Matechungo…una historia de amor y amistad
Durante 35 años viví con mi novia -luego esposa- una historia de amor increíble. Fuimos adolescentes, compartimos noches de estudio, de enfermedades y viajes; también el embarazo, nacimiento y luego la crianza de nuestra hija.
Siempre, cada mañana, cada tarde, cada noche, en las madrugadas, en los desvelos, en los largos viajes, con los amigos y con la familia, siempre estuvo el mate.
Luego de tantos años se hizo una necesidad y una costumbre tomar mate con ella. Los tiempos iban cambiando, pasamos cosas difíciles, la vida se puso brava y el amor sostuvo todo.
Cuando ella, mi compañera durante más de tres décadas, fallece, la soledad más grande la sentí esas mañanas sin su compañía en el mate. Se hacían largas las horas tomando mate solo.
Durante esas largas horas sin ella, mirando un mate nuevo que me habían regalado, se me ocurrió la idea de hacer un mate como souvenir para mi cumpleaños. Todavía faltaban seis meses y lo pensé como un modo de hacer que ella estuviera un poco ahí también; que cada uno de mis amigos, cada vez que tomara mate, sintiera un pequeño abrazo.
Una amiga, con la cual charlábamos de estas cosas de la vida, me dijo: «Chungo, todo está en el mate», refiriéndose no sólo al envase de la infusión sino a los recuerdos, los amores, las sensaciones, los olores; todo, los proyectos, las esperanzas, los olvidos, las cuentas y todo lo que se te ocurra está en el mate.
Lo pensé y diseñé el primer Matechungo. Pensé en el material, la practicidad y el tamaño; después le enchufé la frase «Todo está en el mate», y le agregué el motivo «Chungo 55».
Otra amiga, que ha contribuído a que siga vivo, que me acompañó y acompaña en grandes mateadas, me dio la idea de la bombilla, que estuvo sólo en esa edición, y me recomendó a la persona que lo fabrica.
Llegó el cumple y se repartieron los primeros 50 mates. Empezaron las fotos y la idea creció. Incluso me empezaron a pedir mates los que no habían asistido al festejo. Allí se terminó de gestar Matechungo. Me cerró todo: «voy a hacer estos mates que se van a regalar a los afectos, amigos y conocidos que han tenido algo que ver con mi vida, a los que me tienen entre sus personas favoritas.»
Empezamos con una serie negra, otra roja, otra verde, y otra nueva donde ya se leía Matechungo. Cada persona se ha sacado una foto, me la ha enviado y me ha agradecido. Otros me han regalado vinos, alfajores, macetas, de todo… pero por sobre todo, me han regalado TIEMPO. Y eso es el mate. Y eso es la vida.
Así el mate, mi mate, con mi hija, con mis nietos, con mis amigos, con los que no lo eran y ahora lo son, con ella que me trajo paz, con los compañeros de trabajo, con todos, me ha ayudado a acrecentar los momentos felices.
Y por Matechungo se han conocido personas, se han encontrado en playas y sierras con matechungos personas que no se habían visto en la vida; se han reecontrado otras, extendiendo la comunidad. Ya tenemos, incluso, nuestro grupo en Facebook y pronto estaremos en Instagram y tendremos nuestra página.
Vos podés regalar un matechungo a un afecto, con amor.