Comenzó una huelga de hambre y se ató en un acceso al edificio municipal
La falta de respuestas por parte de la Justicia y de su propio abogado motivó a que en la tarde de ayer Juan Carlos Maldonado tomara la decisión de iniciar una huelga de hambre y atarse en el acceso al edificio anexo del Palacio Comunal, en el ingreso por Avenida Del Valle.
El 26 de enero de 2016 Maldonado se vio involucrado en un incidente durante una jineteada organizada por la Agrupación «Gauchos de Balcarce». Durante ese episodio, sufrió lesiones en su rostro que le provocaron la pérdida de un ojo.
«Hace cinco años me tocó vivir esa situación y desde aquel entonces nunca nadie se hizo cargo de nada. Estuve a punto de quedarme ciego porque la infección del ojo lastimado casi llega al sano. Para poder operarme tuve que salir a pedir plata», recordó en diálogo con El Diario.
«El doctor Eduardo Chávez aceptó defenderme sin pedir dinero por adelantado, pero con el compromiso de que cuando yo cobrara una indemnización él iba a tener su porcentaje. Después de todos estos años, cuando se había estipulado una fecha y un monto para que yo cobrara, hace cuatro días me enteré que Chávez había abandonado la ciudad», aseguró.
Y añadió: «No existió un aviso previo y al día de hoy sigue sin atenderme el teléfono. Por conocidos pude averiguar que está en Santiago del Estero. ¿Qué tengo que pensar? ¿Que esta persona hizo un arreglo, cobró un dinero y se dio a la fuga? Hay otras personas que también han tenido problemas así con Chávez».
«Voy a estar acá hasta que mi cuerpo dé o hasta que alguien de la Justicia se acerque con una solución. Comencé una huelga de hambre y no me voy a desatar hasta que me brinden una solución», contó Maldonado sobre su decisión.
«Esto no es en contra del Municipio, pero hoy en día estoy en situación de calle y no me quedó otra alternativa. Mi única comida va a ser cigarrillos y agua, así que quien quiera colaborar puede acercarse hasta la Municipalidad que acá voy a estar», agregó.
Y concluyó: «La gente que me lastimó me arruinó la vida. Estos cinco años fueron muy duros y mi vida va a seguir siendo muy difícil. Antes de perder el ojo era camionero, actualmente no puedo manejar una bicicleta. Me costó mucho volver a trabajar porque no puedo realizar determinadas tareas por riesgo a que se me abra la herida. Por eso siempre voy a estar agradecido a toda la gente que me ayudó en la operación y la recuperación».