El dolor de «Puchi» Itza, que espera que se haga justicia por la muerte de su hijo
El próximo viernes 26 se cumplirá el tercer aniversario del fallecimiento de Julio Nario. Fue encontrado sin vida en el interior de su casa, en la calle 19 entre 24 y 26, en una lluviosa y fría noche de invierno.
Un llamado telefónico recibido en la guardia del cuartel de Bomberos Voluntarios fue el primer alerta sobre un extraño episodio ocurrido en aquel lugar. La puerta de acceso principal estaba abierta, las luces encendidas. Había también un desorden descomunal en la habitación. Y allí, sobre el piso, estaba el cuerpo sin vida de Julio (51 años), un conocido vecino. ¿Un robo?
El misterio de inmediato se adueñó del hecho. Horas más tarde la autopsia reveló que Nario tuvo una muerte traumática a causa de un paro cardiorrespiratorio, además de sufrir traumatismos múltiples de cráneo y contusiones en el tórax.
La pérdida de un hijo o hija es la más aberrante de las circunstancias que puede resquebrajar todos los aspectos de la vida de una persona. A medida que crecemos nos vamos preparando para la muerte de los que van envejeciendo, nuestros padres y abuelos, pero nadie nos prepara ante la remota posibilidad de que alguien más joven que nosotros muera y mucho menos si se trata de un hijo.
Los diccionarios de la lengua castellana no indican palabra aún que defina a la pérdida de un hijo: quien se queda sin padres es huérfano, quien pierde a su cónyuge es viudo pero ¿cómo se le dice a quién perdió a la persona que marcó en su vida la continuidad de su propio ser?
En 2018, el fiscal Rodolfo Moure le solicitó al juez de Garantías Nº 1 de Mar del Plata, doctor Daniel De Marco, el correspondiente pedido de elevación a juicio oral y público de la causa por la cual se investiga esta muerte, en circunstancias aún no aclaradas.
Por este hecho estuvieron detenidos por espacio de 33 días Daniel Molina y Omar Telechea hasta que el propio juez De Marco determinó que fueran liberados por «falta de mérito». No obstante, continuaron ligados a la causa hasta que Telechea fue sobreseído, no así Molina.
ESPERANDO QUE SE HAGA JUSTICIA
La Justicia había establecido que los días 2, 3 y 4 de mayo se llevara a cabo el juicio oral y público por este lamentable episodio. La pandemia a causa de la cuarentena obligó a su suspensión. El propio fiscal Moure le dijo a El Diario que hasta tanto no se normalice la actividad no se sabrán las nuevas fechas del juicio debido a que deberán reprogramarse.
Recordó que el único imputado en esta causa es Molina, a quien la Policía le secuestró un cortaplumas perteneciente a Julio, que su propia madre, María del Carmen «Puchi» Itza, que se lo había regalado, lo reconoció.
Precisamente ella le expresó a este medio que «no hay nada que supere el fallecimiento de un hijo». Sabe y entiende que la Justicia tiene sus tiempos pero también que «no me solucionará la vida familiar y personal».
Por otra parte, «Puchi» no deja de lamentarse por sostener que se desaprovecharon las primeras horas de la investigación, apuntando al llamado telefónico que se hizo a bomberos. «Se cumplirán tres años de su muerte. Lo recuerdo cada día como lo que fue».
Mientras tanto, sigue esperando que se haga justicia.