“Estampa Criolla” maravilló a Jesús María con un gran despliegue de bailarines en el escenario mayor
El sábado pasado, en el horario central, el campo de doma del Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María fue el escenario de una obra gauchesca protagonizada por la agrupación balcarceña “Estampa Criolla”. Con un importante despliegue de 100 bailarines y más de 50 jinetes en conjunto con la agrupación “Cruz del Sur”, provenientes de la localidad bonaerense de Gral. Belgrano, tanto los protagonistas como los espectadores vivieron una noche única al ritmo de nuestra música autóctona.
“CRIOLLOS”
“En aquella patria que recién comenzaba, y que no sabía de límites, el caballo se volvió parte fundamental para acompañar a los soldados”, con esta narración comenzaba la obra “Criollos”, protagonizada por la Agrupación balcarceña “Estampa Criolla” y “Cruz del Sur”. La obra relata, mediante distintas secuencias de baile y despliegues a caballo, la historia del caballo criollo de nuestra tierra y su relación con el hombre en el paso del tiempo.
Con la participación en el violín de Kuki Errante, violinista muy conocido en el ambiente del folclore, la música consigue mantener al espectador en sintonía, porque a diferencia de una obra teatral, “Criollos” no se corta por actos, sino que sigue un mismo hilo conductor. Cabe mencionar, que la dirección general de toda la obra estuvo a cargo de Cecilia Segovia, directora de la agrupación gaucha «Cruz del Sur”, quien también fue la encargada de narrar la evolución que tuvo el paso del caballo criollo en Argentina.
“El caballo fue partícipe de grandes epopeyas, cruzó los Andes y luchó por la independencia”, relató Segovia. Ante el despliegue de mujeres y hombres a caballo, quienes representaban al ritmo de la música las grandes hazañas de quienes fundaron nuestra patria.
“GATO Y MANCHA”
“Comenzó una nueva era, el cruzamiento de razas, el caballo criollo ya crecía con nombre propio ante el mundo”, continuó Segovia con su relato. Pasó el tiempo y el tango se hizo famoso en la voz del zorzal criollo Carlos Gardel. En aquella época, un profesor suizo llamado Aimé Felix Tschiffely, tuvo una idea loca, fue el primero en realizar la hazaña mayor. Marchar con dos caballos criollos, “Gato y Mancha” desde Buenos Aires a Nueva York. “Gato y Mancha poblaron pronto las tapas de los diarios del mundo y la raza criolla tuvo al fin el reconocimiento que merecía”, narró Segovia.
“LA LUZ DEL DESIERTO”
El caballo con el tiempo se convertiría en una herramienta fundamental para el trabajo en el campo. “Somos uno con el caballo, fuerza, unión y trabajo”, así daba comienzo la directora a la ultima parte de la obra al ritmo del malambo. Con el despliegue de una antigua chata cerealera, la obra narra la historia de “La Luz del Desierto”. La chata simboliza la época de apogeo y crecimiento de nuestro país, la de las distancias recorridas a caballo, símbolo del trabajo constante del campo argentino.
La obra cerró con un desfile final de hombres y mujeres a caballo, de Argentina, Uruguay y Brasil, al ritmo del violín de Kuki Errante y el acompañamiento en la danza de “Estampa Criolla”. Fruto del esfuerzo y el trabajo y con un gran despliegue que merece ser reconocido, la agrupación balcarceña representó con orgullo a nuestra ciudad y al país, manteniendo viva nuestra historia y tradición.