Marcelo Remollino y el recuerdo de Alberto "El Chupa" Martinotti: "su felicidad era la música"
Durante más de medio siglo la música, más precisamente el rock, fue su gran pasión.
Un extraño fervor surgía desde sus entrañas ante los primeros acordes de la música y a partir de ese momento Alberto Martinotti se transformaba para desde el escenario, fuere donde fuere, desplegar un show en el que volcaba todas sus energías.
Siempre soñó con morir sobre un escenario, el destino quiso que no fuera así. Murió solo, en su casa, en silencio, sin los aplausos, las luces y la música con que soñaba para su despedida.
Pero su partida fue un duro golpe para muchos de sus fieles seguidores y para todos los que lo conocían.
El dolor más grande fue, seguramente, para los músicos que lo acompañaron en los últimos años conociendo de cerca sus diferentes facetas, la artística sobre el escenario y de cara al público y la de ese ser tímido, callado y bonachón que tenía centrada su mirada en solo dos puntos: sus hijas y la música.
Marcelo Remollino fue uno de sus compañeros de andanzas sobre las tablas y uno de sus grandes amigos fuera de ellas.
Superado el shock inicial de la imprevista partida de "El Chupa", en diálogo con El Diario lo recordó descubriendo la otra faceta de Alberto, la realidad de su vida detrás de escena.
"Es muy triste que hay ocurrido esto justo ahora en que Alberto estaba en una etapa de plena actividad, con una gran demanda de presentaciones en Balcarce y la zona" sostuvo, recordando que desde sus comienzos en la música, hace 30 años trabajó acompañándolo hasta desde hace una década convertirse en el baterista fijo.
LA OTRA CARA DEL SHOWMAN
Al desnudar la faceta humana de "La Leyenda", lo definió como "una persona muy sensible, una de las personas que más sentía la música a punto tal de que muchas veces al subir al escenario se desbordaba de emoción". Era además muy respetuoso".
"Llegar a transitar el camino de la música durante 52 años y llegar a los 70 años con la energía que tenía no es algo común" comentó añadiendo que el trabajo que venía haciendo durante los últimos años era "más serio" ayudado por el "freno" que le imponían sus músicos.
"Con él se fue un pedazo grande de la historia del rock en Balcarce" dijo Marcelo recordando que una de las mayores satisfacciones que tuvo Alberto fue el homenaje que meses atrás le tributó el Ejecutivo en Cultura, aunque partió sin poder cumplir su gran sueño que fue el tocar en el escenario mayor del Cerro durante la Fiesta del Automovilismo.
Marcelo Remollino no habló de la vida personal de Alberto pero sí dijo que "su felicidad era la música. "El disfrutaba tanto de un ensayo como de una presentación ante el público. Tuvo muchas carencias durante su vida pero la música fue siempre su tabla salvavidas a la que se aferraba".
"La leyenda del Rock and Roll" es desde el martes…leyenda…
Fue a lo largo de su vida tan aplaudido como cuestionado, pero en definitiva vivió como afirmara Frank Sinatra "a su manera".
LA GUITARRA DE ROQUEL
Entre las muchas anécdotas que Marcelo recuerda de su amigo rescató una historia que "pinta de cuerpo entero" lo que fue "La Leyenda".
En una oportunidad, allá por los 70, Alberto participó de un concurso en la Capital y cantó después de Roque Narvaja (quien obviamente ganó el certamen) con quien trabó cierta amistad recibiendo de regalo la guitarra del artista.
Años después se encontraron cuando Narvaja vino a Balacarce y le preguntó si siempre conservaba la guitarra. Martinotti sin dudarlo le dijo que "por supuesto" aunque nunca pudo confesarle que hacia tiempo la había vendido para poder comer…
El recuerdo de Daniel Burgos
A ambos los unía la pasión por la música. Para Daniel Burgos, Alberto Martinotti era un referente por todo lo que significada arriba y abajo del escenario.
"Lo conocía desde que tengo uso de razón", expresó Daniel, profundamente consternado por el repentino deceso de su amigo, a quien despidió emocionado. "Fue una gran persona y un gran músico. Es una gran pérdida para la comunidad y en especial para los que compartíamos, como él, el gusto por la música".
El talentoso guitarrista, que compartió en innumerables ocasiones el escenario con "La leyenda", admitió que "cuando tocaba con él, transmitía una pasión y sentimientos que muy pocos artistas lo consiguen. Por eso estoy muy triste".
La muerte de Martinotti ocurre en momentos en que había retomado la labor artística con intensidad. De hecho tenía programado un par de shows para esta semana.
Burgos, con buen criterio, afirmó que Alberto "ahora es leyenda, realmente. Fueron muchos años los que compartió con la música".
Por último, sin ocultar su tristeza por el lamentable desenlace, el músico subrayó que "fue recontra feliz con el homenaje que se le tributó en febrero pasado" aunque estaba sufriendo "por sus hijas, lo cual lo afectó y lo desgastó mucho".