Gran manifestación de fe a San Cayetano
Durante toda la jornada del pasado sábado (7 de agosto) fue incesante el movimiento de gente que se acercó a la capilla de avenida Eva Perón y calle 118 para rendir, en su día, tributo a San Cayetano.
Al igual que lo que sucediera el año pasado, en este día las celebraciones se vieron limitadas por la pandemia, atendiendo a los protocolos vigentes lo que, no obstante, posibilitó que gran cantidad de fieles se dieran cita para pedir o agradecer por el pan y el trabajo.
El templo estuvo abierto desde las 7 y hasta pasadas las 21 con oficios religiosos a las 10, a las 16 (tras la procesión en vehículos por las calles del barrio) y a las 20.
EL PATRONO DEL PAN Y EL TRABAJO, SOLO EN ARGENTINA
La devoción a San Cayetano como patrono del pan y el trabajo es una particularidad que se da solo en nuestro país y que nació a principios del siglo XIX cuando un campesino pasó frente a una imagen del santo camino a su casa y en medio del campo. No sabía quién era, pero el paisano venía de tener un pésimo día, de esos a los que a cualquier santo se le reza. Venía de sus campos de trigo, donde no había podido cosechar nada debido a una sequía que lo abrasaba todo desde hacía meses. El hombre se bajó de su carreta y le rezó a aquella imagen, pidiéndole que salvara sus trigales y dejándole como ofrenda unas pocas espigas que había logrado recolectar. Le prometió al santo que si recordaba su pedido difundiría su ayuda y daría a conocer quién era. Antes de que llegara a su casa se desató una tormenta pocas veces vista desde el diluvio universal, y el anónimo se dejó empapar por aquella bendición y por su promesa.
Cosas del idioma argentino, Gaetano pasó a llamarse Cayetano. San Cayetano. Y la difusión del milagro de los trigales fue tan grande que sus fieles comenzaron a ofrecerle el origen del pan para pedirle que con él pusiera el nuestro de cada día en nuestras mesas. La devoción creció y pasó a ser conocido como 'el santo de la espiga' y el patrono del pan y el trabajo, sólo aquí, en Argentina, ya que el santo del trabajo en el resto del mundo es San José.