede afirmar que la institución, que hoy preside Rosa Echeverría, debe su plena vigencia al espíritu filantrópico y a los nobles sentimientos de quienes forman parte de la misma

Fueron desde el comienzo de esta obra solidaria las Hermanas Antonianas las encargadas de asegurar el bienestar de los abuelos mientras que la responsabilidad administrativa quedó en manos de las Damas de Beneficencia.

En estas ocho décadas, el aporte generoso y espontáneo de la comunidad balcarceña ha sido y es el factor fundamental que contribuye a que el Hogar de Ancianos se pueda sostener.

HISTORIA VIVIENTE

Una de las protagonistas de esta historia conmovedora es "Dorita" Gastaldi de Díaz. Desde el año 1939 colabora en forma ininterrumpida en la Sociedad Damas de Beneficencia, tarea que, confesó, "me llena de felicidad". Y lo sigue haciendo con el mismo entusiasmo y ganas que cuando decidió sumarse hace más de 75 años a colaborar con la colecta anual para obtener recursos que posibiliten cumplir con el fin profundamente humanitario que la vio nacer: albergar a hombres y mujeres de la tercera edad. Fue su padre Enrique Gastaldi quien le permitió convertirse en voluntaria y desde entonces se involucró en la atención de la necesidad ajena, con tenacidad, alegría y mucho amor.

A mediados de la década del setenta las Hermanas Anto-nianas se fueron a otro destino por lo que entonces se amplificó el rol que desempeñaba hasta entonces la Sociedad Damas de Beneficencia, ya que debía incorporar personal (hoy trabajan 19 personas) para atender las 24 horas a los más de cuarenta abuelos.

La entrega y sacrificio de cada una de las mujeres queda demostrado en cada paso dado, en especial en aquellos momentos delicados donde la falta de recursos económicos ponía en riesgo la continuidad de esta obra sustentada en la solidaridad y el amor al prójimo. Pero siempre salían a flote.

Desde su creación, cada una de las integrantes de la Sociedad Damas de Beneficencia ha dejado en claro que experimenta un impulso irresistible de ayudar al otro. Siempre han estado y están ahí, presente en cuerpo y alma. Cada acción es una oportunidad para poner el foco en pensar en los demás. Desde regalar una sonrisa, por ejemplo. Algo tan simple como eso.

Por eso la historia de estas damas conmueve, emociona. Porque en su labor solidaria no quieren ser protagonistas. Todo lo contrario: lo son quienes reciben la ayuda. Y cada una de ellas toma contacto con esa realidad con las herramientas esenciales de la comunicación humana: la mirada, la escucha, la palabra y con un gesto de ternura a través de un abrazo o la contención del abuelo.

"Siempre salimos a flote"

Hoy son cuarenta y cuatro los abuelos que reciben atención y contención en el Hogar. "Cuando nos vimos obligadas a incorporar al personal para atender a los abuelos aparecieron las dificultades económicas. Fue entonces que se encararon distintas acciones para obtener recursos, sumado a las donaciones de la comunidad. Y de esa manera, si bien hay dificultades, siempre salimos a flote", explicó Rosa Echeverría, presidenta de la Sociedad Damas de Beneficencia desde el año 2002, quien recordó a Elcira de Stoppani, que tenía un cuaderno en el cual anotaba una por una las donaciones recibidas. "En otras épocas -agregó Rosa- se recibían valiosas donaciones por parte de los propietarios de estancias. Ahora es todo más difícil por la situación reinante y además porque existen muchas instituciones atendiendo distintas problemáticas".

A manera de ejemplo, la presidenta dijo que el último mes se abonaron 220.000 pesos en salarios y 186.000 pesos en cargas sociales. Ese es el monto que tienen que reunir ahora, tarea que no es sencilla.

Pero no bajan los brazos. "Siempre somos muy optimistas" reconoció "Nina" Dimarco, una de las activas colaboradoras. "A veces estamos algo alicaídas pero aparece siempre la solución" agregó Dora Cherenscio mientras que Mirta De Luca acotó que "la comunidad siempre es muy solidaria para con la institución".

Rosa Echeverría dedicó un párrafo especial al personal del Hogar que durante las 24 horas está al servicio de los abuelos en sus distintas funciones, entregando lo mejor de si en forma silenciosa. Eso hace que los abuelos, y las propias directivas y colaboradoras, tengan un elevado concepto.

SATISFACCION

A lo largo del camino recorrido, las integrantes de la Sociedad Damas de Beneficencia sienten verdadero orgullo por haber podido continuar con la obra que fue emprendida hace ochenta años y hoy constituye un verdadero ejemplo porque todo se hizo a pulmón y con seriedad.

"Todas quienes colaboramos con la entidad nos sentimos verdaderamente orgullosas y satisfechas de poder haber continuado esta obra que, con mucha ilusión, encararon en 1936 sus iniciadores. Y el esfuerzo también lo es de la comunidad que con su aporte permite seguir adelante", terminó diciendo Echeverría.

Hogar de Ancianos "La Merced": una  obra de profundo sentido humanitario

Hogar de Ancianos "La Merced": una  obra de profundo sentido humanitario