El trabajo en el campo, en tiempos de Coronavirus
La familia Bronzovich lleva en la sangre la combatividad de un pueblo como el croata que ha sabido sacar el pecho ante las adversidades y sangrías intestinas. Sin ir más lejos, el pasado 22 de marzo, en plena cuarentena, hubo un terremoto de magnitud 5.3 con epicentro en Zagreg, la capital croata.
El derrotero del apellido Bronzovich en el país empezó cuando en el 1900, Jure Bronzovich se tomó un barco para Sudamérica y se instaló nada más ni nada menos que en Ushuaia, Tierra del Fuego.
Allí, junto a sus cinco hijos varones (eran ocho en total), empezó a desenvolverse en el negocio maderero. "En los años 70 mi padre y mis tíos decidieron que sería bueno diversificar y compraron campos en Lobería para hacer ganadería y agricultura", relató el ingeniero agrónomo Nicolás Bronzovich, tercera generación, que hace unos años se hizo cargo junto a su hermano Vladan y su padre Budimir del negocio en la localidad de Napaleofú.
El trabajo en tiempos de pandemia
Consultado sobre cómo están trabajando,Bronzovich contó que toman todas las medidas de prevención como lavado de manos, no compartir espacios cerrados, airearlos. "Lo bueno es que estamos en una actividad en la que estamos bastante al aire libre", reflexionó.
"Vladan está con su familia en el campo con la parte ganadera, haciendo la cuarentena allí, encargándose de los animales", relató Nicolás, quien además contó que tienen que traer unos terneros de otro campo pero lo están demorando, esperando ver qué pasa.
Entre otras de las ventajas, para reducir el ingreso y egreso de gente del campo, Bronzovich mencionó que "tener toda la maquinaria propia y manejarla nosotros es un alivio. Debe ser más difícil para los que tienen que estar esperando al contratista, y coordinar que pase de un municipio a otro y así".
"Por suerte en cuanto a los insumos estamos bien, sobre todo en el gasoil que es fundamental en esta época, porque teníamos ya acopiado, fuimos precavidos", contó. Y agregó: "Estamos tratando de pedir pocos camiones, lo que cosechamos tratamos de guardar lo más que podemos en el campo".
Bronzovich habló hace unos días con sus familiares en Croacia. "Vienen a un nivel de contagios similar al de acá y pocas muertes. A ellos les preocupa estar muy cerca de Italia y cuánto se va a paralizar todo y cómo va a repercutir en la economía", relató el productor.
La campaña
A propósito de la campaña girasolera, Bronzovich lamentó que los rindes fueron algo menores a los presupuestados al comienzo de la campaña "por la falta de agua que sufrió en diciembre". Estima por lo suyo y lo que escuchó en la zona una media de 2200 a 2500 kilos por hectárea.
"La soja y los maíces se ven bien, sufrieron un poco la falta de agua también pero se espera que anden en la media de rindes. Hay que ver cómo termina la película. Por otro lado, están en plena siembra de verdeos y cultivos de servicio, una práctica cada vez más difundida en la zona", añadió.
Los Bronzovich se han ido achicando, supieron trabajar 3.800 hectáreas, después 2.200. Ahora trabajan 700 hectáreas agrícolas, mayormente en campo propio (de hecho, para diversificar pusieron en alquiler unas hectáreas propias también), tienen 400 vacas de cría cedidas en capitalización, un feedlot por el que pasan 1.000 novillos por año (supieron pasar no hace mucho el doble).