Escribania Togni: más de 70 años de vida notarial
Tres generaciones y más de 70 años de trayectoria en Balcarce. Esto no está certificado en una escritura sino plasmado en la pasión por una profesión que la familia contagia de generación en generación.
Fue en 1951 cuando Oscar Togni, un verdadero pionero, fundó la escribanía con el Registro Notarial número 2. Estuvo acompañado por su esposa, Olga Chanaguir, quien se inició como adscripta y luego obtuvo su propio registro.
A partir de entonces, ambos recorrieron el camino juntos con seriedad, responsabilidad y de confianza para con los clientes.
Un momento inesperado, doloroso y difícil atravesó la familia en 1977 con la desaparición física de Oscar. Olga siguió adelante con su misión de construir seguridad jurídica en la comunidad, combinándola con su otra pasión, la docencia, hasta que en 1986 se sumó su hijo Oscar, quien recientemente accedió a los beneficios de la jubilación después de ejercer por 35 años la profesión.
La tradición familiar por la actividad notarial no se detuvo allí ya que entre papeles, computadoras, actas, sellos y protocolos creció María Sol Togni, quien actualmente está al frente de la escribanía para orgullo de su familia, en especial de la abuela Olga.
HISTORIA DE VIDA
En la oficina donde las actas y protocolos notariales permanecen inmutables a través del paso del tiempo, lo cual permite apreciar cómo se ha ido desarrollando y evolucionando el sistema de relaciones sociales y económicas de la sociedad, Olga repasa recuerdos imborrables junto a su hijo y su nieta escribanos.
“Las vueltas de la vida lo que son. Mi padre quería que fuera docente y yo le decía que no. Vivíamos en la localidad de Cruz del Eje, donde había una sola escuela rural de excelencia. Entonces me permitieron estudiar Derecho en Córdoba, donde conocí a Oscar”, le contó a El Diario.
A principios de la década del ’50 comenzó a funcionar la Escribanía Togni en Balcarce: Oscar como titular y Olga como adscripta llevaron adelante su tarea. En la década siguiente hubo un hecho que marcó la vida profesional de la escribana ya que fue convocada por Carmelo Sánchez, quien fuera impulsor y el primer director del ex Colegio Nacional para incorporarse al plantel de profesores para el dictado de Instrucción Cívica y luego Educación Democrática. “En aquella época no había maestros especialistas en cada una de las temáticas que se dictaban por lo que fui una de las convocadas. Buscaban gente relacionada con cada tema. Yo, lógicamente, no sabía lo que era estar al frente de una clase, lo cual significaba una enorme responsabilidad. Acepté y me desempeñé como profesora durante 32 años. También algunos años dicté clases en el Colegio Industrial. Se cumplió, finalmente, el deseo de mi padre. Terminé aprendiendo ser docente”, describió quien no se apartó de la actividad notarial en todo ese tiempo.
La historia de Oscar en su juventud estuvo muy ligada al deporte a través de dos de sus pasiones de entonces como lo fueron el rugby y el básquet. “Me gustaba Educación Física pero me incliné por la profesión de mis padres”, expresó quien estudió en La Plata y a partir de 1986 comenzó a actuar como adscripto, respaldando el trabajo de su madre.
La familia Togni hizo especial hincapié en un pilar esencial en la trayectoria de la escribanía como lo fue el trabajo desplegado durante años por el recordado Pedro Antonio Dettorre, a quien todos conocían como “Lito”. Solo elogios hubo hacia su figura.
Olga lo describió como una persona inteligente, capaz, que le gustaba leer, aprender e investigar sobre la normativa vigente. “Incluso era fuente permanente de consulta de distintos escribanos locales. Era un hombre de absoluta confianza y de una vasta experiencia”, dijo.
Además, recordó que “Li-to”, quien era considerado como uno más de la familia, fue también uno de los primeros en interiorizarse por el avance de la tecnología y el uso de computadoras. “¡Cuánto sabía! Era un fenómeno”, añadió.
Ambos no dejaron de mencionar también a Julio, hijo de “Lito”, quien siguiendo la línea trazada por su padre trabajando durante un tiempo prolongado en la escribanía con el mismo compromiso y seriedad.
UNA NUEVA GENERACIÓN
La tercera generación de la familia Togni en la profesión llega de la mano de María Sol. No deja de emocionarse a cada instante su abuela cuando habla de ella, a quien además observa en su desempeño diario. “Me incliné por estudiar Derecho y con el paso del tiempo el ejercicio notarial me fue atrapando. Me inicié junto a papá, contando también con el respaldo de Julio Dettorre. Me sirvió mucho contar con ellos. Si bien es muy importante tener claros los conceptos, también lo es la práctica. Y en mi caso, a mí me toca de lleno el cambio tecnológico. Lo que más valoro, teniendo en cuenta que mi abuela y mi papá atravesaron distintas épocas, es que los dos me transmitieron valores y principios éticos que orientan mi vida en sociedad y se mantienen y se mantendrán inalterables. Eso me llena de orgullo”, afirmó.
A su lado, llena de felicidad por el amor y cariño que recibe, Olga admitió que es “indiferente” al avance de la tecnología pero reconoció “que representan un cambio extraordinario. Yo fui de la época en la que las escrituras se confeccionaban a mano, con letra gótica. Todo era más lento. Pero considero que aquello también tiene defectos como el hecho de que uno se acostumbra a no investigar porque lo busca por Internet. De esa manera hay cosas que no se llegan a interpretar”, manifestó con la sabiduría que la caracteriza.
Intervino Oscar para remarcar que si bien en la actualidad los procesos administrativos se aceleraron, “lo que no se modifica es la ética con la cual se actúa”.
Acotó su hija que “los escribanos somos fuente de consulta permanente y responsables de numerosas obligaciones ante entes municipales, provinciales y nacionales. Uno a diario intenta darle la mejor opción al cliente, que es quien luego debe tomar decisiones”.
LA REALIDAD DE LA ACTIVIDAD
María Sol consideró que si bien la actividad se ha venido desarrollando con altibajos por distintos factores (restricciones por la pandemia y dificultades socioeconómicas), la tendencia muestra que “hay una recuperación” del mercado.
El cierre de la charla estuvo a cargo de Olga. ¿Qué es lo mejor que le ha dado la profesión? Se le preguntó. No tuvo dudas al momento de responder: “Que mi hijo y mi nieta sean escribanos. Es ahora mi nieta quien sigue con el legado familiar. Esta profesión también me ha dado muchos amigos”.
Más de 70 años de un legado cimentado en el apego a la ley y a las buenas prácticas. Cada uno, en su momento, ha sabido aggiornar historia y modernidad, dotando a la escribanía Togni del dinamismo propio en los tiempos que corren actuando dentro de un marco legal, seriedad y de vocación de servicio que marcan la tónica que percibirá quien ingrese a las oficinas en busca de asesoramiento y otros servicios propios de la actividad.