«Es una especialidad en vías de extinción»

«Es una especialidad en vías de extinción»

En un comunicado de prensa, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) advirtió sobre una preocupante realidad al señalar que «los recursos para salvar a pacientes de Coronavirus se están agotando» y llamó a la reflexión a la sociedad porque «el virus nos está ganando».

El documento también planteó el dramatismo de la situación que se está viviendo al señalar la entidad que «estamos perdiendo la batalla».

Balcarce no permanece ajeno a esta realidad. El doctor José Mateos es jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Municipal Subzonal. Reconoció que actualmente, como nunca antes, el centro asistencial cuenta con recursos físicos y tecnológicos pero el inconveniente radica en el recurso humano que, a diferencia de los anteriores, no puede multiplicarse.

Preciso en sus palabras a la hora de describir la realidad, afirmó Mateos que el recurso humano entre los intensivistas era escaso con anterioridad a la pandemia por el Covid-19. «Es un problema de vieja data. No es una especialidad muy atractiva por el tipo de trabajo que hay que realizar, sometido a estrés, la cantidad de guardias a realizar y una remuneración que no está acorde a todo eso», detalló.

Recordó entonces Mateos que hace exactamente veinte años, cuando finalizó su residencia como médico terapista, que había empezado a mediados de la década del noventa, para cubrir tres cargos se presentaban diez o doce profesionales al concurso interesados en obtener el cargo.

Eso hoy ya no sucede porque con el paso de los años fue mermando la cantidad de especialistas para trabajar en una unidad de terapia intensiva a punto tal que hubo concursos que quedaron desiertos.

Lamentable realidad

«Ni el Estado ni la Sociedad de Terapia Intensiva (SATI) hicieron nada para revertir ese panorama», aseguró y agregó: «Es una especialidad en vías de extinción».

También el doctor Mateos se refirió a otra situación crítica y que tiene que ver con situaciones que llevaron a intensivistas lamentablemente a quitarse la vida o bien padecer adicciones. «Es una especialidad que altera bastante el ritmo de vida familiar, social», acotó.

En épocas de pandemia, en Balcarce la dotación de personal a cargo de la UTI del centro asistencial local se ha visto diezmada. Hay profesionales enfermos y también algunos atravesando una etapa de aislamiento.

Los doctores Mateos y Sebastián Viera son los dos únicos terapistas con que cuenta la ciudad. El resto del equipo lo integran cardiólogos y profesionales que llegan desde Mar del Plata.

«Se hace muy cuesta arriba. A mí me apasiona y me encanta pero estar tres días de guardia en una semana no es fácil», expresó al relatar como está atravesando los tiempos que corren.

«El problema radica en el agotamiento del recurso humano. Las enfermeras tampoco hay tenido un día de vacaciones. Y todo esto hace que se resienta la situación. El que trabaja en terapia intensiva está bastante adaptado a situaciones complicadas pero lo que estamos viviendo no nos había pasado nunca», comentó a El Diario.

La difícil realidad, a partir del intercambio de información que Mateos mantiene con otros profesionales del área, se replica en distritos de la región donde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva tiene una filial. «Por el momento tenemos capacidad operativa de camas en el Hospital pero qué puede pasar si se siguen enfermando médicos y enfermeras. Los pacientes graves deben ser atendidos por especialistas. Podés tener 200 respiradores, que es importante, pero si no está el recurso humano necesario para controlar, no sirve de nada. En la actualidad, la demanda física y mental produce un desgaste que nunca antes habíamos vivido. Nos pusimos al día con la aparatología pero cuesta sumar más profesionales. Y esto hace que tengas que duplicar o triplicar la carga de trabajo», dijo.

- ¿Cómo se revierte este panorama?

- Formar a un terapista te lleva entre cuatro y cinco años. No es sencillo y no es atractivo para los profesionales incluir en esta especialidad. Queda claro que en los últimos años cada vez se opta menos por esta especialidad. También es limitado el recurso humano en enfermería. También escasean los kinesiólogos. La pandemia lo que ha hecho es poner en evidencia esta problemática en momentos que existe mayor demanda. Y estimo que los meses de octubre y noviembre serán complicados por el Coronavirus. El número de casos va en aumento. Y aquel que se diagnostica, hay que multiplicarlo por diez contactos. En Balcarce, hace 22 años que pedimos que se declare como insalubre el trabajar en terapia intensiva. Acá este trabajo no es insalubre a diferencia de lo que sucede en otros puntos del país. Los políticos, de ahora y los anteriores, siempre miraron para otro lado.