Valentín Martínez, el joven chocolatero que conquistó el campeonato argentino de pastelería
La pastelería argentina tiene un nuevo nombre en ascenso. Joven, formado y metódico, combina técnica, estudio y una mirada que respeta la historia de cada elaboración. Valentín Martínez, con 21 años y una carrera que combina formación académica de excelencia y experiencia práctica en las cocinas más exigentes de Buenos Aires, se consagró campeón nacional de pastelería en la categoría Estudiantes, coronando un camino que empezó en la cocina familiar y que hoy lo encuentra moldeando chocolate en Betular Patisserie, bajo la guía de uno de los máximos referentes del país.
"Tengo 21 años y actualmente vivo en Caseros, Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires. Me encuentro en el cuarto año de la Licenciatura en Gastronomía en la Universidad Argentina de la Empresa, en alianza con el Instituto Argentino de Gastronomía", se presenta en diálogo con El Diario.
En ese recorrido también aparecen sus padres, Fabián Martínez, oriundo de nuestra ciudad, y Alejandra Silva, quienes acompañaron cada etapa de su formación, desde los primeros cursos hasta las exigencias del oficio.
Pero antes de las aulas, antes del uniforme profesional, estuvo el origen: un restaurante en la costa y una abuela que encendió la mecha. "Mi carrera en gastronomía empezó de muy chico trabajando en el restaurante de mi abuela en San Bernardo, La Costa", recuerda. Esa fue la base afectiva y sensorial de un camino que pronto tomaría vuelo propio.
DE PARK HYATT A BETULAR, LA ESCUELA DEL OFICIO
En 2023, Valentín dio un salto decisivo: ingresó a la pastelería del Palacio Duhau - Park Hyatt Buenos Aires. "Trabajé 1 año y medio formándome en pastelería y chocolatería". Allí, dice, aprendió la técnica real, la precisión, los ritmos de una cocina de hotel, la responsabilidad del detalle. Y llegó el gran desafío: las Pascuas 2024, cuando fue elegido para integrar el equipo que desarrolló la cápsula "Sous la Mer".
"Allí aprendí sobre la escultura en chocolate, la realización de piezas a partir de huevos de Pascua, la confección de lacas para aerografiar, la utilización del aerógrafo y el aerografiado aterciopelado de piezas", enumera. También fue parte de la creación de la vidriera de Duhau Patisserie, donde la pastelería se vuelve espectáculo visual.
El recorrido siguió ascendiendo. En octubre de 2024 llegaría una oportunidad que lo llevaría a otra liga: "Fui convocado para trabajar como chocolatero en Betular Patisserie, donde estoy actualmente, desarrollando en conjunto con una compañera toda la producción de toda la chocolatería".
Allí, de la mano de referentes como Damián Betular, Julia Debicki, Federico Faria y Luciana Germelli, profundizó en técnicas como "formulación de ganaches, elaboración de trufas y bombones de corte, pintado de moldes, confección de figuras de chocolate de manera masiva, elaboración de decoraciones de chocolate y el proceso de desarrollo de una carta de bombonería".
SU LAZO CON BALCARCE
Aunque su vida transcurre entre Caseros y las cocinas más exigentes de la Ciudad de Buenos Aires, hay un lugar que lo ordena emocionalmente: Balcarce.
"Balcarce para mí es un símbolo de familia, de buena comida, de un cariño inmenso", dice con emoción. "Mi familia es balcarceña, mi papá, mis abuelos, mis tías y primos, con quienes me encuentro en todas las fiestas. Es una tradición hermosa arrancar un Año Nuevo en Balcarce, con mi familia paterna, aunque durante el año no pueda verlos tanto".
Y si hay un emblema dulce que define ese vínculo, Valentín lo dice sin dudar: "Debo decir que mi postre favorito siempre va a ser el Balcarce, que me encanta cocinar, pero más comer".
OCHO HORAS, MUCHO CHOCOLATE…. Y UN SUEÑO
El Campeonato Nacional de Pastelería 2024 se disputó los días 29, 30 y 31 de octubre en la Escuela de Pastelería Profesional del Sindicato de Pasteleros, en CABA. Tras una preselección entre seis candidatos "en base a la experiencia y educación previa", llegó el desafío: crear un buffet compuesto por una escultura de chocolate, una torta y un postre al plato.
