Las etiquetas son para los precios, no para las personas
La EEPA Nº 702 impulsa un proyecto educativo y comunitario que busca visibilizar el impacto de los prejuicios y promover una sociedad más empática e inclusiva. La iniciativa nació en el aula y ya se proyecta a otros espacios educativos y sociales de Balcarce.
UN MENSAJE DE RESPETO E INCLUSIÓN QUE CRECE DESDE EL AULA
Desde la Escuela de Educación Primaria para Adultos N.º 702 se viene desarrollando un proyecto que invita a reflexionar sobre el peso de las etiquetas sociales y el valor de mirar al otro sin prejuicios. Bajo el lema "Las etiquetas son para los precios, no para las personas", la iniciativa propone construir una mirada más humana, empática y respetuosa, que valore a cada persona por lo que es y no por los rótulos que muchas veces impone la sociedad.
El proyecto nació del diálogo cotidiano en el aula, de las experiencias personales compartidas por estudiantes y docentes, y del deseo colectivo de promover una comunidad más justa e inclusiva. En ese marco, surgió la necesidad de visibilizar cómo las etiquetas sociales -basadas en la apariencia, el género, la situación económica, la religión u otras condiciones- pueden herir, excluir y limitar el desarrollo individual y colectivo.
INVESTIGACIÓN Y REFLEXIÓN DESDE LA EXPERIENCIA
Como parte del proceso, la comunidad educativa llevó adelante una investigación a través de encuestas anónimas, en formato papel y digital, bajo el título "El impacto de las etiquetas sociales". Los resultados fueron contundentes: una amplia mayoría de los participantes reconoció haber sido etiquetado alguna vez, y muchas de esas experiencias dejaron huellas profundas. Las respuestas señalaron que estas etiquetas inciden directamente en el trato recibido, generan inseguridad, modifican conductas y afectan la autoestima.
Los prejuicios más frecuentes, según arrojaron los datos, están vinculados con la apariencia física, el nivel socioeconómico, el género y el origen cultural. Estos resultados no solo confirmaron la hipótesis inicial, sino que sirvieron como punto de partida para una reflexión más profunda y enriquecedora dentro del aula.
DEL AULA A LA COMUNIDAD
Antes de salir a compartir el proyecto con otros espacios, se realizaron múltiples actividades de reflexión y producción en la EEPA N.º 702. Estas instancias no solo consolidaron el compromiso del alumnado, sino que fortalecieron los vínculos y afianzaron el sentido de pertenencia con una propuesta que apunta a la transformación cultural desde la educación.
Docentes y profesionales acompañaron este proceso, que luego se amplió a otros ámbitos con entusiasmo y convicción. A partir de allí, el mensaje de inclusión comenzó a circular por distintos escenarios comunitarios.
ACCIONES Y ARTICULACIONES
Entre las acciones desarrolladas, se destaca la intervención realizada en la Fiesta Nacional del Postre, donde los estudiantes compartieron el proyecto con el público, generando un espacio de diálogo abierto en torno al respeto y la inclusión.
También se diseñaron carteles y afiches con frases significativas creadas por los propios alumnos y alumnas, y se llevaron a cabo talleres en el aula donde se compartieron ideas, vivencias y propuestas para construir una convivencia más justa.
La propuesta se articuló con escuelas primarias y secundarias, donde se compartieron talleres con estudiantes de diferentes edades, propiciando un valioso intercambio generacional. Asimismo, se trabajó junto al Programa Envión y otros espacios comunitarios, ampliando el alcance de la campaña.
Otra instancia destacada fue la participación en la Feria Distrital de Educación, Artes, Ciencias y Tecnología, donde el proyecto representó con orgullo a la escuela. Allí, la propuesta fue seleccionada para participar en la etapa regional, lo que representa un reconocimiento al compromiso y al trabajo sostenido.
EDUCAR PARA TRANSFORMAR
Cada paso dado ha sido una oportunidad para abrir el diálogo, escuchar al otro y sembrar respeto. La comunidad educativa de la EEPA N.º 702 reafirma que la educación es una herramienta poderosa para transformar miradas, romper prejuicios y construir vínculos más humanos.
Por eso, el trabajo continúa, sumando nuevas acciones y multiplicando voces. Porque detrás de cada etiqueta hay una historia que merece ser escuchada. Porque nadie debería ser definido por un estereotipo. Porque las etiquetas son para los precios, no para las personas.