Ahora fue una abuela de 89 años la víctima de un robo en su casa
"¡Dame la plata, dame la plata! me decía el ladrón", contó Elisa Di Doménica (89 años), víctima de robo en su propio domicilio
La preocupación y el miedo se extienden en la comunidad, y de manera especial entre los adultos mayores que viven solos.
Al historial de hechos delictivos que los tiene como víctimas hay que agregar, lamentablemente, un nuevo caso.
Elisa Di Doménica, de 89 años, se domicilia en la calle 10 entre 21 y 23. Anteanoche, alrededor de las 22, fue sorprendida por un delincuente que ingresó a su casa por un patio trasero para luego destrozar una puerta de la cocina y de esa manera sorprender a la indefensa mujer, que estaba sola.
"Había terminado de cenar. Me levanté, fui al comedor, apagué la luz de afuera, me fijé que estuviera todo cerrado con llave y en ese momento sentí un ruido muy fuerte. ¡Dios mío, qué pasó! Cuando vengo a la cocina veo la puerta rota y se me aparece un sujeto encapuchado", contó Elisa a El Diario.
El desconocido amenazó a su víctima, primero, y le exigió que le entregara el dinero que tenía en su poder, después.
"¡Dame la plata, dame la plata!, me decía. Abrió un cajón y tomó unos 300 pesos y luego otros mil que estaban en la habitación", agregó.
La maniobra duró unos pocos minutos. El desconocido trató de calmar a la mujer diciéndole que nada le iba a pasar pero al mismo tiempo le reclamó la llave de la puerta para poder escapar.
Elisa, que no fue agredida físicamente, consideró que quien le robó era una persona joven. "Nunca pensé que iba a atravesar por una situación como esta. Una vez que el ladrón se fue, acudí a mi vecina para que llame a mi familia, que vino rápidamente. Más tarde llegó la Policía".
DE NO CREER
Junto a ella, su hija Susana también vivía con angustia lo ocurrido. "No puedo creer lo que ha ocurrido", afirmó.
Ambas, en tanto, remarcaron que a pocos metros de la vivienda hay una propiedad abandonada, sobre calle 21, en la cual a menudo se ven movimientos extraños.
Peritos de la fuerza policial trabajaron en la escena del robo. Levantaron una serie de rastros con el objeto de que puedan conducir al esclarecimiento del caso.
Mientras tanto, Elisa no ocultó el miedo con el que está viviendo ahora pero al mismo tiempo agradeció que el malviviente no la haya golpeado.
