Comerciantes reclaman “igualdad de condiciones” y rompen las barreras de las limitaciones laborales
Los límites entre los comerciantes, que en el marco de las restricciones impuestas por la pandemia, están habilitados para trabajar y los que no lo pueden hacer comienzan a resquebrajarse y a generar “grietas”.
Desde hace algunos días, los que están impedidos de abrir sus puertas van haciendo oír sus voces de reclamo, fundamentadas, lógicamente, en la necesidad de generar recursos para la propia subsistencia, el pago de servicios y el de sueldos y aportes de quienes tienen empleados.
Y son cada vez más los que se animan a desatender la medida vigente y, arriesgándose a alguna sanción, optan por retomar la actividad, algunos a puertas cerradas mientras otros no tienen reparos en directamente levantar sus persianas y cruzan la barrera legal.
“No damos más”, “si no trabajamos no solo no podemos pagar deudas y servicios sino que directamente no tenemos para comer”, “vivo de la diaria, que me digan cómo hago para subsistir sin trabajar”, “nos presionan con el pago de impuestos y servicios y si no trabajamos ¿como podemos pagar?” son algunas de las reiteradas frases (las publicables, ya que hay muchas irreproducibles) que se oyen en forma constante.
En medio de todo esto surgen también los malestares de aquellos que reclaman igualdad de condiciones a la hora de determinar las “libertades laborales”.
Y basan el planteo en que, por ejemplo, una ferretería (donde se vende pintura) pude abrir, pero no se le permite hacerlo a una pinturería; un local habilitado como quiosco entre otras cosas, hace fotocopias; mientras que un local dedicado a fotocopias debe permanecer cerrado; un hipermercado vende electrodomésticos, artículos de bazar, ropa blanca, pinturas y un sinnúmero de productos, cuando los comercios dedicados en exclusiva a la comercialización de dichos artículos tienen vedada la actividad.
Incluso hay “privilegiados” (más allá de farmacias y otros rubros autorizados) que no respetan los límites horarios, abriendo al menos una hora antes de las 8 (para personas mayores) y otros tomándose la licencia de seguir trabajando después de las 16 “porque hay gente adentro”.
Hay, por otra parte, un beneficio de ventas “on line”, algo que legalmente no está vedado, pero también resiente al comercio físico que sin contar con esa modalidad de trabajo y con sus puertas cerradas se ve en total inferioridad de condiciones.
Lo concreto es que el traspaso de los límites es cada día mayor y si bien los motivos por los cuales cada uno argumenta su libertad son entendibles y justificados, el riesgo al que nos vamos exponiendo es, en igual proporción cada día más grande.
LA PALABRA DE MERLO Y STOPPANI
Consultado al respecto, el titular de la Cámara de Comercio, Oscar Merlo señaló que a su entender los super e hipermercados no podrían vender ropa, bazar y electrodomésticos en forma directa, pudiendo hacerlo si de manera “on line”, pero desconoce que se haya hecho alguna presentación de parte de los comercios que se puedan ver perjudicados ante Asesoría Legal o Inspección General ya que la Cámara no es ente fiscalizador ni puede accionar.
Por su parte, el Secretario de Gobierno, Ricardo Stoppani manifestó que hay para los comercios de electrodomésticos un permiso para realizar ventas “on line”, desconociendo si los mercados e hipermercados tiene alguna limitación en cuanto a la venta de determinados artículos.