Estudiantes de la Escuela Agraria transforman recursos naturales en innovación
En la 11ª edición de la muestra, estudiantes de 6º año presentaron proyectos que van desde cosmética natural hasta shampoo sólido y biodiésel a partir de aceite usado. Con investigación, ensayo y compromiso, las jóvenes demostraron cómo el conocimiento aplicado puede generar productos sustentables y abrir nuevas oportunidades para el futuro.
EL AULA COMO LABORATORIO DE IDEAS
La Escuela de Educación Secundaria Agraria San José volvió a ser protagonista de la 11ª edición de la EduCoAgro, la muestra educativa, cultural y productiva que cada año reúne a la comunidad para mostrar los avances del trabajo escolar. Entre los stands montados en la carpa educativa, tres alumnas de 6º año compartieron proyectos que revelan el potencial de la ciencia aplicada a problemas cotidianos.
Con entusiasmo, claridad y rigor, Martina, Lucía y Bernardita explicaron cómo pasaron de una idea a un producto final. Desde cremas y shampoo con base en plantas y derivados de la colmena hasta combustibles alternativos obtenidos de residuos de cocina, sus investigaciones ponen en valor tanto los contenidos curriculares como el aprovechamiento de recursos disponibles en el entorno escolar y familiar.
COSMÉTICA NATURAL PARA CUIDAR LA PIEL
Martina decidió enfocar su proyecto en la elaboración de una crema calmante destinada a pieles dañadas por el sol. Con cera de abeja obtenida de las colmenas de la escuela y aloe vera cultivado en el predio, logró una fórmula natural con propiedades hidratantes y regenerativas.
"Quise usar lo que nos da la naturaleza para crear algo que ayude a la gente. El aloe hidrata, regenera las células, cicatriza y además tiene un efecto antienvejecimiento, porque el sol acelera el desgaste de la piel", contó la estudiante a El Diario.
El proceso incluyó el derretido y limpieza de la cera de abeja, la preparación del aloe y la combinación de ambos para obtener una crema que, además de ser sustentable, aprovecha materias primas locales. "Fue muy lindo ver que con lo que tenemos en el colegio podemos hacer un producto útil y beneficioso", destacó.
SHAMPOO SÓLIDO, CIENCIA Y TRADICIÓN
Lucía, en tanto, se inclinó por un producto cada vez más buscado en el mercado: el shampoo sólido. Inspirada en la cosmética natural y con asesoramiento de una ingeniera química, investigó las propiedades de diversas plantas aromáticas y malezas que crecen en la zona.
"Elaboré distintas fórmulas con lavanda, ortiga y romero. La lavanda ayuda a relajar y regular la grasitud, la ortiga fortalece el cabello y estimula su crecimiento, y el romero mejora la circulación y aporta brillo", explicó.
Tras varias pruebas de proporciones, logró definir una receta final que fue aprobada y puesta a prueba en la feria. Incluso pudo comercializar el producto en el stand de la escuela. "Con la profesora hicimos un cálculo de costos y fijamos un precio estándar de 5.000 pesos. Lo vendimos durante la muestra y pensamos que en el futuro podría ser un proyecto institucional estable", contó entusiasmada.
Además de ser ecológico al reducir envases plásticos, el shampoo sólido propuesto por Lucía abre la posibilidad de generar un emprendimiento escolar con impacto económico y social.
ENERGÍA LIMPIA A PARTIR DE RESIDUOS
El proyecto de Bernardita se orientó hacia el campo energético: la producción de biodiésel con aceite de cocina usado. A través de un proceso de pretratamiento (filtrado y evaporación) y de transesterificación, logró obtener un combustible alternativo que, aunque de menor rendimiento que el gasoil de petróleo, puede usarse en motores diésel y forma parte de la matriz energética argentina.
"Lo que hice fue tomar aceite de fritura usado, filtrarlo para quitar impurezas, evaporar el agua y después someterlo a la transesterificación. Ese proceso rompe la cadena de glicerina del aceite con ayuda de etanol y un catalizador, lo que genera biodiésel por un lado y glicerina por el otro", explicó la alumna.
El trabajo, que incluyó mediciones de pH y densidad, demuestra que con conocimientos de química aplicada es posible transformar un desecho cotidiano en una fuente de energía renovable. "En Argentina hay una ley que regula que el gasoil comercial tenga un 5% de biodiésel. Es decir, ya forma parte de la realidad productiva del país", agregó Bernardita.
UNA FERIA QUE ABRE CAMINOS
Los tres proyectos comparten un eje común: el vínculo entre el conocimiento escolar, el entorno natural y la búsqueda de soluciones sustentables. A través de la EduCoAgro, las alumnas no solo pusieron en práctica lo aprendido en materias como química, biología o producción, sino que también se animaron a proyectar un futuro donde sus ideas puedan convertirse en emprendimientos reales.
"Lo más lindo es que todo parte de lo que tenemos cerca: las abejas, las plantas, los aceites. Es una forma de valorar y aprovechar lo que nos rodea", coincidieron.
La muestra, organizada por la Escuela Agraria San José junto a Agricultores Unidos, se consolidó como un espacio donde los estudiantes exhiben no solo saberes, sino también creatividad, innovación y compromiso con la comunidad. Una vez más, quedó demostrado que la educación rural no solo enseña oficios y técnicas, sino que también siembra futuro.