"Había dos categorías: una para profesionales con más de cuatro años de experiencia y otra para estudiantes".
La prueba era contra el reloj: "Consistió en hacer tres tortas iguales, siete postres iguales y una escultura de chocolate. La torta debía ser una clásica argentina; en mi caso elegí el Leguizamo, reversionada. El postre era libre, pero debía contener helado de dulce de leche. La escultura tenía que ser a partir de un huevo de Pascua y medir como máximo 40 cm de altura".
El tiempo dispuesto para hacerlo todo: 8 horas. La inspiración: un templo dulce de Buenos Aires. "Elegí la Confitería del Molino como temática, un emblemático lugar que tiene una gran historia en la pastelería artesanal argentina, además de ser el lugar donde se creó la torta Leguizamo".
CAMPEÓN NACIONAL
La coronación llegó el 1 de noviembre en la Confitería Las Violetas, otro ícono histórico porteño. "El sábado 1 de noviembre fue la ceremonia de premiación en la Confitería Las Violetas, donde me consagré campeón nacional de pastelería en mi categoría (Estudiantes)".
La descripción que hace del momento lleva la impronta de alguien que sabe lo que cuesta conquistar un logro así, pero también lo que significa ampliarlo hacia un sentido colectivo: "Estoy muy feliz y orgulloso de esta oportunidad y de poder sumar mi grano de arena a la historia de la pastelería artesanal argentina, un recuerdo que me llevo en mi corazón para toda la vida".
FORMACIÓN, TÉCNICA Y OFICIO
Su recorrido combina estudio, práctica, mentores de peso e impulso propio. Comenzó a formarse a los 16 años, en 2020, con cursos virtuales en el Instituto Lycée, aprendiendo desde macarons hasta templado de chocolate. Ya en UADE-IAG, su desempeño lo llevó a ser distinguido con Diploma de Honor, competir en concursos -ganando uno de ellos junto a Pastalinda y Peabody- y participar en experiencias formativas con profesionales de la talla de Osvaldo Gross, Ariel Rodríguez Palacios y el Equipo Pampa, entre otros.
Pero más allá de los logros, lo mueve algo más profundo: el espíritu del oficio, la camaradería, la competencia como impulso y no como destino.
"Además, sé que esta experiencia sería muy enriquecedora para introducirme en la competición profesional e intercambiar experiencias entre colegas", dice. Y resume con madurez lo qué lo llevó a tomar la decisión de competir:
"Desde mi infancia comencé a interiorizarme en la gastronomía gracias a mi abuela… veía a grupos de pasteleros correr contra el tiempo para presentar fantásticas esculturas de chocolate y hielo y me fascinaba la idea de participar. Ese sueño fue diluyéndose, pero siempre estuvo latente". Hasta que una puerta se abrió.
"Luego de la Coupe du Monde 2023, el equipo Pampa visitó mi universidad… ver a profesionales de este calibre despertó una pasión que tenía relegada y quedé a la espera de una oportunidad. Ese momento llegó". Y no solo llegó: lo encontró listo.
UN CAMINO QUE RECIÉN COMIENZA
Con 21 años, Valentín Martínez no solo obtuvo un título nacional: afirmó un camino profesional que combina estudio, oficio y sentido de pertenencia. Entre la alta pastelería porteña y las raíces familiares de Balcarce, su trabajo se sostiene en la técnica, la dedicación y el respeto por la tradición dulce argentina.
El campeonato es un punto de llegada y también de partida. Un reconocimiento al talento joven, al rigor del trabajo diario y a la nueva generación de pasteleros que construyen identidad desde la precisión y la creatividad. En cada elaboración, Valentín no solo representa su crecimiento profesional, sino también el legado gastronómico de una familia y un territorio que lo atravesaron desde el inicio. Hoy, el podio es una confirmación: hay futuro en la pastelería argentina y hay nombres -como el suyo- que ya empezaron a escribirlo.
