El recuerdo de Oscar Adobbati, por entonces titular de Gobierno, de cómo se vivió en Balcarce
Fue en diciembre del año 2001 que nuestro país vivió la peor crisis económica y social en democracia. Hubo 38 muertes, decenas de heridos y cientos de detenidos. El presidente Fernando de la Rúa renunció y se fue en helicóptero de la Casa Rosada.
La ciudad lo vivió a su manera. No hubo saqueos pero la incertidumbre institucional generó zozobra y momentos de tensión durante le gestión al frente de la Intendencia de José Luis Pérez. A las manifestaciones se sumaron tiros, agresiones y detenciones.
El Diario es un tesoro de esa época que permite recuperar la memoria histórica de lo sucedido en esta comunidad. La tapa del 23 de diciembre de 2001 -por aquel entonces aparecía en forma semanal- decía “Manifestación popular”, mostrando el accionar de grupos de manifestantes reclamando por la entrega de alimentos en el hipermercado Toledo, de avenida San Martín, y frente a las oficinas de Acción Social que funcionaban en avenida Favaloro entre 24 y 26. También se reflejó el difícil momento que atravesó el Jefe Comunal al ser abordado por manifestantes, donde no faltaron los insultos.
Un testigo de todo ello fue quien apenas diez días antes había asumido al frente de la Secretaría de Gobierno: Oscar Adobbati. Vivió en primera persona la tensión generada en esas jornadas de cacerolazos y el que “se vayan todos”, sumado a la represión de las fuerzas de seguridad y el estado de sitio decretado en todo el país.
REBELION EN BALCARCE
El jueves 20 de diciembre hizo eclosión. La rebelión de decenas de personas que hicieron sentir su presión se produjo frente al hipermercado de avenida San Martín.
Entrevistado por El Diario, recordó Adobbati que tuvo participación activa para evitar la toma y el intento de saqueo en dicho lugar. “Era flamante secretario de Gobierno. Salgo de mi despacho y la observo a María Zapata, quien era titular de Acción Social. Le pregunto hacia donde iba y me responde que a Toledo, porque había manifestantes. Ese mismo dato había recibido yo por lo que fuimos hacia el lugar”, dijo.
El escenario en el hipermercado era inusual: más de 300 personas estaban reclamando la entrega de alimentos. Habían cerrado las puertas los empleados si bien en aquella época no estaban las rejas que rodean el amplio predio. “Tres o cuatro personas, con un rol de activistas, pedían firmas para exigir la entrega de mercadería. Llega Zapata y uno por uno a los manifestantes, a quienes conocía, les pregunta qué necesitan. Pero además, lo cual me sorprendió, también uno por uno le respondió cuál era la ayuda que el Municipio le estaba dando o problemas que se le había resuelto y a otro, por ejemplo, le dijo que no le daría nada porque era un vago. No me olvido más de ese momento”, recordó.
Mientras eso sucedía, Adobbati ingresó al hipermercado y se reunió con el responsable de la gerencia, quien teniendo en cuenta la delicada situación se comunicó con la casa central y le prometen la entrega de alimentos.
PROMESA INCUMPLIDA
“Me aseguran que en una hora llevarían la mercadería a Acción Social para repartir. En esas condiciones le explicó a María Zapata y ella les dice a los manifestantes que en una hora se presenten en la sede municipal para entregar los alimentos. Transcurrido ese tiempo la llamo a María y le pregunto si ya había llegado el envío, a lo que me responde que no. Insisto a los pocos minutos y nada. Decido llamarlo al gerente y me responde que el dueño de la empresa bajo presión no entregará nada. Le dije que la presión se la habíamos sacado y ahora la teníamos nosotros”, describió.
Sorprendido ante la negativa, Adobbati buscó otras alternativas para descomprimir el tenso panorama pero no las consiguió.
Informada Zapata por el propio funcionario de la decisión del empresario supermercadista, enfrentó a los manifestantes, les dijo que Toledo no les entregaría mercadería y que todos los alimentos que tenía Acción Social les serían repartidos a la brevedad. “Abrió las puertas de Acción Social -agregó- y a cada uno le dio algo: un paquete de fideos, una lata de arvejas, un paquete de porotos, etc. Pensé que se producía un estallido. Felizmente la reacción de la gente, pero fundamentalmente la actuación de María Zapata, evitó el estallido. Conocía el problema de cada uno de los que reclamaba. Ella tenía ascendencia, su palabra era importante y no la querían enfrentar. Fue artífice de que eso terminara en relativa calma”.
También recordó algún intercambio de palabra, en tono elevado, entre vecinos y el intendente Pérez. “Era un momento de exaltación y confusión tremenda”, subrayó.
Si bien Adobbati planteó que en la actualidad el nivel de pobreza casi duplica al de hace dos décadas, “el nivel de contención social era mínimo. Lo vivido durante la presidencia de De la Rúa fue el momento más triste en democracia. En Toledo había agitadores porque había un caldo de cultivo. A partir de ese episodio empecé a valorar de manera distinta a María Zapata. No se le dio la trascendencia que tuvo. Lamenté mucho su pérdida física”.
- Veinte años después, ¿qué mirada tiene de lo sucedido?
- La primera es que no se fue ninguno. Se recuerda cuando Antonio Cafiero dijo con relación a la frase “que se vayan todos”, que “ya va a pasar”. No hubo respuesta de los sucesivos gobiernos a las necesidades de la gente. Todo lo contrario. Lo importante de la democracia es que hubo democracia, se eligieron autoridades. Hay cuentas pendientes de los gobiernos en materia de trabajo, salud y seguridad, entre otras.