Matrimonio vivió una madrugada "de terror"
El reloj marcaba las 2:30 cuando Juan Manuel Echeverría y María Alicia Borgois, que estaban entregados al descanso, sufrieron la inesperada "visita" de dos delincuentes.
El violento episodio ocurrió en la vivienda que el matrimonio ocupa en calles 3 y 26.
Por una puerta trasera, que habría quedado sin la traba de seguridad colocada, y luego de acceder a un patio a través de una casa lindera, es como los peligrosos individuos ingresaron y pudieron doblegar a sus víctimas.
Debido a una reciente intervención quirúrgica a la que fue sometido, Echeverría se encontraba durmiendo solo en una habitación y su mujer en otra.
"Cuando me despierto me encuentro con dos ojos mirándome de un sujeto que tenía su rostro cubierto. Estaba sumamente exaltado. Me decía que me quedara quieta y que le diera el dinero", relató María Alicia, aún conmovida por lo sucedido y tratándose de reponer tras la feroz golpiza recibida por lo que debió ser asistida en el Hospital Municipal Subzonal.
Su rostro era el fiel reflejo de la violencia que ejerció el cobarde individuo en su ataque. También la golpeó en reiteradas oportunidades en la espalda y la arrastró por el piso hasta la pieza en que se hallaba su esposo.
"Pensé que estaba viviendo una pesadilla", afirmó. Pero lamentablemente no fue así. "El asaltante me tapó la boca. Como pude quise pedirle ayuda a mi esposo pero él también estaba amenazado", relató.
El sujeto que enfrentó a la indefensa mujer fue quien se mostró excesivamente agresivo durante la hora que duró el hecho. "No me pegó más porque su cómplice, que estaba con mi marido, trataba de tranquilizarlo", agregó.
El dúo de malvivientes exigió una y otra vez que sus víctimas les entregaran el dinero que tenían guardado en la casa. "Le dimos todos los ahorros -fue una importante suma de dinero cuyo monto evitaron revelar- y no conforme con ello, nos pedían más. Y la verdad era que no había más", subrayó Echeverría a El Diario.
Una vez que obtuvieron su botín, el matrimonio fue inmovilizado con ataduras y los delincuentes, uno de los cuales tenía un arma blanca, escaparon por la puerta de acceso principal de la casa.
PEDIDO DE AYUDA
El matrimonio, minutos más tarde, pudo liberarse de las ataduras y pedir ayuda a un nieto que vive en una casa lindera, que fue quien dio aviso a la Policía. "El personal de la Estación de Policía Comunal se portó muy bien con nosotros al igual que quienes atendieron a mi esposa en la guardia del centro asis-tencial", comentó Echeverría quien, todavía conmovido por el hecho, aseguró: "Fue una sorpresa mayúscula; nunca imaginé vivir una situación así".